miércoles, 21 de marzo de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 22 DE MARZO - JUEVES – 5ª – SEMANA DE CUARESMA – B San Bienvenido Scotivoli




22  DE  MARZO -  JUEVES –
5ª – SEMANA DE  CUARESMA – B 

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,51-59):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».
Los judíos le dijeron:
«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices:
“Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”?
¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió?
También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?».
Jesús contestó:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».
Los judíos le dijeron:
«No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?».
Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy».
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

1.  Jesús anuncia un mensaje que quien lo acepta y se esfuerza por llevarlo a la práctica, por eso mismo, gozará de una vida sin límites. La vida que, como el
amor, es más fuerte que la muerte. Por eso precisamente se trata de una vida con esperanza, es decir, con plenitud de sentido.
El sin-sentido, que muchas veces tiene la vida, alcanza por eso una razón de ser que es fuente inagotable de sentido, es decir, de esperanza, que supera el destino inevitable de la muerte.

2.  Pero ocurre que, entre gentes religiosas, suelen   abundar quienes se aferran a las tradiciones y costumbres de antes, a lo pasado, a lo antiguo, negándose a aceptar lo nuevo, lo que rompe sus    esquemas de pensamiento y sus costumbres de toda la vida.
Es lo que les pasó a los fariseos del tiempo de Jesús y lo que les pasa ahora a no pocos cristianos, chapados a la antigua, que no toleran la novedad que les desconcierta, les inquieta y les irrita.

3.  La reacción, en tales casos, suele ser el recurso al insulto, a la descalificación y a la agresión personal. Los fariseos le decían a Jesús que ellos estaban con
Abrahán.  Por eso se sentían autorizados para decir que   Jesús estaba endemoniado.  Y hasta llegaron a intentar apedrearle.
La resistencia al Evangelio se puede disfrazar, en nuestro tiempo, de añoranzas por la Iglesia que hubo antes del Vaticano II.

San Bienvenido Scotivoli


Martirologio Romano: En Osimo, en el Piceno, san Bienvenido Scotivoli, obispo, que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, promovió la paz entre los ciudadanos y, según el espíritu de los Hermanos Menores, quiso morir sobre tierra desnuda († 1282).

Breve Biografía
Bienvenido Scotívoli nació en Ancona en 1188; estudió derecho en Bolonia bajo la guía de San Silvestre Guzzolini, canónigo de Osimo, después fundador de los monjes Silvestrinos.
Nombrado capellán pontificio, luego arcediano de Ancona. El 1 de agosto de 1263 fue nombrado administrador de la diócesis de Osimo, que había sido unida a la Numana por Gregorio IX en castigo por su adhesión al partido de Federico II. Restablecida la sede el 13 de marzo de 1264 Urbano IV le confió su gobierno a Bienvenido, que en 1267 fue también encargado por Clemente IV del gobierno de la Marca de Ancona.
En este período ordenó sacerdote a san Nicolás de Tolentino. Fue devotísimo de San Francisco, acogió en su diócesis a los Hermanos Menores y pidió pertenecer a la primera Orden. Vistió con fervor el hábito y se empeñó en vivir el espíritu seráfico.
Bienvenido fue un gran reformador. Por una disposición del 15 de enero de 1270 prohibió al monasterio de San Florencio de Pescivalle, del cual era administrador, enajenar los bienes.
En un sínodo habido el 7 de febrero de 1273 prohibió la venta de las propiedades eclesiásticas y en 1274 puso en marcha las reforma del capítulo de la catedral y defendió los derechos de la diócesis sobre la ciudad de Cingoli.
En su ministerio episcopal siempre tuvo como única meta promover la gloria de Dios, despreciar las riquezas y las cosas del mundo, trabajar intensamente por el bien de su alma y de las almas confiadas a sus cuidados.
En su actuación sabía unir la fortaleza y la suavidad de los modales, para el triunfo de la justicia y de la paz en el vínculo del amor. Fue un verdadero y buen pastor de su rebaño y vigilante custodio de las leyes de Dios y de la Iglesia. Celoso en la predicación evangélica y en la instrucción catequística, muchas veces visitó la diócesis, celebró un sínodo diocesano en el cual dictó sabias normas para promover la disciplina eclesiástica. Promovió la cultura y la formación de los nuevos levitas, que preparaba para el sacerdocio, con palabra inspirada, con el buen ejemplo, y con su vida santa.
Bienvenido murió el 2 de marzo de 1282, a los 94 años. Fue sepultado en la iglesia catedral de Osimo en un noble mausoleo, por disposición del clero y el pueblo. Sobre su sepulcro tuvieron lugar gracias y milagros. Martín IV reconoció el culto en 1284, sin haber sido canonizado.

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