5 DE MARZO –LUNES –
3ª– SEMANA DE CUARESMA – B
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 24-30
Vino Jesús a Nazaret y dijo al pueblo en la sinagoga:
"Os aseguro que ningún profeta es bien
mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos
de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una
gran hambre en todo el país; sin
embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta
en el territorio de Sidón. Y muchos
leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de
ellos fue curado, más que Naamán el sirio'.
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron
furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del
monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se
abrió paso entre ellos y se alejaba.
1. Este evangelio pone al descubierto lo
peligroso que es el nacionalismo
intolerante y fanático. En Nazaret abundaban los nacionalistas de ese estilo.
Por eso se pusieron furiosos cuando Jesús les
dijo que una viuda de Sarepta y un
leproso de Siria habían sido preferidos
a todas las viudas y a todos los leprosos que había en Israel.
Los nacionalistas no
toleran que los que ellos llaman "extranjeros" sean mejor
considerados y tratados que ellos.
2. Es bueno amar la propia patria y la propia
nacionalidad. Pero no es bueno el
nacionalismo que se vincula a la intolerancia y al fanatismo. Porque "el
fanatismo reside en el hecho de obligar a los
demás a cambiar" (Amos Oz). Y la intolerancia lleva consigo el rechazo de
las creencias y convicciones de los demás, unido eso al poder de impedir que
los otros vivan como ellos creen que
más les conviene.
3. Jesús vio y experimentó el peligro que lleva
consigo el nacionalismo, así vivido, porque divide y enfrenta a las personas, a
los pueblos y a las culturas,
desencadena violencias y desprecios
mutuos. Y, desde el punto de vista
religioso, este tipo de nacionalismo se convierte en una especie de religión
civil que se fundamenta en un Dios violento, intolerante y peligroso.
No se trata, por
tanto, del problema de los derechos de
autonomía y libertad, que tenía el pueblo judío frente a la potencia invasora y
dominante, que era el Imperio Romano.
Jesús no quiso entrar
en ese problema, ni vincularse a los movimientos de resistencia, que entonces
eran frecuentes en Galilea. Jesús vio que los problemas más serios de los
pueblos se resuelven radicalmente desde la
conversión propia de cada ciudadano.
No se resuelven, sino
que se agravan, mediante el enfrentamiento de los débiles (los judíos) contra
los romanos (los fuertes).
SAN ADRIAN
San Adrián fue un mártir de la Iglesia Católica que vivió en tiempos
de la última y más terrible de las persecuciones que padecieron los primeros
cristianos promovida por el emperador romano Diocleciano.
Según algunos registros en griego y latín, Adrián
fue oficial de la guardia del emperador Galerio y por lo tanto perseguidor de
cristianos. Sin embargo, un día estando presente en el juicio y tortura de
veintidós mártires, quedó tan impresionado que decidió convertirse al
cristianismo.
El santo vivió terribles tormentos después de ser
apresado junto a algunos compañeros durante un viaje a la ciudad de Cesarea,
cuando visitaba a unos cristianos. Inmediatamente fue conducido ante el
gobernador de Palestina, Firmiliano, quien lo mandó azotar y desgarrar las
carnes con garfios de hierro, para después ser arrojado a las fieras.
Fue decapitado cerca del año 306 en la antigua
ciudad de Nicomedia (reino de Bitinia) por no acceder a renegar de su fe. Su
fiesta se celebra el 5 marzo.
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