lunes, 30 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 - DE FEBRERO – MIERCOLES – 4ª SEMANA DEL T. O. – A - Santa Brígida de Irlanda

 

 


1 - DE FEBRERO – MIERCOLES –

4ª SEMANA DEL T. O. – A  

Santa Brígida de Irlanda

 

     Lectura de la carta a los Hebreos 12, 4-7. 11-15

Hermanos: Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:

«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».

Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero, luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.

 

Palabra de Dios.

 

      SALMO RESPONSORIAL 102, 1-2. 13-14. 17-18a

 

      R. La misericordia del Señor dura por siempre, para aquellos que lo temen.

 

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios. R.

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles;

porque él conoce nuestra masa,

se acuerda de que somos barro. R.

   La misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre,

para aquellos que lo temen;

su justicia pasa de hijos a nietos:

para los que guardan la alianza. R.

 

      Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 1-6

 

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

«¿De dónde saca todo eso?

¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada?

¿Y esos milagros que realizan sus manos?

¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?

Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

Y se escandalizaban a cuenta de él.

Les decía:

«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

 

Palabra del Señor.

 

1.   Es evidente que las relaciones de Jesús con sus familiares, parientes y vecinos no fueron buenas.  Los nazarenos vivían una religiosidad quizá fanática y, sin duda, nacionalista, que no estaba de acuerdo con las enseñanzas de Jesús.

Según Lc 4, 28-29, los nazarenos quisieron matar a Jesús. Y aquí, no solo dudan de él, de su sabiduría y de su calidad, sino que incluso "lo desprecian". Y, por supuesto, no creían en él; o sea, no se fiaron de él.

Ya antes, el mismo Marcos nos dijo que los parientes de Jesús pensaban que había perdido la cabeza (Mc 3, 21).

 

2. ¿Por qué ocurrió esto?

El anuncio comercial de una marca de perfume masculino dice que "en las distancias cortas se la juega el hombre".  Este criterio es muy antiguo. Ya Plutarco decía: "las personas más sabias son poco estimadas en sus propias ciudades de origen" (De Exilio, 604D). Y Jesús dijo en Nazaret: "solo en su patria desprecian (atimos) a un profeta".

Los vecinos de su pueblo sabían que Jesús, ni por familia, ni por estudios, ni por oficio, tenía formación.  Y todo eso les induce a sospechar que incluso las curaciones que hacía eran actos mágicos o satánicos (Joel Marcus, J. R Meier).

 

3.  Aquí hay que preguntarse:  - ¿Apreciamos a las personas porque son "selectos"? - ¿O las apreciamos porque son "los últimos" y los "nadies"? 

Estamos tan deformados, que valoramos más la categoría social que la honradez ética.

El caso de Jesús es patente: nació en un establo y murió en un patíbulo de esclavos. En vista de eso, hemos convertido la Navidad y la Semana Santa en grandes fiestas de lujo y consumo.  Y hemos aparcado la ejemplaridad revolucionaria del pesebre y la cruz, para que los utópicos de cada tiempo hagan cosas que a las "personas respetables" les avergüenzan.

 

Santa Brígida de Irlanda


 

Vida de Santa Brígida de Irlanda

Patrona de Irlanda junto con San Patricio y Santa Columba.

Parece una contradicción, pero a pesar de su gran fama que la hace pasar por la santa más conocida de Irlanda y de estar unidos a su figura gran cantidad de elementos festivos y folclóricos se conocen muy pocos hechos históricos sobre su vida.

Fue Cogitosus que vivió del 620 al 680 su primer biógrafo, pero -lastimosamente- poco escribe acerca de la vida terrena de la santa; su escrito se pierde en descripciones sociales y religiosas en torno al monasterio de Kindale, probablemente mixto y con jurisdicción quasi-episcopal, fundado por Brígida.

También existen himnos y poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que en sí mismos testimonian el culto que se tributaba a la santa irlandesa.

Un poco más adelante, el obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX, escribe su vida en verso y este debió ser el vehículo de la rápida difusión de su culto por Europa.

Pero de esta carencia de datos que impiden el diseño de un perfil hagiográfico completo; la religiosidad popular y el calor de las gentes por su santa ha suplido con creces la grandeza de su vida fiel al Evangelio y entregada a su vocación religiosa.

Del hecho de pertenecer Brígida a una tribu inferior en su tiempo, concretamente la de Forthairt, la fantasía la hace nacer del fruto de la unión -extraña al matrimonio- de su padre, Duptaco, con una bellísima esclava, con todos los problemas que esto produce en el entorno familiar legítimo, desde el disgusto de la esposa hasta la proposición de su venta. Claro que de esto se sacará la noble lección de que Dios puede tener planes insospechados para los espúreos inculpables que pueden llegar a las cimas más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de bien para la gente.

Heredada la extrahermosura de su madre, para no ser ocasión de pecado y no ser ya más pedida en matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué quiere la hermosura quien sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en religión. Derrama lágrimas abundantes y son escuchados sus ruegos con un reventón del ojo; por este favor da gracias a Dios que luego le devuelve todo su esplendor. La lección está clara: quien posee al Amor desprecia lo que a tantas vuelve locas y vanas para alcanzar un amor.

También los pobres están presentes en el relato; no podría concebirse santidad sin caridad. Y ahora es la vaca su cómplice; nunca se secaron las ubres, una y otra vez ordeñadas por Brígida, cuando había que remediar a un menesteroso. La vaca ha quedado presente, como emblema, en las representaciones pictóricas de los artistas, junto a la imagen de la santa.

Y aún hay más; sí, son inagotables los relatos de bondades. Se habla de leprosos curados y de monjas tibias descubiertas; la muda Doria comienza a hablar y termina sus días como religiosa en el convento; frustra asesinatos; da vista a ciegos y... como expresión del estilo de un pueblo ¡convierte el agua de su baño en cerveza para apagar la sed!

Los himnos, versos, poemas y canciones populares -con sencillez y regocijo- muestran el calor de un pueblo por su santa y dice con sus leyes lo que las de la crítica histórica ni puede ni debe decir.

 

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