lunes, 13 de enero de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 14 DE ENERO – MARTES – 1ª – SEMANA DEL T.O. – A San Félix de Nola






14  DE ENERO – MARTES –
1ª – SEMANA DEL T.O. – A


Lectura del primer libro de Samuel (1,9-20):

En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo, Ana se levantó y, con el alma llena de amargura, se puso a rezar al Señor, llorando a todo llorar.
Y añadió esta promesa:
«Señor de los ejércitos, si te fijas en la humillación de tu sierva y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu sierva y le das a tu sierva un hijo varón, se lo entrego al Señor de por vida, y no pasará la navaja por su cabeza.»
Mientras ella rezaba y rezaba al Señor, Elí observaba sus labios. Y, como Ana hablaba para sí, y no se oía su voz, aunque movía los labios, Elí la creyó borracha y le dijo:
«¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? A ver si se te pasa el efecto del vino.»
Ana respondió:
«No es así, Señor. Soy una mujer que sufre. No he bebido vino ni licor, estaba desahogándome ante el Señor.
No creas que esta sierva tuya es una descarada; si he estado hablando hasta ahora, ha sido de pura congoja y aflicción.»
Entonces Elí le dijo:
«Vete en paz. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.»
Ana respondió:
«Que puedas favorecer siempre a esta sierva tuya.»
Luego se fue por su camino, comió, y no parecía la de antes. A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al Señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer Ana, y el Señor se acordó de ella.
Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo:
«Al Señor se lo pedí.»

Palabra de Dios

Salmo: 1S 2,1.4-5.6-7.8abcd

R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador

Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R/.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R/.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R/.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?
¿Has venido a acabar con nosotros?
Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó:
«Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor

1.   Lo primero, que queda patente en este episodio, es el contraste entre la enseñanza que transmitía Jesús y la que transmitían los letrados o "teólogos" oficiales de la religión establecida. Este contraste es lo que, según la narración, más llamó la atención de la gente. Fue algo que advirtió enseguida el público que acudió a la sinagoga. - ¿En qué podía estar la diferencia que la gente notó entre la enseñanza de Jesús y la enseñanza de los maestros de la Ley?
Se sabe que la tarea y la responsabilidad de los letrados consistía en vigilar la sumisión y la ortodoxia  de los fieles según las enseñanzas de la tradición religiosa, el cumplimiento de las normas, la fiel observancia de la Torá, la Ley que, con la autoridad de los "hombres de la religión" le transmitía a la gente la mentalidad sumisa, que era lo fundamental y lo más característico de aquella religión.

2.   Jesús no enseñaba, ni transmitía, la "mentalidad sumisa". Lo que Jesús no se cansó de hacer fue liberar a los oprimidos por las fuerzas del mal". A esto justamente se refiere el Evangelio cuando habla de los espíritus inmundos.
Que no eran "demonios", sino todo cuanto actúa en la vida como poderes de opresión, poderes causantes   del sufrimiento humano, ya sea que causen enfermedades, desgracias, sufrimientos de toda índole. Esta “representación" de las fuerzas del mal como "espíritus inmundos" había sido copiada por los israelitas exiliados en Babilonia. Y en la lucha contra estas fuerzas, se centra gran parte del material mítico, que se encuentra en los evangelios, relativo a "demonios", "espíritus impuros" o denominaciones semejantes (O. Bócher).

3.  Desde que en el mundo hay religiones organizadas, la religión es generalmente aceptada como un sistema de rangos, que implica dependencia, sumisión y subordinación a superiores invisibles (Walter Burkert). Lo que suele dar pie a que las religiones fomenten los "rituales de sumisión": callar, obedecer, inclinarse, aguantar, arrodillarse, tirarse al suelo... (I. Eibl-Eibesfeldt).
Es evidente que Jesús no enseñó nada de esto. Ni quiso este tipo de conductas. Esto es lo que, en el fondo, entusiasmó a la gente que escuchaba a Jesús.

San Félix de Nola


En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).

Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.
Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.
Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.
Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.

https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felix_de_Nola.htm

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