martes, 30 de octubre de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 DE OCTUBRE – MIERCOLES – 30ª – SEMANA DEL T.O. – B – San Alonso Rodríguez



31 DE OCTUBRE – MIERCOLES –
30ª – SEMANA DEL T.O. – B –
San Alonso Rodríguez

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6,1-9):
Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque eso es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.»
Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres.
Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre se lo pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.

Palabra de Dios

Salmo: 144,10-11.12-13ab.13cd-14

R/. El Señor es fiel a sus palabras
Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,22-30):
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
 «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha.
Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

Palabra del Señor

1.   Este relato nos pone a todos ante el problema   último, del que nadie se escapa, que a todos nos preocupa, aunque es cierto que son muchos los que se quitan de encima este problema, echando mano del simple argumento que consiste en decir que la muerte es el final. Y con ella, todo se acaba.
Se sabe que, en tiempo de Jesús, era frecuente la pregunta de si serán muchos o pocos los que alcancen la salvación. Es decir, la pervivencia "post-mortem" y "para siempre".

2.   En la actualidad, no se suele hablar de este asunto. Pero todos lo llevamos colgado o, si se prefiere, lo arrastramos. Es la sombra que nos acompaña siempre, por más que intentemos desentendernos de ella. Y no podemos quitarnos de encima este asunto porque brota de lo más hondo de nosotros mismos.  Es el ansia de vida ilimitada, que es constitutiva de nosotros mismos.
Es parte de nuestra propia identidad. Y el que dice que esto no le interesa, ni le importa, miente. La repugnancia instintiva, que sentimos ante el hecho de la muerte (y todo lo que se asocia a la muerte) es la demostración más palmaria, la más clara, de que el anhelo por "el más allá" es constitutivo de nuestro ser, de nuestra condición humana. Es algo tan pegado a nosotros mismos, que jamás podremos quitárnoslo de encima.                    

3.   Todo esto supuesto, lo que Jesús rechaza y denuncia -en este evangelio- es la preocupación, que    muchos tienen, de interesarse solamente por su propia salvación. Cuando lo que Jesús no se cansó de enseñar y repetir es que lo que nos tiene que preocupar es la salvación del mundo. Nuestra obsesión tendría que ser la salvación y la vida "para todos".

San Alonso Rodríguez


En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, que, al perder su esposa e hijos, entró como religioso en la Compañía de Jesús y estuvo como portero del colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad, obediencia y constancia en una vida penitente.

Vida de San Alonso Rodríguez
Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».
Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús. A los doce años fueron alojados en su casa Pedro Fabro y otro jesuita, cuyas enseñanzas atesoró. Estudió en el Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.

Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con San Pedro Claver.

(Fuente: archimadrid.es)

No hay comentarios:

Publicar un comentario