5 de Septiembre – Martes -
22ª semana del T. O. - A
SANTA
TERESA DE CALCUTA
Evangelio
según san Lucas (4,31-37):
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
«¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno? -
¿Has venido a acabar con
nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó:
Jesús le intimó:
«¡Cierra
la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
«¿Qué
tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus
inmundos, y salen.»
Noticias
de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
1.- Cafarnaún
fue algo así como el “centro de operaciones” que Jesús eligió
durante su vida pública. Era paso obligado de extranjeros por el
comercio entre Oriente y Occidente. Un lugar idóneo para que sus
enseñanzas y sus signos se extendieran de boca en boca por todos los
alrededores.
Y
en este centro de actividad misionera, la lucha contra el mal que
atenaza al ser humano, contra todo demonio, aparece con insistencia.
El mal no se da por vencido fácilmente y nos provoca constantemente.
Siempre apunta a nuestro centro más hondo, como hizo con Jesús: “Sé
quién eres: el Santo de Dios”.
2.- Y
así sigue actuando hoy: su estrategia se basa en tirarnos por
tierra, a nosotros y nuestros hermanos. Y cuando alguien lo planta
cara sólo queda una salida: “¡Calla y sal!”. Con contundencia.
3.- Los
paños calientes y las ambigüedades sólo nos llevan a ser
arrollados por ese mal, caer en sus halagos, despistarnos, creer que
nos conoce bien porque nos da siempre en el mismo centro. La
diferencia con Dios es evidente: Él también sabe quiénes somos en
lo más profundo -mejor que nosotros mismos-, pero nunca nos tira por
tierra; más bien nos pone en pie sin hacernos daño alguno. No nos
dejemos enredar por ningún mal endemoniado. No hagamos pactos
aparentemente inocentes. La respuesta de Jesús es clara: “¡Calla
y sal!”.
SANTA
TERESA DE CALCUTA
Madre Teresa de Calcuta
(Agnes
Gonxha Bojaxhiu; Skopje, actual Macedonia, 1910 - Calcuta, 1997)
Religiosa albanesa nacionalizada india, premio Nobel de la Paz en
1979. Cuando en 1997 falleció la Madre Teresa de Calcuta, la
congregación de las Misioneras de la Caridad contaba ya con más de
quinientos centros en un centenar de países. Pero quizá la orden
que fundó, cuyo objetivo es ayudar a "los más pobres de los
pobres", es la parte menor de su legado; la mayor fue erigirse
en un ejemplo inspirador reciente, en la prueba palpable y viva de
cómo la generosidad, la abnegación y la entrega a los demás
también tienen sentido en tiempos modernos.
La Madre Teresa de Calcuta
La Madre Teresa de Calcuta
Nacida
en el seno de una familia católica albanesa, la profunda
religiosidad de su madre despertó en Agnes la vocación de misionera
a los doce años. Siendo aún una niña ingresó en la Congregación
Mariana de las Hijas de María, donde inició su actividad de
asistencia a los necesitados. Conmovida por las crónicas de un
misionero cristiano en Bengala, a los dieciocho años abandonó para
siempre su ciudad natal y viajó hasta Dublín para profesar en la
Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Como quería ser
misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde cursó estudios
de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar.
Apenas
hechos los votos pasó a Calcuta, la ciudad con la que habría de
identificar su vida y su vocación de entrega a los más necesitados.
Durante casi veinte años ejerció como maestra en la St. Mary's High
School de Calcuta. Sin embargo, la profunda impresión que le causó
la miseria que observaba en las calles de la ciudad la movió a
solicitar a Pío XII la licencia para abandonar la orden y entregarse
por completo a la causa de los menesterosos. Enérgica y decidida en
sus propósitos, Santa Teresa de Calcuta pronunció por entonces el
que sería el principio fundamental de su mensaje y de su acción:
"Quiero llevar el amor de Dios a los pobres más pobres; quiero
demostrarles que Dios ama el mundo y que les ama a ellos".
En
1948, poco después de proclamada la independencia de la India,
obtuvo la autorización de Roma para dedicarse al apostolado en favor
de los pobres. Mientras estudiaba enfermería con las Hermanas
Misioneras Médicas de Patna, Teresa de Calcuta abrió su primer
centro de acogida de niños. En 1950, año en que adoptó también la
nacionalidad india, fundó la congregación de las Misioneras de la
Caridad, cuyo pleno reconocimiento encontraría numerosos obstáculos
antes de que Pablo VI lo hiciera efectivo en 1965.
Teresa
de Calcuta
Al
tiempo que su congregación, cuyas integrantes debían sumar a los
votos tradicionales el de dedicarse totalmente a los necesitados,
abría centros en diversas ciudades del mundo, ella atendía a miles
de desheredados y moribundos sin importarle a qué religión
pertenecían: "Para nosotras no tiene la menor importancia la fe
que profesan las personas a las que prestamos asistencia. Nuestro
criterio de ayuda no son las creencias, sino la necesidad. Jamás
permitimos que alguien se aleje de nosotras sin sentirse mejor y más
feliz, pues hay en el mundo otra pobreza peor que la material: el
desprecio que los marginados reciben de la sociedad, que es la más
insoportable de las pobrezas."
En
concordancia con esta palabras, Santa Teresa de Calcuta convirtió en
el premio de una rifa un coche descapotable que le dio el papa Pablo
VI durante su visita a la India en 1964 (regalo a su vez de la
comunidad católica) y destinó los fondos recaudados a la creación
de una leprosería en Bengala; posteriormente convencería al papa
Juan Pablo II de abrir un albergue para indigentes en el mismo
Vaticano.
El
enorme prestigio moral que la Madre Teresa de Calcuta supo acreditar
con su labor en favor de "los pobres más pobres" llevó a
la Santa Sede a designarla representante ante la Conferencia Mundial
de las Naciones Unidas celebrada en México en 1975 con ocasión del
Año Internacional de la Mujer, donde formuló su ideario basado en
la acción por encima de las organizaciones. Cuatro años más tarde,
santificada no sólo por aquellos a quienes ayudaba sino también por
gobiernos, instituciones internacionales y poderosos personajes,
recibió el premio Nobel de la Paz.
Teresa
de Calcuta: "El trabajo que hacemos no tiene nada de
heroico. Cualquiera que tenga la gracia de Dios puede hacerlo."
Consciente
del respeto que inspiraba, el papa Juan Pablo II la designó en 1982
para mediar en el conflicto del Líbano, si bien su intervención se
vio dificultada por la complejidad de los intereses políticos y
geoestratégicos del área. Desde posiciones que algunos sectores de
opinión consideraron excesivamente conservadoras, participó
vivamente en el debate sobre las cuestiones más cruciales de su
tiempo, a las que no fue nunca ajena. Así, en mayo de 1983, durante
el Primer Encuentro Internacional de Defensa de la Vida, defendió
con vehemencia la doctrina de la Iglesia, conceptiva, antiabortista y
contraria al divorcio.
En
1986 recibió la visita de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa
del Corazón Puro, fundada por ella y más conocida en Calcuta como
la Casa del Moribundo. En el curso de los años siguientes, aunque
mantuvo su mismo dinamismo en la lucha para paliar el dolor ajeno, su
salud comenzó a declinar y su corazón a debilitarse. En 1989 fue
intervenida quirúrgicamente para implantarle un marcapasos, y en
1993, tras ser objeto de otras intervenciones, contrajo la malaria en
Nueva Delhi, enfermedad que se complicó con sus dolencias cardíacas
y pulmonares.
Finalmente,
tras superar varias crisis, cedió su puesto de superiora a sor
Nirmala, una hindú convertida al cristianismo. Pocos días después
de celebrar sus 87 años ingresó en la unidad de cuidados intensivos
del asilo de Woodlands, en Calcuta, donde falleció. Miles de
personas de todo el mundo se congregaron en la India para despedir a
la Santa
de las Cloacas.
Seis años después de su muerte, en octubre de 2003, y coincidiendo
con la celebración del 25º aniversario del pontificado de Juan
Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta fue beatificada en una
multitudinaria misa a la que acudieron fieles de todas partes del
mundo. A finales de 2015, el Vaticano aprobó su canonización; el 4
de septiembre de 2016, ante más de cien mil fieles congregados en la
plaza de San Pedro, el papa Francisco ofició la ceremonia que
elevaba a los altares a Santa Teresa de Calcuta, cuya festividad (5
de septiembre), incorporada al santoral católico, se celebró por
primera vez al día siguiente.
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