13 DE ENERO – LUNES –
1ª – SEMANA DEL T.O. – A
San Hilario de Poitiers
Comienzo
del primer libro de Samuel (1,1-8):
Había un hombre sufita, oriundo de Ramá, en la serranía
de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo
de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina;
Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía.
Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo, para adorar y
ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de
sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés. Llegado el día de
ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e
hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la quería, pero el
Señor la había hecho estéril. Su rival la insultaba, ensañándose con ella para
mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así hacía año tras año;
siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así.
Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná, su marido, le dijo: «Ana, ¿por
qué lloras y no comes? ¿Por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez
hijos?»
Palabra de Dios
Salmo:
115,12.13.14.17.18.19
R/.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a
proclamar el Evangelio de Dios.
Decía:
«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed
en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que
eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
«Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan,
que estaban en la barca repasando las redes.
Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se
marcharon con él.
Palabra del Señor
1. El evangelio de Marcos inicia el relato de la
vida pública de Jesús. Y lo inicia con dos datos que impresionan. En primer lugar,
Jesús se va a Galilea.
Es sabido que
Galilea era la región pobre, subdesarrollada, y cuyos habitantes eran mal
vistos por la sociedad instalada, que vivía en la capital, Jerusalén.
O sea, Jesús vio
que, para empezar, lo primero que tenía que hacer era irse, no con los
poderosos e influyentes, sino con los marginados y atrasados, los sencillos
trabajadores pobres y para los pobres. Lo primero que vio Jesús es que los
cambios profundos vienen de abajo.
2. El segundo dato, que impresiona en este
relato, es que Jesús se fue a Galilea cuando se enteró de que a Juan Bautista
lo habían metido en la cárcel.
Arrestar a Juan fue
decisión de Herodes Antipas, el hijo de Herodes el Grande, el tirano que
reinaba cuando Jesús vino a este mundo. Los poderes totalitarios de aquel
tiempo no necesitaban muchos argumentos, ni jueces, ni juicios, para meter a
uno en la cárcel. Y, si se les antojaba, para matar a cualquier preso o incluso
a cualquier ciudadano. Por otra parte,
se sabe que Galilea vivía, ya entonces, en un ambiente político-religioso de
agitación, revueltas, grupos inquietos y sospechosos, que no tardaron en
organizarse para la lucha. Tal fue el caso de los "zelotas", que
estaban empezando a preparar el movimiento violento (y desastroso), del que nos
informa el historiador judío Flavio Josefo.
Pues bien, Jesús
fue a meterse en aquel peligroso ambiente. Para anunciar su proyecto. Jesús
unió su suerte y su destino a los pobres más amenazados.
3. Y este relato nos informa que lo primero, que
Jesús se puso a organizar, fue un grupo de "seguidores". Su proyecto no era reunir un movimiento de
gente violenta o algo parecido. El problema, que apunta aquí ya el Evangelio,
es mucho más serio y profundo.
Los numerosos
relatos de "seguimiento", que los evangelios, nos proponen una
lección teológica que mucha gente ni se imagina.
Todo se centra en
este hecho: “Solamente viviendo con
Jesús y como Jesús se puede aprender quién es Jesús y en qué consiste su
mensaje.”
El “seguimiento"
es constitutivo de la "cristología". En la Iglesia abunda la gente
que no se ha enterado de esto.
San Hilario de Poitiers
Nació en Poitiers, Francia, a principios del siglo IV;
Sus padres eran nobles gentiles. Fue bautizado el año 345 y desde entonces
vivió santamente. Fue elegido obispo de Poitiers el año 350.
Gran defensor de la fe en la divinidad de Cristo frente a
los arrianos. En su tratado sobre la Trinidad «De Trinitate» defiende la
doctrina del Concilio de Nicea y demuestra que las Sagradas Escrituras dan
testimonio claro de la divinidad del Hijo. En otros libros interpreta también
los sucesos del Antiguo Testamento como prefiguraciones de la venida de Cristo
al mundo.
El punto de partida de la reflexión de Hilario es la fe
en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, recibida en el bautismo. Dios Padre, que
es amor, comunica plenamente su divinidad al Hijo. Éste compartió nuestra
condición humana, de tal manera que sólo en Cristo, Verbo encarnado, la
humanidad encuentra la salvación. Asumiendo la naturaleza humana, Él ha unido a
sí a todo hombre. Por eso, el camino hacia Cristo está abierto para todos,
aunque por nuestra parte se requiere siempre la conversión personal.
San Hilario combatió herejías del arriano Auxencio de
Milán. Los arrianos lograron que el emperador Constancio, también arriano,
desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, a fines del año 356.
Su comentario fue: "Permanezcamos siempre en el destierro con tal que se
predique la verdad". Desde el
destierro envió a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros
Sobre la Trinidad, que se considera su mejor obra.
Asistió al concilio de Seleucia de Isauria, ciudad del
Asia Menor, en la región de Tauro. Allí trató Hilario sobre misterios de la fe.
Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como
un anticristo.
Sus enemigos, convencidos de que Hilario les era más
problema en el Oriente, le permitieron regresar a Poitiers. San Jerónimo
comenta sobre el gran júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí
realizó una importante labor de exégesis, escribiendo tratados sobre los
grandes misterios de la fe, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también
himnos y algunos le atribuyeron el "Gloria in excelsis".
Según san Isidoro de Sevilla, Hilario fue el primero que
introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente. Años más tarde San
Ambrosio introducirá esa costumbre en su catedral de Milán y los herejes lo
acusarán ante el gobierno diciendo que por los cantos tan hermosos que entona
en su iglesia le quita a ellos sus clientes que se van a donde los católicos
porque allá cantan más y mejor.
San Hilario murió el 13 de enero del año 367. Sus
reliquias estuvieron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron
sacrílegamente quemadas por los hugonotes.
Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente.
Entre sus ilustres discípulos está San Martín de Tours.
San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe.
El Papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el
sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario Doctor de la Iglesia por sus enseñanzas
sobre la divinidad de Cristo.
Oración
Señor Jesucristo: Te pedimos que, así como tu amigo San
Hilario nosotros empleemos también nuestra vida y nuestras fuerzas en hacerte
conocer y amar más y más. Amén.
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