21 - DE
ENERO – SÁBADO –
2ª
SEMANA DEL T. O. – A
SANTA INES,
virgen y mártir
Lectura de la
carta a los Hebreos (9,2-3.11-14):
HERMANOS:
Se instaló
una primera tienda, llamada «el Santo», donde estaban el candelabro y la mesa
de los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada
«Santo de los Santos».
En cambio,
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es
más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este
mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos, ni de
becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para
siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de
toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos,
devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en
virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha,
podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto
al Dios vivo!
Palabra de Dios
Salmo:
46,2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende
entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
V/. Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
V/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro rey, tocad. R/.
V/. Porque el Señor es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono
sagrado. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (3,20-21):
EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó
tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a
llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor
1. La
popularidad de Jesús iba en aumento de día en día. De forma que él y los
que le acompañaban habitualmente se veían literalmente invadidos en su casa y
en su tiempo, de la mañana a la noche. La gente no les dejaba ni tiempo para
comer. Los que acudían en busca de Jesús eran los que se denominaban el óchlos,
grupo al que pertenecían los últimos, los ignorantes, los de más baja condición
social, económica y cultural. Por lo demás, una cantidad tan enorme de gente no
podían ser los ricos y los potentados, ya que de esa alta condición había muy
pocas en Galilea.
2. La
"gente bien", los que tienen de todo, no suelen necesitar a Jesús
nada más que cuando quieren tranquilizar sus conciencias; o si tienen
problemas de salud, de
dinero, de familia... Personas generosas hay en todas partes. Pero los últimos
conectan espontáneamente con la mentalidad evangélica.
3. La
familia de Jesús, no solo no estaba de acuerdo con lo que él hacía y con la
vida que llevaba, sino que además lo tenía por un loco. Seguramente se avergonzaban de él. Era una familia
religiosa de toda la vida y bien considerada en el pueblo. Nadie en
aquella familia había dado que hablar. Y Jesús se portaba de manera que los "hombres
de orden" (fariseos) andaban diciendo que había que acabar con él.
Es lógico que
los parientes pensaran que Jesús no estaba en sus cabales. Y sabemos que la
expresión que usa aquí el relato de Marcos (hoi par'auton, "aquellos de al
lado de él") indica claramente sus parientes (Prov 31, 21; Dan 13, 33;
Josefo, Ant.1, 193).
Es duro para
cualquiera darse cuenta de que la familia piensa así de uno. Jesús pasó por
esta experiencia, como se relata cuando fue a su pueblo, Nazaret (Mc 6, 1-6) o
cuando se dirigía a Jerusalén (Jn 7, 1-5).
Fue una joven romana que murió mártir,
rubricando con su sangre el don de la virginidad, en Roma, en la segunda mitad
del siglo III o, más probablemente, a principios del IV.
El papa Dámaso honró su sepulcro con un
poema, y muchos Padres de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron
alabanzas.
Considerada en la
Iglesia como patrona de la pureza, es una de las más populares santas
cristianas, y su nombre está incluido en el canon de la misa. Debido a sus
riquezas y hermosura, la santa –a la edad de trece años- fue pretendida por
varios jóvenes de las principales familias romanas; sin embargo, la joven había
consagrado su virginidad al Señor Jesús.
Ante esta
negativa, sus pretendientes la denunciaron como cristiana al gobernador, quien
utilizó halagos y amenazas para persuadirla, pero todo fue en vano, pues Inés
se mantuvo firme en su decisión. Al ver esto, el gobernador la envió a una casa
de prostitución, donde acudieron muchos jóvenes licenciosos pero que no se
atrevieron a acercársele, pues se llenaron de terror y espanto al ser
observados por la santa. El gobernador enfurecido la condenó a ser decapitada.
El cuerpo de la santa fue sepultado a corta distancia de Roma, junto a la Vía
Nomentana.
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