17 DE
MARZO - SÁBADO-
4ª-
SEMANA DE CUARESMA - B
primer obispo de Málaga
Lectura del santo evangelio según san Juan (7,40-53):
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los
discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No
dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el
pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por
su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso
la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos
sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los fariseos les replicaron:
«También vosotros os habéis dejado embaucar?
¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de
la ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a
visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie
sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».
Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás
que de Galilea no salen profetas».
Y se volvieron cada uno a su casa.
1. El enfrentamiento de los jefes religiosos y
de los fariseos contra Jesús va en aumento. De forma que la tensión, la
división y la crispación llegan a la gente sencilla (óchlos), al pueblo humilde
y de más baja condición.
Nadie se preguntaba
si Jesús tenía que morir porque eso era lo que Dios quería, porque así salvaría
al mundo, porque Dios estaba ofendido por nuestros pecados...
Lo que allí se
planteaba era si tenían razón los dirigentes religiosos; o si quien tenía la
razón era Jesús.
2. Con Jesús estaba el pueblo. Contra Jesús estaban
los "hombres de la religión". Los argumentos del pueblo eran que
Jesús es el Mesías, es el Profeta, es decir, argumentos positivos. Los argumentos de los dirigentes religiosos
eran que el Mesías no podía venir de Galilea, que de Galilea no podía salir un
profeta, que el pueblo no conocía la ley religiosa y que además el pueblo
estaba maldito.
Es decir, los
argumentos de los entendidos en religión eran negativos y de profundo desprecio
hacia la pobre gente.
3. Ni siquiera se tuvo en cuenta la justa advertencia
de Nicodemo: ¿es que se puede condenar a alguien sin oírlo y sin darle ocasión
de defenderse?
La historia se
repite: los que tienen poder, y más si se trata de poder religioso, siempre se
creen en posesión de la verdad y con razones para condenar a quien no se
somete a ellos. Jesús vivió en sus carnes esta
dolorosa historia.
SAN PATRICIO,
San Patricio (¿Málaga?, siglo III - Galia, 16 de
marzo de 307) figura ya como obispo de Málaga en las actas del Concilio de
Elvira, cerca de la ciudad de Granada, celebrado entre el año 300 y 313, y que
estuvo acompañado, como consejeros, de sacerdotes malagueños de Teba, Ronda la
Vieja y Alhaurín el Grande. En este Concilio se da fuerza a la presentación del
cristianismo y se intensifica profundamente el número de conversiones, de
manera que se llenaban los templos a rebosar y hubo que construir muchos
nuevos.
Ejerció su apostolado durante el gobierno del
emperador romano Diocleciano y el tetrarca de occidente Maximiano, en cuyo
tiempo los cristianos sufrieron una dura persecución religiosa, con numerosos
mártires, entre los que destacan san Ciriaco y santa Paula, los patronos de
Málaga, que según la leyenda popular fueron martirizados a orillas del
Guadalmedina. El mismo Patricio fue objeto de esta cruel persecución de los
cristianos, y tuvo que estar constantemente de acá para allá. Tuvo que
expatriarse a las Galias, donde murió el 16 de marzo de 307.
El papa Gregorio XVI decretó su culto público. No
hay datos de sus sucesores episcopales hasta el año 579.
Tiene dedicada una calle en Málaga, en la zona de
la Victoria y una iglesia en el barrio de Huelin.
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