viernes, 26 de octubre de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE OCTUBRE - SÁBADO – 29ª – SEMANA DEL T.O. – B – Santos Vicente, Sabina y Cristeta (hermanos mártires del siglo IV)



27  DE OCTUBRE - SÁBADO –
29ª – SEMANA DEL  T.O. – B –
(hermanos mártires del siglo IV)

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,7-16):
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura:
«Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.»
El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor

Palabra de Dios

Salmo: 121,1-2.3-4a.4b-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó:
 «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así?
Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?
Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
 «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador:
"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?"
Pero el viñador contestó:
"Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

Palabra del Señor

1.  Se sabe que Galilea fue, en tiempo de Jesús, patria de numerosos grupos disidentes anti-imperialistas. En Hech 5, 37 se menciona a Judas el Galileo. Y en el relato de hoy nos encontramos con un grupo de galileos que fueron asesinados por el procurador romano Poncio Pilatos. Además, el hecho se produjo con la especial crueldad de que el asesinato fue cometido por los legionarios romanos en el templo, en un acto religioso. El crimen, por tanto, fue una
provocación muy grave para los sentimientos nacionalistas y religiosos de cualquier israelita.

2.  Era, pues, una situación que exigía una   protesta enérgica y una denuncia pública contra los abusos criminales con los que la dominación romana   humillaba a los israelitas. Sin embargo, la respuesta de Jesús fue desconcertante.
No dijo ni media palabra contra Pilatos o contra los romanos. Por el contrario, les advirtió a sus oyentes que, si no se convertían y cambiaban de vida, todos iban a terminar también asesinados.
- ¿No fue esto una cobardía que traicionaba los sentimientos más nobles y los derechos más evidentes de un pueblo sometido al gran tirano?

3.  Jesús no fue ni cobarde ni cómplice ante los romanos.   Prueba de ello es que lo crucificaron por motivos políticos, como quedó escrito en el letrero que
pusieron en la cruz (Mt 27, 37 par). Jesús no fue cobarde. Jesús fue al fondo del problema. 
Jesús estaba convencido de que los conflictos políticos no se resuelven solamente cambiando a los gobernantes, aunque sean tiranos.
Los conflictos políticos se resuelven cuando cambian en su intimidad y se convierten en su corazón todos los agentes que son partes del conflicto.
Los conflictos políticos dejan heridas que dividen y generan odios y resentimientos.
Mientras tales heridas no cicatrizan, el conflicto sigue en carne viva. La solución es curar las heridas, no solo cambiar a los gobernantes.  Estamos cansados de ver países en conflicto, que cambian de régimen, pero la miseria y el conflicto siguen igual, y siempre se llevan la peor parte los mismos, los más pobres.
Lo único que de verdad puede cambiar este mundo es "la bondad", asimilada e integrada en la vida de quienes vamos por la vida diciendo que somos creyentes en Jesús.

Santos Vicente, Sabina y Cristeta
(hermanos mártires del siglo IV)


Vicente, Sabina y Cristeta son hermanos. Han nacido y viven en Talavera (Toledo). Los tres disfrutan de su juventud —Cristeta, casi niña- y, como en tantos hogares después del fallecimiento de los padres, hace cabeza Vicente que es el mayor.
Manda en el Imperio la tetrarquía hecha por Diocleciano con el fin de poner término a la decadencia que se viene arrastrando a lo largo del siglo III por las innumerables causas internas y por las rebeliones y amenazas cada vez más apremiantes en las fronteras. Diocleciano, augusto, reside en Nicomedia y ocupa la cumbre de la jerarquía; su césar Galerio reside en Sirmio y se ocupa de Oriente; Maximiano es el otro augusto que se establece en Milán, con su césar Constancio, en Tréveris, gobiernan Occidente.
El presidente en España es Daciano hombre cruel, bárbaro y perverso, que odia sin límites el nombre cristiano y que va dejando un riego de mártires en Barcelona y en Zaragoza. Llega a Toledo y sus colaboradores buscan en Talavera seguidores de Cristo.
Allí es conocido como tal Vicente, que se desvive por la ayuda al prójimo y es ejemplo de alegría, nobleza y rectitud.
Llevado a la presencia del Presidente, se repite el esquema clásico, en parte verídico y en parte parenético de las actas de los mártires. Halagos por parte del poderoso juez pagano con promesas fáciles, y, por parte del cristiano, profesiones de fe en el Dios que es Trinidad, en Jesucristo-Señor y en la vida eterna prometida. Amenazas de la autoridad que se muestra dispuesta a hacer cumplir de modo implacable las leyes y exposición tan larga como firme de las disposiciones a perder todo antes de la renuncia a la fe nutriente de su vida que hace el cristiano. De ahí se pasa al martirio descrito con tonos en parte dramáticos y en parte triunfales, con el añadido de algún hecho sobrenatural con el que se manifiesta la complacencia divina ante la fidelidad libre del fiel.
Bueno, pues el caso es que a Vicente lo condenan a muerte por su pertinacia en perseverar en la fe cristiana. Lo meten en la cárcel y, en espera de que se cumpla la sentencia, es visitado por sus dos hermanas que, entre llantos y confirmándole en su decisión de ser fiel a Jesucristo, le sugieren la posibilidad de una fuga con el fin de que, sin padres que les tutelen, siga él siendo su apoyo y valedor. La escapada se realiza, pero los soldados romanos los encuentran en la cercana Ávila donde son los tres martirizados, en el año 304.
El amor a Dios no supone una dejación, olvido o deserción de los nobles compromisos humanos. Vicente, aceptando los planes divinos hasta el martirio, hizo cuanto legítimamente estuvo de su parte para sacar adelante su compromiso familiar.

   Fuente: http://www.archimadrid.es/princi/princip/otros/
san toral/san tora

No hay comentarios:

Publicar un comentario