viernes, 1 de septiembre de 2017

Parate un momento: El Evangelio del dia 2 DE SEPTIEMBRE - SÁBADO – 21ª - SEMANA DEL T. O. - A Beato Bartolomé Gutiérrez





2 DE SEPTIEMBRE - SÁBADO –
21ª - SEMANA DEL T. O. - A
Beato Bartolomé Gutiérrez

Evangelio según san Mateo 25,14-30
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
"Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco.
El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó al que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu Señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu Señor".
Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo'.
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán, - ¿conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?  
Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez.
Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas: allí será el llanto y el rechinar de dientes'.

1.  Esta parábola solo se puede entender desde el punto de vista de la confrontación de Jesús con los observantes religiosos del judaísmo de entonces (J. Jeremias). Por eso no es una amenaza para los cristianos, sino una liberación de cualquier sentimiento de miedo ante Dios.

2.  El peligro que todos tenemos es creer en un Dios que "ajusta cuentas" con los hombres. Y, al pedirles cuentas, le paga a cada cual según lo que ha ganado y merecido, según su rendimiento. 
Pues bien, este Dios, que es el que mucha gente tiene en su cabeza, es el que Jesús desmonta en esta parábola.   Porque la clave de lectura de la parábola no está en el rendimiento y la productividad, sino en el miedo, que fue la causa de la perdición del que recibió un talento.

3.  La causa de la perdición no está en lo que cada cual produce o deja de producir. 
- ¿Qué le podemos "producir", o hacer ganar, nosotros a Dios?
La causa de la perdición es el miedo, que paraliza, bloquea y hace al ser humano un inútil.
Jesús enseña esto: la gente asustada no va a ninguna parte, ni crea nada, ni rinde nada, ni produce nada.  Eso es nuestra perdición.
Por eso, el Padre de bondad y misericordia, del que siempre habló Jesús, es un Padre bueno, que ni sabe, ni quiere, ni puede hacer otra cosa que no sea amar y dar paz y felicidad.

Beato Bartolomé Gutiérrez
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En Nagasaki, en Japón, beatos Bartolomé Gutiérrez, presbítero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín, y cinco compañeros, mártires, quienes, por odio a la fe cristiana, fueron sumergidos todos ellos en aguas sulfúreas hirviendo y después arrojados al fuego (1632).
Fecha de beatificación: Fueron beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.
Son sus compañeros: beatos presbíteros Vicente Carvalho y Francisco Terrero, de la Orden de Ermitaños de San Agustín; Antonio Ishida, de la Compañía de Jesús; Jerónimo Jo; y Gabriel de la Magdalena, religioso de la Orden de los Hermanos Menores.
Nació en México en 1580. Fue bautizado el 4 de septiembre de 1580 en la Parroquia del Sagrario Metropolitano. Muy joven entró en la Orden de San Agustín. Hizo su profesión religiosa el 1° de junio de 1596. Siguió sus estudios sacerdotales en el convento de Yuriria, centro de estudios floreciente y alejado del bullicio de la capital. Una vez ordenado sacerdote fue trasladado al convento de Puebla. Pidió a sus superiores ser enviado a las misiones de Filipinas. Sus compañeros, en broma, le decían que no podría soportar las penalidades de las misiones, pues era muy obeso. "Tanto mejor -respondía con gracia- así habrá más reliquias para repartir cuando muera mártir; porque algún día iré a Filipinas y de allí a Japón, a morir por la fe de Cristo".
Con Fray Pedro Solís, viajó en 1605 a Manila donde ocupó el puesto de maestro de novicios durante seis años. Por fin, en 1612, se embarcó para Japón. Allí ejerció su ministerio hasta que el emperador Taicosama expulsó a los misioneros. Bartolomé regresó a Manila, pero a petición de sus fieles, al cabo de cinco años pudo volver disfrazado a Japón, donde trabajó quince años. Al fin, traicionado, lo aprehendieron, y después de muy crueles suplicios. Lo hicieron morir a fuego lento en Omura, el 3 de septiembre de 1632. Escribió una narración sobre los mártires de Japón en 1622.




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