26 DE OCTUBRE - VIERNES –
29ª – SEMANA DEL
T.O. – B –
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):
Yo, el
prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza
de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo.
Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade
todo.
Palabra de Dios
Salmo: 23,1-2.3-4ab.5-6
R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia,
Señor
Del Señor
es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y
todos sus habitantes:
él la
fundó sobre los mares,
él la
afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién
puede estar en el recinto sacro?
El hombre
de manos inocentes y puro corazón,
que no
confía en los ídolos. R/.
Ése
recibirá la bendición del Señor,
le hará
justicia el Dios de salvación.
Éste es
el grupo que busca al Señor,
que viene
a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,54-59):
En aquel
tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida:
"Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís:
"Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar
el aspecto de la tierra y del cielo, - ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo
presente? - ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo
posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te
arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta
en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último
céntimo.»
Palabra del Señor
1. A
todo el mundo le preocupa ahora el cambio climático. Y son muchos los que se
preguntan angustiados si no estamos asistiendo a una nueva era
en
la historia y en la vida de la humanidad.
Como se suele decir últimamente, "no
vivimos en una época de cambio, sino en un cambio de época".
Un cambio acelerado y creciente que lo está
trasformando todo: las costumbres, las formas de vida, los valores y, de un
modo especial, las creencias, los usos y
tradiciones religiosas.
2. Por
eso ahora, más que nunca, la Iglesia tiene "el deber apremiante de
escrutar a fondo los "signos de los tiempos" e interpretarlos a la
luz del Evangelio (Conc. Vaticano II. GS 4, 1).
- ¿Qué quiere decir esto ahora mismo?
Cuando se producen cambios tan rápidos y tan
profundos, con tales cambios ocurren dos cosas:
1) Las religiones se
quedan rezagadas, no pueden evolucionar con la misma rapidez con que cambia la sociedad.
2) Mucha gente se desconcierta y por eso, mientras unos abandonan las
creencias, otros se aferran a lo que les da seguridad, lo tradicional, lo de
siempre.
Así las cosas, surgen las divisiones, las
tensiones, los conflictos. El problema en este momento está en que, después de
Pablo VI, el papado ha protegido y potenciado a los grupos de creyentes más fundamentalistas,
al tiempo que grandes cantidades de cristianos abandonan masivamente las
creencias y prácticas religiosas.
Los "signos de los tiempos" nos
impulsan a poner los ojos en la humanidad sufriente que busca, y no encuentra,
un mundo más humano.
Es urgente que todos en la Iglesia nos
esforcemos por humanizar este mundo a la luz del Evangelio.
3. La
gran oferta, que Dios nos ha hecho, es el papa Francisco: un hombre de Dios,
que no se limita a buscar el "bien", sino que contagia
"bondad". Porque
es
a partir de la bondad -corazón del Evangelio- desde donde se puede cambiar este
mundo. Por eso el actual obispo de Roma ha llegado, en pocos meses, a ser
considerado como el "hombre del año". Y su popularidad crece de día
en día.
La bondad del actual Papa es lo que este mundo
necesita de forma más apremiante. - ¿Cuándo se nos va a conocer -y reconocer- a
los cristianos, precisamente, por nuestra bondad?
San Evaristo papa
Judío de origen griego,
pastoreó la iglesia sucediendo al papa Anacleto. Fue humilde y docto en la
predicación y defendió la fe de los errores gnósticos.
Vida de San Evaristo papa
Nació por los años 60, de una familia judía asentada en tierras
griegas. Recibió educación judía y aprendió en los liceos helénicos.
No se conocen datos de su conversión al cristianismo, pero se le ve
ya en Roma como uno de los presbíteros muy estimados por los fieles que, lleno
de celo, eleva el nivel de la comunidad de cristianos de la ciudad,
entregándose por completo a mostrarle a Jesucristo. Amplio conocedor de la
Sagrada Escritura, es docto en la predicación y humilde en el servicio.
Muerto mártir el Papa Anacleto, sucesor de Clemente, la atención se
fija en Evaristo. Por humildad se resistió con todas las fuerzas posibles a
asumir la dignidad que comportaba tan alto servicio. El día 27 de Julio del año
108 tuvo la Iglesia por Papa a Evaristo.
Atendió cuidadosamente las necesidades del rebaño: Defiende la
verdadera fe contra los errores gnósticos. Establece normas que afectan a la consagración
y trabajo pastoral de los Obispos y de los diáconos. Manda la celebración
pública de los matrimonios. Se ocupa de la vida de los fieles, esbozándose ya
una cierta administración territorial, para su mejor atención y gobierno.
También escribió cartas a los fieles de Africa y de Egipto.
Murió mártir, siendo Trajano emperador, hacia el 117.
(Fuente: catholic.net)
No hay comentarios:
Publicar un comentario