miércoles, 25 de enero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 - DE ENERO – VIERNES – 3ª SEMANA DEL T. O. – A STª ANGELA DE MERICI

 

 


27 - DE ENERO – VIERNES –

3ª SEMANA DEL T. O. – A

STª  ANGELA  DE  MERICI

 

Lectura de la carta a los Hebreos (10,32-39):

 

HERMANOS:

Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así.

Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes.

No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.

«Un poquito de tiempo todavía y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá por la fe, pero si se arredra le retiraré mi favor».

Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 36,3-4.5-6.23-24.39-40

 

R/. El Señor es quien salva a los justos

 

V/. Confía en el Señor y haz el bien:

habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;

sea el Señor tu delicia,

y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

 

V/. Encomienda tu camino al Señor,

confía en él, y él actuará:

hará tu justicia como el amanecer,

tu derecho como el mediodía. R/.

 

V/. El Señor asegura los pasos del hombre,

se complace en sus caminos;

si tropieza, no caerá,

porque el Señor lo tiene de la mano. R/.

 

V/. El Señor es quien salva a los justos,

él es su alcázar en el peligro;

el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados

y los salva porque se acogen a él. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,26-34

 

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:

«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.

La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano.

Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Dijo también:

«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?

¿Qué parábola usaremos?

Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender.

Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

 

Palabra del Señor.

 

       1.  Jesús presenta aquí el Reino de Dios utilizando dos parábolas: la de la semilla automática y la de la pequeñez. Así, Jesús nos enseña dos cosas importantes:

 

    1) El Reino de Dios crece por sí solo y aunque nosotros ni nos demos cuenta de tal crecimiento.

 

    2) El Reino de Dios, en todo caso y como realidad atribuible a Dios, es y será siempre algo muy pequeño, que pasará quizá inadvertido y, en todo caso, será una cosa insignificante.

 

    2.  Estas dos parábolas nos ayudan a superar todos los pesimismos y desalientos. Con frecuencia, pensamos que el asunto del Reino de Dios está en crisis, sufre un declive y ya no interesa a nadie. Este tipo de catastrofismo es propio de personas o grupos que identifican el Reino de Dios con el triunfo de la religión. Pero Jesús no lo presentó así.

    El Evangelio relaciona el Reino de Dios con la curación de enfermos y el alivio de penas y sufrimientos (Mt 4, 23-24) y con la expulsión de demonios (Mt 12, 28).

   El crecimiento del Reino no es el crecimiento de la religiosidad, sino el crecimiento de la felicidad, dignidad y libertad de las personas.

 

    3.  Si le damos la razón al Evangelio -y no a los fanáticos de la religión-, tenemos motivos para el optimismo cristiano. El ejemplo más claro es la creciente preocupación por las víctimas. En este sentido, estamos asistiendo a un "gran estreno antropológico" (R. Girard).

Nuestra sociedad ha abolido primero la esclavitud y después la servidumbre. A continuación, ha llegado la protección de la infancia, la promoción y liberación de la mujer, el cuidado de los ancianos, los extranjeros, la lucha contra la miseria y el hambre, los derechos humanos. Nuestro mundo no ha inventado la compasión, pero sí la ha universalizado. Y nos hemos convencido de que el poder de transformación más eficaz no es la violencia revolucionaria, sino la moderna preocupación por víctimas. Se ha puesto en marcha un proceso que ya es imparable. Lo importante ahora es acelerarlo. El dolor que nos queda es que vemos que todavía el problema de la codicia (por el dinero y la riqueza) sigue teniendo más fuerza que el sufrimiento de los refugiados, que huyen de la violencia, de la muerte y del dolor insoportable.

 

STª  ANGELA  DE  MERICI


1474 – 1540

Nació alrededor del año 1470 en Desenzano, región de Venecia. Tomó el hábito de la tercera Orden franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica de la caridad y en la promoción cultural. En el año 1535 fundó en Brescia una sociedad de mujeres, bajo la advocación de santa Úrsula, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres. Murió en 1540.

Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa "Mensaje de Dios".

Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.

Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.

Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.

Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente, pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.

Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.

Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).

Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.

Angela era de baja estatura, pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su trato.

En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas educadoras".

La gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.

La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.

Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió: "Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle cuenta a Dios".

Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo".

Que estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.

 

 

 

 

 

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