11 DE NOVIEMBRE
– SÁBADO
– 31 –
SEMANA DE T.O. – A –
SAN MARTIN DE TOUR
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (16,3-9.16.22-27):
Saludos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra de Cristo Jesús;
por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo sólo quien les está
agradecido, también todas las Iglesias del mundo pagano. Saludad a la Iglesia
que reúne en su casa.
Saludos
a mi querido Epéneto, el primero convertido de Cristo en Asia. Saludos a María,
que ha trabajado mucho por vosotros. Saludos a Andrónico y Junia, mis parientes
y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo
antes que yo. Saludos a Ampliato, mi amigo en el Señor. Saludos a Urbano,
colaborador mío en la obra de Cristo y a mi querido Estaquis.
Saludaos
unos a otros con el beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan. Yo,
Tercio, que escribo la carta, os mando un saludo cristiano.
Os
saluda Gayo, que me hospeda, y toda esta Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de
la ciudad, y nuestro hermano Cuarto. Al que puede fortaleceros según el
Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús –revelación del misterio
mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada
Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las
naciones a la obediencia de la fe–, al Dios, único Sabio, por Jesucristo, la
gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Salmo:
144
R/.
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu
nombre por siempre jamás.
Grande es el
Señor, y merece toda alabanza,
es
incalculable su grandeza. R/.
Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta
sus hazañas;
alaban ellos
la gloria de tu majestad,
y yo repito
tus maravillas. R/.
Que todas las criaturas te den gracias,
Señor,
que te
bendigan tus fieles;
que proclamen
la gloria de tu reinado,
que hablen de
tus hazañas. R/.
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas (16,9-15):
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos:
«Ganaos
amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las
moradas eternas.
El
que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es
honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.
Si
no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿Quién os confiará lo que vale de veras?
Si
no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará?
Ningún
siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro,
o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No
podéis servir a Dios y al dinero».
Oyeron
esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús
les dijo:
«Vosotros
presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por
dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.»
Palabra del Señor
1. La
afirmación con que empieza este evangelio es sobrecogedora, cuando se entiende
en su verdadero significado. Y confirma lo que se ha dicho en la parábola
anterior.
El
dinero es necesario como instrumento de cambio. Y el capital es bueno, si se
entiende como medio y proceso para la productividad y el progreso. Pero
progreso de todos, no de algunos solamente.
El
capital es criminal cuando se organiza y se gestiona para que solo algunos
acumulen, a costa de las carencias, el hambre y la muerte de otros. Eso es lo
que está ocurriendo ahora: la crisis de la economía mundial ha sido causada por
personas y grupos muy concretos, pero las consecuencias las están pagando los
más débiles, los que se han quedado sin trabajo y todos aquellos a quienes la
vida se les ha hecho imposible.
2. Jesús
no fue un "comunista prematuro". Jesús fue un hombre
honesto y libre. El término "mamona" aparece en los evangelios solo
en boca de Jesús; y siempre asociado a la injusticia o la iniquidad (Mt 6, 24
par; Lc 16, 9. 11. 16).
Es
el dinero que se asocia con la adquisición no honrada de bienes o con el afán
de obtener ganancias lucrativas, que no rinden para bien de la
colectividad, sino del propio interesado.
3. La
Iglesia, la gente religiosa, especialmente la gente rica, todos los que vivimos
en tales ámbitos de creencias y modos de vida, tendríamos que entender que el
afán de lucro y beneficios es incompatible con la fe en Dios.
Hasta que llegue el día en que los
cristianos entendamos, así las cosas, este mundo no tiene arreglo.
Los
cristianos somos muchos millones. Y vivimos (la mayoría) en los países más
poderosos del mundo, al menos hasta ahora. O cambiamos de mentalidad
en el tema del capital y las ganancias, o el número de gente que se muere de
hambre irá en aumento cada año. Esto es duro. Pero es así.
Por
eso, ahora tiene más sentido que nunca la pregunta:
- ¿Qué pintamos los cristianos en el
mundo?
SAN MARTIN DE TOUR
Nació en
Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo recibido el bautismo y
renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), donde
practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario.
Más tarde, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo
de buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y
evangelizó a los pobres.
Murió en el año 397.
San Martín nació en Panonia, Hungría, el 316. Sus padres eran paganos.
Estudia en Pavía, donde conoce el Cristianismo. Su padre, que era tribuno
militar, para desviarle del cristianismo, le obliga a ingresar en el ejército.
Martín concilia sus deberes militares con sus aspiraciones cristianas. Vida
ejemplar de monje y soldado: valentía y vida santa y caritativa.
Siendo militar sucedió el hecho tan tratado en la iconografía. Era invierno,
y al entrar en Amiens, encuentra un mendigo casi helado, sin ropa. Divide su
clámide en dos partes y entrega una al pobre. Cristo se le aparece vestido con
la media capa: "Martín, catecúmeno, me ha cubierto con este vestido".
Pronto recibe el bautismo. Deja la milicia para seguir a Cristo. San Hilario
de Poitiers quiere ordenarle de diácono. Él se queda de exorcista. Vuelve a su
patria, convierte a su madre. De nuevo en Poitiers, funda Ligugé, auténtico
monasterio misional. Allí pasa once años, feliz en su ambiente. Preguntado más
adelante por qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por
obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".
Por eso hay quien resume la vida de Martín así: "soldado por fuera, obispo
a la fuerza, monje por gusto".
Sulpicio Severo escribió Cartas y Diálogos y sobre todo la Vida de San
Martin. Pocos libros habrán sido más leídos que éste, que ha servido de fuente
para llevar por todas partes a través de cantares y poemas, representaciones
teatrales, la pintura y la escultura la imagen de este Santo "el más
popular y conocido de toda Europa".
Un historiador ha contado en Francia 3.667 parroquias dedicadas a él y 487
pueblos que llevan su nombre. Un buen número hay también en Alemania, Italia y
España. Es simpático el párrafo en que Don Quijote enseña a Sancho la imagen de
San Martín y le explica el caso de la capa.
Martín vivía feliz en Ligugé. Pero Tours se había quedado sin obispo. Un día
del año 371, fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un
enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en
la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él
se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Establece
cerca, para su humilde residencia, el monasterio de Marmoutiers, centro
misionero de donde saldrán San Patricio y San Paulino de Nola. Desde allí parte
para sus agotadoras correrías apostólicas, durante 35 años, por toda la Galia.
Nada le retiene. Acusa a emperadores, reprime a los herejes, defiende a los
débiles y a los condenados a muerte, realiza innumerables milagros, y entre
ellos se le atribuye la resurrección de varios muertos. Su fama es
indescriptible. Es llamado "el apóstol de las Galias" nadie hizo
tanto como él por Francia católica y San Gregorio de Tours le invoca como
"Patrón especial del mundo entero".
Tan intensos viajes apostólicos, tanta obra de caridad, hasta vaciarse
totalmente, agotaron sus fuerzas físicas. Se veía morir. Sus discípulos le
piden que no les deje huérfanos. Martín contestó: "Señor, si aún soy
necesario, no rehúso el trabajo. Sólo quiero tu voluntad". La liturgia
comenta: "¡Oh feliz varón, que ni temió morir, ni recusó la vida”!
Los discípulos querían colocarle más cómodo. "Dejadme así, les dijo,
mirando al cielo, para dirigir mi alma en dirección hacia Dios". El
demonio no dejaba de importunarle. "¿Qué haces ahí, gritó Martín, bestia
sanguinaria? No hay nada en mí que te pertenezca, maldito. El seno de Abrahán
me espera". Y entregó su alma a Dios. Era el 8 de noviembre del año 397.
Martín fue un asceta, un apóstol, un hombre de oración, muy influyente en
toda la espiritualidad medieval. Su faceta principal, la caridad. El gesto de
Amiens, dar media capa, fue superado, cuando siendo obispo, entregó su túnica
entera a un mendigo gesto menos conocido. Sus mismos milagros, como los de
Cristo, fueron milagros de caridad. Pasó haciendo el bien.
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