lunes, 26 de marzo de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 28 DE MARZO – MIÉRCOLES SANTO – San SIXTO – III




28  DE  MARZO
– MIÉRCOLES  SANTO –

Lectura del santo evangelio según san Mateo (26,14-25):
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso:
«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó:
«ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
«¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió:
«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió:
 «Tú lo has dicho.»

1.  El "caso Judas" es un paradigma.  Hace algunos años, se pensaba que Judas traicionó a Jesús por motivos políticos. Esta idea se basa en el apodo de lscariote, una palabra que algunos han deducido del término iskarios, que significaría "sicario". O sea, un revolucionario violento. Pero eso no está demostrado.  Ni parece que sea demostrable.  Es una interpretación de Judas que estuvo de moda, en los ambientes teológicos, en los 60 y 70 del siglo pasado (O. Cullmann). 
Sin embargo, en el "caso Judas", lo más lógico es pensar lo que dice expresamente el Evangelio, a saber: que Judas era un ladrón que robaba (Jn 12, 6). 0 sea, fue la codicia lo que hizo de aquel hombre un traidor.
Y eso es lo que relatan los evangelios:
¿Cuánto estáis dispuestos a darme si os lo entrego? (Mt 26, 15; cf. Mc 14, 10-11; Lc 22, 3-6).
La traición de Judas fue la traición de la codicia. El deseo de dinero y riqueza, que, tal como hoy funciona la economía mundial, se consigue a base de acumular arruinando a los demás.
Es lo que estamos viendo y padeciendo en estos tiempos de crisis económica mundial. La crisis que ha hundido a la clase media y que ha abierto una brecha
asombrosa y criminal entre los más ricos (un 2%) y los más pobres (más del 80%) de la población mundial.   
¿Cómo podemos seguir aguantando a Judas tan presente hoy entre nosotros?

2.  El "caso Judas" pone en evidencia que la    deshumanización puede estar presente en los momentos   y en los actos que más nos humanizan. En el "caso Judas", la traición a la amistad y a la vida puede estar en el centro mismo de la comensalía, en el momento en que compartimos la mesa y el pan, es decir, en el símbolo central de la "vida compartida".

3.  Mateo (con Mc y Lc) le da más importancia a este hecho al situarlo en la cena de la Pascua judía. Pero se sabe que esta cena no fue la "cena pascual", ya que se celebró un día antes (Jn 13, 1; 18, 25), en el día de la Preparación, cuando se sacrificaban los corderos   pascuales (Jn 19, 14; cf. 19, 31. 42).
La última cena no fue un acto "religioso", sino una cena de despedida, un acto profundamente humano, cargado de intimidad, de miedos, de oscuridades y también de cinismos y traiciones. Todo como la vida misma. La vida de un hombre entre otros hombres.

San SIXTO – III

XLIV Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, junto a san Lorenzo, sepultura de san Sixto III, papa, que restableció la concordia entre el Patriarcado de Antioquía y el de Alejandría, y en la Ciudad eterna erigió para el pueblo de Dios la basílica de Santa María, en el monte Esquilino (440).

Fecha de canonización: Fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, por lo que su culto fue aprobado por un obispo como consecuencia de la devoción popular.
Fue elegido papa a la muerte de san Celestino I, en el año 432, y ocupó la sede de Pedro por ocho años que fueron muy llenos de exigencias.
Durante su vida se vio envuelto casi de modo permanente en la lucha doctrinal contra los pelagianos, siendo uno de los que primeramente detectó el mal y combatió la herejía que había de condenar al papa Zósimo. De hecho, Sixto escribió dos cartas sobre este asunto enviándolas a Aurelio, obispo que condenó a Celestio en el concilio de Cartago, y a san Agustín. Se libraba en la Iglesia la gran controversia sobre la Gracia sobrenatural y su necesidad tanto para realizar buenas obras como para conseguir la salvación.
Pelagio fue un monje procedente de las islas Británicas. Vivió en Roma varios años ganándose el respeto y la admiración de muchos por su vida ascética y por su doctrina de tipo estoico, según la cual el hombre es capaz de alcanzar la perfección por el propio esfuerzo, con la ayuda de Dios solamente extrínseca -buenos ejemplos, orientaciones y normas disciplinares, etc.,- ¡era un voluntarista! Además, la doctrina llevaba anexa la negación del pecado original. Y consecuentemente rechaza la necesidad de la redención de Jesucristo. De ahí se deriva a la ineficacia sacramentaria. Todo un monumental lío teológico basado en principios falsos que naturalmente Roma no podía permitir.
Y no fue sólo esto. El Nestorianismo acaba de ser condenado en el concilio de Éfeso, en el 431, un año antes de ser elegido papa Sixto III; pero aquella doctrina equivocada sobre Jesucristo había sido sembrada y las consecuencias no desaparecerían con las resoluciones conciliares. Nestorio procedía de Antioquía y fue obispo de Constantinopla. Mantuvo una cristología imprecisa en la terminología y errónea en lo conceptual, afirmando que en Cristo hay dos personas y negando la maternidad divina de la Virgen María; fue condenada su enseñanza por contradecir la fe cristiana; depuesto de su sede, recluido o desterrado al monasterio de san Eutropio, en Antioquía, muriendo impenitente fuera de la comunión de la Iglesia. El papa Sixto III intentó con notable esfuerzo reducirlo a la fe sin conseguirlo y a pesar de sus inútiles esfuerzos tergiversaron los nestorianos sus palabras afirmando que el papa no les era contrario.
Llovieron al papa las calumnias de sus detractores. El propio emperador Valentiniano y su madre Plácida impulsaron un concilio para devolverle la fama y el honor que estaba en entredicho. Baso -uno de los principales promotores del alboroto que privaba injustamente de la fama al Sumo Pontífice- muere arrepentido y tan perdonado que el propio Sixto le atiende espiritualmente al final de su vida y le reconforta con los sacramentos.
Como todo santo ha de ser piadoso, también se ocupó antes de su muerte -en el año 440 y en Roma-, de reparar y ennoblecer la antigua basílica de Santa María la Mayor que mandó construir el papa Liberio, la de San Pedro y la de San Lorenzo.

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