jueves, 12 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 14 - DE ENERO – SÁBADO – 1ª SEMANA DEL T. O. – A San Félix de Nola

 

 


14 - DE ENERO – SÁBADO –

1ª SEMANA DEL T. O. – A  

San Félix de Nola

 

     Lectura de la carta a los Hebreos (4,12-16):

 

HERMANOS:

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.

     Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado.

     Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 18.8.9.10.15

 

R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

 

V/. La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel

e instruye a los ignorantes. R/.

 

V/. Los mandatos del Señor son rectos

y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida

y da luz a los ojos. R/.

 

V/. El temor del Señor es puro

y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos

y enteramente justos. R/.

 

V/. Que te agraden las palabras de mi boca,

y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,

Señor, Roca mía, Redentor mío. R/.

 

  Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,13-17):

 

EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.

Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:

«Sígueme».

Se levantó y lo siguió.

Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían.

Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»

Jesús lo oyó y les dijo:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he ven do a llamar a justos, sino a pecadores».

 

Palabra del Señor.

 

1.  Muchos cristianos no han pensado suficientemente en un hecho, que se menciona en los evangelios, y que resulta sencillamente asombroso. Se trata de las comidas de Jesús con gentes de mala fama, de pésima reputación y de muy baja categoría en todos los aspectos de la vida. En las sociedades actuales hay muchas maneras de expresar el máximo reconocimiento hacia una persona y la posición social que ocupa. En la Antigüedad, el acto central de la vida social, y del reconocimiento humano, era el banquete (Simposio). Incluso el sitio que cada comensal ocupaba en la mesa era un criterio determinante de la importancia que se le otorgaba a la persona. Además, téngase en cuenta que el Simposio o Banquete no se reducía al hecho biológico de "comer", sino que era sobre todo el acto social de "compartir la misma comida".

La cuestión capital no era la "comida", sino la "comensalía". Así lo explicaron los grandes escritores que analizaron este asunto. Cf. El Banquete de Platón, el de Jenofonte, etc. (Dennis E. Smith).

 

2.  Así las cosas, lo más llamativo es que los relatos de "comidas compartidas", que más destacan los evangelios, son las celebraciones de "comensalía" de Jesús con "publicanos", "pecadores" y "pobres".

El capítulo 15 de Lucas es elocuente hasta el límite: todo termina con un gran "Simposio" de fiesta con el pecador extraviado. Y esto, como respuesta a la acusación de que Jesús "comía con publicanos y pecadores" (Lc 15, 1-2).

 

3.  Hace cerca de 50 años, se publicó en Alemania un libro que, después de tanto tiempo, se sigue editando. Lo que indica que a la gente le interesa. En todo caso, se trata de un auténtico "Bestseller" sobre la verdadera humanidad de Jesús. Su autor, Adolf Holl, un sacerdote austriaco, suspendido por Roma para ejercer el ministerio, hace no pocas afirmaciones exageradas e inadmisibles para la ortodoxia católica. Pero tuvo la libertad y el atrevimiento de destacar una cuestión esencial, a saber: cómo Jesús rompió con el modelo de sociedad en que nació. Y eso fue determinante para abrir nuevos horizontes a "otra cultura". Jesús vivió con "malas compañías" (Jesus in schlechter Gesellschaft): comer y beber con los excluidos de la sociedad es afirmar que tenemos que vivir la religiosidad desde un modelo distinto. Que no es el modelo de la degeneración, sino el de la regeneración en la unión y el amor con todos los seres humanos.

 

San Félix de Nola

 

 

En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).

 

Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.

Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.

Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.

No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.

Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.

Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.

Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.

Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.

 

https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felix_de_Nola.htm

 

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