8 - DE AGOSTO – JUEVES –
18ª – SEMANA DEL T.O. - B
Santo Domingo de Guzmán
Lectura del libro
de Jeremías. 31, 31-34
Llegarán los días –oráculo del Señor– en que estableceré una nueva Alianza
con la casa de Israel y la casa de Judá. No será como la Alianza que establecí
con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país
de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño–oráculo del
Señor–.
Esta es la
Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días
–oráculo del Señor–: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus
corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Y ya no tendrán que
enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro:
“Conozcan al
Señor”.
Porque todos
me conocerán, del más pequeño al más grande –oráculo del Señor–. Porque yo
habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.
Palabra de Dios.
Sal 50, 12-15.
18-19
R. ¡Oh, Dios,
crea en mí un corazón puro!
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y
humillado. R.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo16, 13-23
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a
sus discípulos:
"¿Quién
dice la gente que es el Hijo del Hombre?"
Ellos
contestaron:
"Unos
que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los
profetas".
Él les
preguntó:
"Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro
tomó la palabra y dijo:
"Tú eres
el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le
respondió:
"¡Dichoso
tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y
hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo
yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del
infierno no la derrotará.
Te daré las
llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Y les mandó a
los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde
entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén
y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y
tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo
llevó aparte y se puso a increparlo:
"¡No lo
permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte':
Jesús se
volvió y dijo a Pedro:
"Quítate
de mí vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no
como Dios'.
Palabra del Señor
1. Este
relato, tal como aquí aparece, se encuentra en los evangelios de Mateo y de
Marcos. Y, en ambos casos, se une la narración de la confesión de
Pedro con el enfrentamiento que tuvo el mismo Pedro con Jesús.
El episodio
de la confesión de Pedro, como se sabe, ha sido ampliamente utilizado, por la
teología y por el Derecho eclesiástico, para argumentar y justificar el poder
de Pedro y de sus sucesores (los papas) en el gobierno de la Iglesia y hasta en
el poder político del papado. Más aún, como dejó escrito Y. Congar, "la
propia Roma, y esto a partir, tal vez, del s. II" montó las cosas de forma
que "ella" (Roma) ve en Mt16, 19 su propia institución. Para Roma,
los poderes no pasan de Pedro a la "ecclesía" (la comunidad de los
fieles), sino de Pedro a la Sede Romana". Lo que, en definitiva -si es que
esto fuera cierto-, la Iglesia tendría su fundamento, no en Jesús, sino en
Pedro, en su poder y en su autoridad".
O sea, una
Iglesia de poder que somete, no una comunidad de misericordia que humaniza.
2. Esta
idea es la que explica cómo y por qué hay ahora obispos y cardenales que no
dudan en enfrentarse al papa Francisco. Porque ven, en este papa,
una forma de gobernar la Iglesia que pone el centro en el Evangelio y en el ejemplo
de vida que nos dejó Jesús.
Mientras que
esos obispos y cardenales (los que sean y quienes sean) pretenden que el centro
tiene que estar en la Curia Vaticana, en los poderes de la Curia y en las
decisiones que la Curia toma.
Aquí está el
nudo que urge desatar. Para que la Iglesia tenga su centro en Jesús y no en
ningún poder humano, por muy religioso y sagrado que sea.
3. De
ahí, la importancia del segundo relato: el del enfrentamiento de Jesús con
Pedro. Cuando este discípulo, el más importante de todos, se enteró
del fracaso y de la muerte, que le esperaba
a Jesús, al que él había confesado como Mesías (el Salvador), se enfrentó
directamente a semejante fracaso y a una muerte causada por los sumos
sacerdotes, por los máximos representantes del "poder religioso".
Ahora bien, a
Pedro -y a quien piensa como pensaba Pedro-, Jesús les dice que son un
"escándalo" y los "increpa" como se rechaza al mismísimo
"Satanás".
El Evangelio
de Jesús no es poder que somete, sino solidaridad que sufre con el que sufre,
con bondad, misericordia y amor a todos.
Santo Domingo de Guzmán
Nació en Caleruega (España), alrededor
del año 1170. Estudió teología en Palencia y fue nombrado canónigo de la
Iglesia de Osma.
Con su predicación y con su vida
ejemplar, combatió con éxito la herejía albigense.
Con los compañeros que se le adhirieron
en esta empresa, fundó la Orden de Predicadores (los dominicos).
Murió en Bolonia el día 6 de agosto del
año 1221
Domingo de Guzmán dejó un testamento de paz,
como herederos de lo que fue la pasión de su vida: vivir con Cristo y aprender
de Él la vida apostólica. Configurarse con Cristo, esa fue la santidad de
Domingo: su ardiente deseo que la Luz de Cristo brillara para todos los
hombres, su compasión por un mundo sufriente llamado a nacer a su verdadera
vida, su celo en servir a una Iglesia que ensanchara su tienda hasta alcanzar
las dimensiones del mundo.
Nacimiento
Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el
seno de una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don
Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León,
Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla.
Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés.
Educación
Durante siete años fue educado por su tío el
Arcipreste don Gonzalo de Aza, hasta los catorce años en que fue a vivir a
Palencia: seis cursos estudiando Artes (Humanidades superiores y Filosofía);
cuatro, Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia.
Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo
Regular en la Catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando en
un rasgo de caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre
que asolaba España.
Santo Domingo vivió una época de cambio con
numerosos desafíos a los que intentó dar respuesta
Al
finalizar sus cuatro cursos de docencia y Magisterio universitario, con
veintiocho años, se recogió en su Cabildo, en el que enseguida, por sus
relevantes cualidades intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la
presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en
calidad de Vicario General de la misma.
Misión en el Langüedoc
En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de
Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego, como embajador extraordinario para
concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo,
tuvo que hacer nuevos viajes, y en sus idas y venidas a través de Francia,
conoció los estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo
con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en
el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a los
obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido
canónicamente.
El origen de la Orden
de Predicadores
Para remediar los males que la ignorancia
religiosa producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa
de su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás
de Tolosa se asocia a su obra. En 1215 asiste al Concilio de Letrán donde
solicita la aprobación de su Orden. Será un año después, el 22 de Diciembre de
1216, cuando reciba del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam” por la que
confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Al año siguiente retorna a Francia y en el
mes de Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París,
decidiendo marchar él a Roma. Meses después enviará los primeros Frailes a
Bolonia.
Últimos años
En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al
primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la
segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo
celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho Provincias.
Con su Orden perfectamente estructurada y más
de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve
enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años, en el
convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran
amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.
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