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DE SEPTIEMBRE - MARTES –
23ª -
SEMANA DEL T. O. – A
Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Por
entonces, subió Jesús a la montaña a orar; y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró
apóstoles: Simón, al que puso el nombre de Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago,
Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón apodado el Celotes, Judas el de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo
grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de
la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo ya que los curara de sus enfermedades; los
atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de
tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
1. Jesús
oraba. Y oraba mucho, cosa de la que los
evangelios nos dejaron abundante documentación, utilizando normalmente el verbo "euchomai",
"rezar", "pedir" (Mt
14, 23; 19, 13; 26, 36. 39. 42. 44; Mc
1, 35; 6, 46; 14, 32. 35. 39; Lc 3,
21; 5, 16; 6, 12; 9, 18. 28. 29; 11, 1; 22, 41. 44. 46).
Como aquí se dice, Jesús pasaba las noches
enteras en oración a Dios. Él se sentía un ser humano, necesitado y que, en
consecuencia, acudía al Padre del cielo.
La humanidad de Jesús y la espiritualidad de
Jesús quedaron bien destacadas en los evangelios. Señal clara de que esto fue
capital para Jesús. Y lo fue también para los cristianos desde la primera hora.
2. Sobre
la elección de los doce apóstoles, es importante advertir, entre otras cosas,
que, al hacer tal elección, Jesús dejó claro que quería perpetuar el movimiento
de reforma y renovación que él inició con su vida y sus enseñanzas.
Es evidente que un grupo, que pretende durar en
la historia, necesita organizarse de alguna manera. Una espiritualidad, por muy
fuerte que sea, si no tiene un
mínimo
de estructura permanente, no podrá durar por mucho tiempo. Otra cosa es cómo "se organiza" y
"se gestiona" esa estructura básica. Lo que Jesús nos dejó, quedó
estructurado sobre la base de los apóstoles.
Los creyentes en Jesús aceptamos gustosos esa
estructura. Las formas de organización y de gestión, en las que ha cuajado esa
estructura, son discutibles y, muchas de ellas, reformables.
3. El
sumario de la actividad de Jesús, con el que
termina este relato, señala (una vez más) que todo lo que Jesús estaba
iniciando se orientaba a una
finalidad
muy clara: dar vida a la gente, aliviar el sufrimiento de la gente, dignificar
a cuantos sufren y se ven excluidos de esta vida y de la sociedad.
Jesús puso en marcha un profundo humanismo, una
ética, una espiritualidad. Y eso es lo que estructuró sobre la base de los
apóstoles.
La estructura, por tanto, está en función del
humanismo y la ética, no al revés. La Iglesia está
para
defender y potenciar el humanismo, no el humanismo para potenciar y justificar
a la Iglesia.
SANTISIMO NOMBRE
DE MARIA
Ha sido
Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser
la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María,
traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella
del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El
nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan
semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que
proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce
incienso y perfume.
En el
Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las
manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia
mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis
aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y
mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos
regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa,
encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo
sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es
el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de
María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los
lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como
María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para
los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos
bellos y sugerentes.
EL NOMBRE
Y LA MISION
En la
Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los
personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice:
"Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca,
porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la
misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se
llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados,
pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven,
mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce
mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor
lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto
para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo
cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón
traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus
brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su
maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y
generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre,
Estrella de la Evangelización.
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