miércoles, 8 de noviembre de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 DE NOVIEMBRE – VIERNES – 31 – SEMANA DE T.O. – A – San León Magno papa

 


 

10 DE NOVIEMBRE – VIERNES

– 31 – SEMANA DE T.O. – A –

San León Magno papa

 

     Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (15,14-21):

 

Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces propasándome un poco.

Me da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con los gentiles: mi acción sacra consiste en anunciar la buena noticia de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, agrade a Dios.

Como cristiano, pongo mi orgullo en lo que a Dios se refiere. Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi medio para que los gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones, con la fuerza de señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu Santo. Tanto, que, en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he dejado todo lleno del Evangelio de Cristo.

Eso sí, para mí es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: «Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído hablar comprenderán.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 97

 

R/. El Señor revela a las naciones su salvación.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo

porque ha hecho maravillas:

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.

 

El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.

 

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.

 

   Lectura del santo Evangelio según san Lucas (16,1-8):

 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

«Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo:

"¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador."

Entonces el administrador se puso a pensar:

"¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan."

Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó:

"¿Cuánto le debes a mi amo?"

El hombre respondió:

"Cien barriles de aceite."

El administrador le dijo:

"Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta."

Luego preguntó al siguiente:

"Y tú, ¿cuánto debes?"

Éste respondió:

"Cien sacos de trigo."

El administrador le dijo:

"Toma tu recibo y haz otro por ochenta."

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz».

 

Palabra del Señor

 

1.  ¿Se puede poner como ejemplo a un canalla que roba a su amo y luego, además, lo engaña? 

Es decir, un indeseable que roba por dos veces.   

- ¿Qué felicitación puede merecer un tipo así?  

- ¿Es que no habría otro ejemplo para ponderar que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz?

- ¿Qué lectura hay que hacer de todo esto para que tenga algún sentido?

 

2.   Como es lógico, Jesús no elogia el robo y la mentira. Ni siquiera para poner tales vicios como ejemplos de astucia. Los entendidos en la interpretación de las parábolas han dado, en este caso, las más diversas explicaciones, sin llegar a un acuerdo común.   Se ha pensado que la explicación más plausible es la que toma como clave de interpretación, no la tramposa conducta del administrador, sino los criterios que rigen el pensamiento del rico. Y es así. Pero esto necesita una cuidadosa aclaración.

Estamos de acuerdo en que el administrador, tal como lo presenta el relato, era un sinvergüenza sin escrúpulos. Y eso lo entiende cualquiera. Pero más sinvergüenza era el rico, que no solo había acumulado una fortuna, en un país donde la mayoría de la población se moría de hambre, sino que además era un tipo que valoraba sumamente el negocio (incluso sucio) y la ganancia. Y no contento con eso, además elogiaba al canalla que le ha robado.

Para el rico, lo único que tiene valor en la vida es ganar, aunque eso se haga con trampas, falsificando documentos y mintiendo a todas horas.

 

3.  La riqueza -hoy diríamos el sistema capitalista puro y duro- pervierte a las personas.  Y cuando el beneficio es lo único que interesa en la vida, todo se descompone y huele a podrido. Es lo peor que el sistema capitalista ha hecho con todos nosotros. 

La canallada del sistema ha llegado a tal extremo, que los que más roban son los que más votos ganan cuando llegan unas elecciones.

En el fondo, todos estamos elogiando al administrador injusto. Esta manera de pensar es la que nos ha hundido en la crisis. Porque es la manera de pensar de la burbuja inmobiliaria, de los banqueros que han facilitado la compra de viviendas, de quienes las han vendido y de quienes las han comprado, de los gobernantes que han permitido semejante sistema económico, que ha destrozado el ambiente, las costas, los montes y las playas.

El sistema que ha llevado a tantos millones de españoles (sobre todo a los jóvenes) al paro. Y el sistema que alimenta la voracidad de los mercados y los mercaderes, con el silencio cómplice de quienes no se debían haber callado, conociendo el desastre en el que todos nos hemos hundido.

 Y nuestros obispos (y quienes les aconsejan) calladitos, para no poner en peligro los privilegios que la Iglesia obtiene del sistema vigente.

¡Qué vergüenza!

 

San León Magno papa

 


Papa y Doctor de la Iglesia

 

Nació en la Toscana, y en el año 440 fue elevado a la cátedra de Pedro, ejerciendo su cargo como un verdadero pastor y padre de las almas. Trabajó intensamente por la integridad de la fe, defendió con ardor la unidad de la Iglesia, hizo lo posible por evitar o mitigar las incursiones de los bárbaros, obras que le valieron con toda justicia el apelativo de Magno.

Su doctrina clara y profunda nos ha llegado en decenas de homilías que siguen el año litúrgico.

Convocó el Concilio de Calcedonia en 451, donde se definió la doble naturaleza humana y divina de Cristo en una única persona.

Murió en el año 461.

 

Martirologio Romano: Memoria de san León I, papa, doctor de la Iglesia, que, nacido en Etruria, primero fue diácono diligente en la Urbe y después, elevado a la cátedra de Pedro, mereció con todo derecho ser llamado “Magno”, tanto por apacentar a su grey con una exquisita y prudente predicación como por mantener la doctrina ortodoxa sobre la encarnación de Dios, valientemente afirmada por los legados del Concilio Ecuménico de Calcedonia, hasta que descansó en el Señor en Roma, donde en este día tuvo lugar su sepultura en San Pedro del Vaticano (461).

 

Etimología: León = Aquel hombre audaz, imperioso y valiente, es de origen latino

 

Breve Biografía

 

El Papa León, que nació en Toscana a fines del siglo IV, es recordado en los textos de historia por el prestigio moral y político que demostró ante la amenaza de los Hunos de Atila (a los que logró detener sobre el puente Mincio) y de los Vándalos de Genserico (cuya ferocidad mitigó en el saqueo de Roma del 455). Elevado al solio pontificio en el 440, en sus 21 años de pontificado (murió el 10 de noviembre del 461) llevó a cabo la unidad de toda la Iglesia alrededor de la sede petrina, impidiendo usurpaciones de jurisdicción, arrancando de raíz los abusos de poder, frenando las ambiciones del patriarcado constantinopolitano y del vicariato de Arles.

Desafortunadamente, no existen muchas noticias biográficas de él. Al Papa León no le gustaba hablar mucho de sí en sus escritos. Tenía una idea elevadísima de su función: sabía que encarnaba la dignidad, el poder y la solicitud de Pedro, jefe de los apóstoles. Pero su posición de autoridad y la fama de rigidez y hieratismo no le impedían comunicar el calor humano y el entusiasmo de un hombre de Dios, que se notan por los 96 Sermones y por las 173 cartas que han llegado hasta nosotros. Sobre todo, las homilías nos muestran al Papa, uno de los más grandes de la historia de la Iglesia, paternalmente dedicado al bien espiritual de sus hijos, a los que les habla en lenguaje sencillo, traduciendo su pensamiento en fórmulas sobrias y eficaces para la práctica de la vida cristiana.

Sus cartas, por el estilo culto, demuestran su rica personalidad. De espíritu comprensivo y previsor, se destacó también por su impulso doctrinal, participando activamente en la elaboración dogmática del grave problema teológico tratado en el concilio ecuménico de Calcedonia, pedido por el emperador de Oriente para condenar la herejía del monofisismo.

Su famosa Epístola dogmática ad Flavianum, leída por los delegados romanos que presidían la asamblea, presentó el sentido y también las fórmulas de la definición conciliar, creando así una efectiva unidad y solidaridad con la sede de Roma. León fue el primer Papa que recibió de la posteridad el epíteto de “magno”, grande, no sólo por las cualidades literarias y la firmeza con la que mantuvo en vida al decadente imperio de Occidente, sino por la solidez doctrinal que demuestra en sus cartas, en sus sermones y en las oraciones litúrgicas de la época en donde se ven evidentes su sobriedad y precisión características.

Murió el año 461.

 

Fuente: Un santo para cada día Ediciones San Pablo

 

 

 

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