jueves, 7 de septiembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 DE SEPTIEMBRE - VIERNES NATIVIDAD DE MARÍA





8  DE  SEPTIEMBRE - VIERNES
NATIVIDAD DE  MARÍA

Evangelio según san Mateo 1, 18-23
      El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
"José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados'.
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
"Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios con nosotros".

1.   No se trata aquí de analizar el contenido histórico y teológico de este relato. Tal análisis, o se hace a fondo (cosa que no entra ni en la intención ni en la capacidad de este comentario) o es preferible dejarlo para los estudios especializados sobre este asunto.
Para las personas que cada día leen y reflexionan sobre el texto litúrgico de la misa, puede ser de utilidad reflexionar, con motivo de esta festividad de María,  sobre la significación que tiene, en la religiosidad popular, la "devoción a la Virgen".

2.   Es evidente, ante todo, que la llamada "religiosidad popular" es importante para muchas personas, sean del estrato social que sean y tengan la cultura que tengan. Es, por tanto, un error el empeño, de ciertos sectores del "cristianismo progresista", por restar importancia, desprestigiar y hasta combatir la
religiosidad del pueblo, tal como la gente, a lo largo de años, décadas y siglos, ha configurado las formas   externas de vivir y expresar sus creencias. Y es un
error ese empeño porque, para amplios sectores de la población, no hay otra forma de mantener su religiosidad, ni otra forma de expresarla.
Quitarle eso, para mucha gente, sería quitarle las formas elementales de sentimiento religioso y de fe que pueden vivir.
En el caso concreto de la devoción a María, la
madre de Jesús, este criterio es determinante.

3.   Pero es claro que, en la medida en que lo dicho es cierto, en esa misma medida la Iglesia, sus obispos y teólogos, tendrían que pensar muy en serio por qué el pueblo vive, a veces, tan intensamente determinadas formas de religiosidad popular, al tiempo que desconoce   llamativamente las cosas más elementales sobre el significado, el sentido, el alcance y las exigencias de los
evangelios, de la teología de san Pablo y, en general, del Nuevo Testamento.
- ¿Por qué hay tanta gente que no tiene ni idea de los datos más elementales que proporciona el estudio de los evangelios?  
Esto sí que es grave y preocupante. Y no parece que se esté ahora mismo en condiciones de ponerle remedio a este fallo tan serio y de tan serias consecuencias.

SANTA MARIA DE LA VICTORIA
PATRONA DE MALAGA Y SU DIOCESIS

La vinculación de Santa María de la Victoria con la ciudad de Málaga nace en agosto de 1487, cuando después de tres meses de asedio, las tropas de Castilla y Aragón no conseguían conquistar la ciudad. Según cuenta la tradición el rey Fernando poseía en su oratorio una imagen mariana. La imagen de Santa María de la Victoria data del siglo XV Se encontraba en el oratorio que Fernando el Católico tenía en su campamento durante el asedio de la ciudad de Málaga y por su estilo se puede decir que fue hecha por un escultor alemán. Según la tradición, la imagen le fue entregada al rey aragonés por el emperador Maximiliano I.
En un sueño del rey, un anciano intercedía y pedía ante la Virgen por la consecución de la conquista. Ese mismo día llegaron a las estancias reales unos religiosos enviados por San Francisco de Paula, para pedir el permiso de fundación en España de la Orden de los Frailes Mínimos. Al mismo tiempo llevaban una carta del fundador en la que a modo de profecía indicaba al rey, que no levantase el cerco porque en tres días la ciudad caería en sus manos. El monarca entendió su sueño como una revelación divina y reconoció en el anciano a San Francisco de Paula y por tanto que la responsable de la victoria, era la imagen de la Virgen que tenía en su oratorio. Tres días después, 19 de agosto, la ciudad comenzaba un nuevo capítulo de su historia.

Descripción
La imagen de Santa María de la Victoria es una escultura ejecutada en madera policromada, sedente sobre roca y con Niño en el regazo. Su autoría es una incógnita, si bien se barajan hipótesis entorno a Pedro Millán y Juan de Figueroa (Siglo XV). Destacan su frontalidad de gran empaque mayestático, rostro oval de serena expresión realista y pliegues angulosos de los vestidos. En la mano derecha porta un cetro y sobre la izquierda lleva posado un pajarito; a los pies figura la inscripción de rasgos gotizantes de finales del siglo XV (+SANTAMDLAVITORIA+). El Niño se encuentra en actitud de bendecir, es obra de Adrián Risueño (1943).

Patronazgo
La Virgen de la Victoria es Patrona Principal de Málaga y su Diócesis desde el día 12 de diciembre de 1.867. Por un “breve” otorgado por el papa Pío IX. Era Obispo de Málaga Don Juan Nepomuceno Cascallana.

Coronación Canónica
En 1940 el Papa Pío XII concedió la Coronación Canónica a la imagen de Santa María de la Victoria. En 1941 se constituye la junta pro-coronación, encargada de organizar los actos y buscar fondos necesarios. La Virgen fue coronada el 8 de febrero de 1943 por el nuncio de su Santidad, D. Cayetano Cicognani, en el Paseo del Parque junto a la fuente de las Tres Gracias. Era Obispo de Málaga Don Balbino Santos y Olivera.
En diversos tronos de la Semana Santa de Málaga se destaca una capilla para la Virgen de la Victoria. Es en el trono de la Virgen del Rocio donde aparece por primera vez reflejada una reproducción de la patrona de la ciudad malacitana.
Por breve del Papa Pío IX fechado el 8 de diciembre de 1867 fue declarada oficialmente Patrona Principal de toda la diócesis de Málaga. Fue oficialmente coronada por el nuncio de Su Santidad, don Cayetano Cicognani, el 8 de febrero de 1943.
El 8 de septiembre se celebra la fiesta de Santa María de la Victoria, día festivo local en Málaga. En esta fecha, la Iglesia celebra la Natividad de Nuestra Señora, día en el que se concentran muchas advocaciones marianas.
Con motivo de su fiesta, el último domingo de agosto se traslada su imagen desde la Basílica y Real Santuario de Santa María de la Victoria hasta la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga donde se le rinde culto en una novena. A la novena asiste gente de todas las edades, niños cofrades que se acercan a ver a su patrona.
El mencionado día 8 de septiembre tiene lugar una procesión en la que se porta la imagen desde la catedral hasta el Santuario de la Victoria, templo donde se halla habitualmente.


La Iglesia recuerda el día del nacimiento de la Virgen María cada 8 de setiembre. El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
¿Qué celebramos cada 8 de septiembre?
La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.
Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
La fiesta tiene la alegría de un anuncio premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749) un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos párrafos:
"¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: ¡Alégrate, llena de gracia!
¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura, y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente. Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres".
Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo dejamos.



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