miércoles, 6 de septiembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 DE SEPTIEMBRE - JUEVES – 22ª- SEMANA DEL T. O. - A SANTA REGINA





7 DE  SEPTIEMBRE - JUEVES –
22ª- SEMANA DEL  T. O. - A

Evangelio según san Lucas 5, 1-11
      En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
 "Rema mar adentro y echad las redes para pescar'.
        Simón comentó: 
"Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes'.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:
"Apártate de mí, Señor, que soy un pecador".
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
"No temas: desde ahora serás pescador de hombres".
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

1.  El centro de este relato está en la reacción que Pedro manifiesta cuando tuvo conciencia de que, en aquel hombre llamado Jesús el Nazareno tenía ante sí a alguien que era mucho más que un hombre.
Es la reacción que el texto griego del evangelio expresa con la palabra "thámbos", que significa "estupor", "asombro", "pavor".
Es el sobrecogimiento que la gente experimentaba cuando asistía a un fenómeno extraordinario o   sobrehumano (Lc 4, 36; 5, 9; Hech 3, 10).
En este relato, el asombro se produce cuando aquellos pescadores vieron la pesca tan increíble que se había podido recoger en cuanto Jesús estuvo con ellos en la barca y en la tarea.

2.  Es importante recordar que la experiencia del  miedo y el terror es típica de las manifestaciones de lo divino, las "teofanías" o "epifanías" de lo  sagrado y  lo santo, lo "numinoso", como lo denominó Rodolph    Otto.
Es la experiencia que han tenido todos los hombres de todos los tiempos cuando toman conciencia de que están ante el Mysterium tremendum, que, ya en el A. T., producía el "emat" Yahveh, el "terror de Dios" (Ex 2, 23. 27), que se corresponde con el deima panikon (el terror pánico) de los griegos.

3.  Esto supuesto, lo más sorprendente es que   Jesús cambió radicalmente la forma y la finalidad de las teofanías o epifanías de "lo divino".
En Jesús, la manifestación y la presencia de "lo divino" se produce, no en el ámbito de "lo sagrado" (el templo, el   monte santo...), sino en "lo profano", en este caso, la
tarea diaria de la pesca. Y la finalidad no es la adoración del Misterio, sino la productividad del trabajo o la curación de males, sufrimientos y desgracias, como aparece en los relatos de Lc 4, 36 y Hech 3, 10.
Todo esto indica que el Dios, que se revela en Jesús, es el Dios humanizado. No el Dios que atemoriza, sino el Padre que acoge y acompaña siempre.

SANTA  REGINA

Santa Regina es una virgen mártir gala (hoy Francia) que, pese a no ser muy conocida fuera de su culto particular, está presente en muchas representaciones artísticas.
El nombre Regina significa “reina” en latín, por ello es llamada por los franceses Sainte Reine. Fue hija de un ciudadano pagano de Alise llamado Clemente, en el Condado de Borgoña. Su madre falleció al dar la luz y por ello Regina fue entregada a una nodriza cristiana que la educó en la fe y la bautizó.
Cuando creció su belleza atrajo las miradas de un prefecto llamado Olibrio, que al saber que era de alcurnia, quiso casarse con ella. Ella se negó pese a que su padre intentó convencerla.
El prefecto, al enterarse que era cristiana mandó a encerrarla en una prisión. La interrogó un par de veces y descubrió que la muchacha no renunciaría a Cristo, a quien había consagrado su virginidad.
Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. Al otro día, Olibrio ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después.
Según las Actas, el 7 de septiembre del año 251 fue ejecutada. La tradición detalla que en aquel momento apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes.
La iconografía de la mártir la representa con la palma de triunfo en las manos, el hacha o espada con que fue decapitada y, más a menudo, portando las cadenas que la aprisionaron y que son veneradas en Flavigny.
A veces aparece una paloma suspendida sobre su cabeza en alusión al Espíritu Santo que descendió sobre ella o con una oveja a su lado, aludiendo a su oficio de pastora.




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