21 DE ENERO – MARTES –
2ª – SEMANA DEL T. O. – A –
Lectura del primer libro de Samuel16,1-13
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo he
rechazado como rey sobre Israel?
Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de
Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».
Samuel respondió:
«¿Cómo voy a ir? Si lo oye Saúl, me mata».
El Señor respondió:
«Llevas de la mano una novilla y dices que has venido a ofrecer un
sacrificio al Señor. Invitarás a Jesé al sacrificio y yo te indicaré lo que has
de hacer.
Me ungirás al que te señale». Samuel hizo lo que le había ordenado el
Señor.
Una vez llegado a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a
su encuentro. Preguntaron:
«¿Es de paz tu venida?»
Respondió:
«Sí. He venido para ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid
conmigo al sacrificio».
Purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Cuando estos
llegaron, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he
descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los
ojos, más el Señor mira el corazón».
Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, pero le dijo:
«Tampoco a este lo ha elegido el Señor».
Jesé presentó a Samá. Y Samuel dijo:
«El Señor tampoco ha elegido a este».
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?»
Y le respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».
Samuel le dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa, mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena
presencia.
El Señor dijo a Samuel:
«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el
espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante. Samuel
emprendió luego el camino de Ramá.
Palabra de Dios.
Salmo 88
R/ Encontré
a David, mi siervo.
Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el
pueblo». R/
«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso». R/
«Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra». R/
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 2,23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y
sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se
vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo
sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está
permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con
él?»
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el
Hijo del hombre es señor también del sábado».
Palabra del Señor.
1. La observancia
del sábado, como día dedicado por completo a obedecer los preceptos religiosos
y en el que (por eso) no se puede hacer nada, se fundamenta en la Biblia (Gen 2, 2-3; Ex 20, 8-11; 31,
16-17 Deut 5, 12-15...). Pero fue desarrollado por los maestros de la Ley hasta
límites casi ridículos y agobiantes. Así, decían los rabinos, quedaba patente
la sumisión total a Dios. Este criterio sigue tan vivo hasta hoy, que los
judíos "ortodoxos fundamentalistas", si ven, en el actual Estado de
Israel, a alguien haciendo lo que ellos desaprueban, no dudan en agredirlo
incluso físicamente. Se sabe que actualmente, algunos barrios de Jerusalén, si
una familia de fundamentalistas ortodoxos compra una vivienda, las demás
viviendas de la calle (en la que eso suceda bajan de precio.
2. La idea de fondo que sustenta estos
comportamientos se basa en que lo religioso está antes que lo humano. Es más,
"lo humano" se tiene que someter a "lo religioso" hasta el
extremo de que, para asegurar la primacía de la religión, si es necesario, se
humilla, se ofende, se sacrifica y hasta (en casos límites) se mata todo lo que
no es religión, y hasta se mata la vida misma.
Esta argumentación
ha justificado -y sigue justificando- las atrocidades de todas las violencias
de las religiones. Y sigue adelante, en este momento, en los ataques que los
religiosos más ortodoxos hacen contra los divorciados, las madres solteras, los
homosexuales, las mujeres que abortan, los que usan preservativos...
Lo más dramático,
en toda esta problemática, es que quienes tienen esta mentalidad le conceden
más importancia a estas observancias religiosas que, por ejemplo, el respeto a
las personas, la libertad y la tolerancia, la humildad y el amor al prójimo.
3. Jesús no pudo tolerar esta mentalidad
religiosa, que antepone la religión a las necesidades humanas.
"El sábado se
hizo para el hombre": es decir, la religión se hizo para potenciar la vida
y la felicidad del ser humano, para que todo hombre y toda mujer se sienta más
estimado/a, más valorado/a, y más amado/a.
Una religión que no
sirve para eso debe ser denunciada, como un peligro público contra los derechos
fundamentales de las personas. Si es que
amamos sinceramente a nuestros semejantes.
SANTA INES, virgen y mártir
Fue una joven romana que murió mártir, rubricando con su sangre el don de la
virginidad, en Roma, en la segunda mitad del siglo III o, más probablemente, a
principios del IV.
El papa Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos Padres de la
Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron alabanzas.
Considerada en la
Iglesia como patrona de la pureza, es una de las más populares santas
cristianas, y su nombre está incluido en el canon de la misa. Debido a sus
riquezas y hermosura, la santa –a la edad de trece años- fue pretendida por
varios jóvenes de las principales familias romanas; sin embargo, la joven había
consagrado su virginidad al Señor Jesús.
Ante esta
negativa, sus pretendientes la denunciaron como cristiana al gobernador, quien
utilizó halagos y amenazas para persuadirla, pero todo fue en vano, pues Inés
se mantuvo firme en su decisión. Al ver esto, el gobernador la envió a una casa
de prostitución, donde acudieron muchos jóvenes licenciosos pero que no se
atrevieron a acercársele, pues se llenaron de terror y espanto al ser
observados por la santa. El gobernador enfurecido la condenó a ser decapitada.
El cuerpo de la santa fue sepultado a corta distancia de Roma, junto a la Vía
Nomentana.
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