13 DE
MARZO - MARTES –
4ª- SEMANA DE CUARESMA -B
SAN RODRIGO Y SAN SALOMÓN DE CÓRDOBA
Lectura del santo evangelio según san Juan (5,1-16):
Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las
Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales,
y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba
treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya
llevaba mucho tiempo, le dice:
«¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la
piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha
adelantado».
Jesús le dice:
«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su
camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al
hombre que había quedado sano:
«Hoy es sábado, y no se puede llevar la
camilla».
Él les contestó:
«El que me ha curado es quien me ha dicho:
“Toma tu camilla y echa a andar”».
Ellos le preguntaron:
«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la
camilla y eches a andar?».
Pero el que había quedado sano no sabía quién
era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había
alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y
le dice:
«Mira, has quedado sano; no peques más, no
sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos
que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos perseguían a Jesús,
porque hacía tales cosas en sábado.
1. Un hombre que lleva treinta y ocho años enfermo
y solo, esperando que alguien le ayude y no encuentra a nadie, es un caso que
impresiona, por la
enfermedad que padece y, sobre todo, por la
soledad en que malvive. No tiene a nadie en este mundo. Por eso Jesús, al verlo
de aquella manera, no lo pensó un instante. Ni se puso a pensar que era sábado
y por tanto estaba prohibido curar y hacer que el hombre se fuera cargado con
la camilla. Cuando Jesús tropezaba con
el sufrimiento de alguien, no soportaba dejar, así las cosas.
2. Todos tenemos muchas razones para escurrir
el hombro ante el dolor ajeno.
Con frecuencia
echamos mano de argumentos políticos.
Por eso decimos que es responsabilidad de los poderes públicos. O argumentamos diciendo que lo importante es
que cambie el sistema económico mundial.
Efectivamente, todo
eso tiene mucho de verdad. Pero hay
algo que no se resuelve con dinero y política. El desamparo de los que se
sienten enteramente solos, eso no tiene otra solución que la cercanía personal
y la sensibilidad del que es capaz de empatizar con el otro.
3. La razón más falsa, que se puede dar,
para abandonar al que sufre, es la que
se basa en motivos religiosos: "tengo que irme de retiro", "no
me lo permite mi conciencia", "eso está prohibido por la
Iglesia"...Y así sucesivamente.
Una religión o una
espiritualidad que abandona, con buena conciencia, al que sufre es la mayor
mentira y el más descarado autoengaño. Si somos personas
creyentes y de espíritu, tenemos que incorporar
en nuestra vida la costumbre instintiva de no soportar el sufrimiento que, de
alguna manera (al menos), podemos
remediar o aliviar.
Sacerdote y Mártir
Martirologio Romano: En Córdoba, en Andalucía (España), pasión de los
santos Rodrigo, presbítero, y Salomón, mártires. El primero, al negarse a
aceptar a Mahoma como el verdadero profeta enviado por el Omnipotente, fue
encarcelado. En el cautiverio coincidió con Salomón, que algún tiempo antes
había pertenecido a la religión mahometana, y al ser decapitados ambos a la
vez, finalizaron gloriosamente el curso de su combate. († 857)
Breve Biografía
San Rodrigo mártir vivió bajo el reinado de
Mohamed I, hijo de Abderramán II, en el emirato de Córdoba.
San Eulogio, obispo de esta ciudad, da cuenta del
martirio sufrido por Rodrigo, juntamente con san Salomón, el día tercero de los
días de marzo (día 13) del año 895.
Natural de un pueblo próximo a Egabro (Cabra),
cursó en esta ciudad los estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote.
Uno de sus hermanos, fanático de Mahoma, arremetió
un día contra él y lo dejó malherido; y habiéndolo instalado en una camilla, lo
paseó por la ciudad, explicando que de esta manera quería demostrar su fe
musulmana. Pero habiéndose rehecho Rodrigo de sus heridas, logró escapar.
Su hermano, despechado, lo acusó ante el cadí de
prevaricador y apóstata. Conducido a prisión, allí conoció a otro mozárabe,
Salomón, acusado como él de haber renegado de Mahoma.
Después de numerosos intentos por convertirlos al
Islam, el cadí los sentenció a muerte. Fueron degollados, y sus cuerpos, atados
a pesadas piedras, fueron arrojados al río. Pero fueron hallados
milagrosamente, y enterrados solemnemente, durante una procesión nocturna,
precedida por el obispo Saúl.
La fiesta de san Rodrigo y san Salomón se celebra
el 13 de marzo.
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