26 DE SEPTIEMBRE –SÁBADO–
25ª – SEMANA
DEL T. O. – A –
San Cosme y Damián, mártires
Lectura del libro del Eclesiastés
(3,1-11):
Todo tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol:
tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo
de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de
llorar, tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de
arrojar piedras, tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de
desprenderse; tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de
desechar; tiempo de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de
hablar; tiempo de amar, tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué
saca el obrero de sus fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a
los hombres para afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre
el mundo para que pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios
desde el principio hasta el fin.
Palabra de Dios
Salmo: 143,1a.2abc.3-4
R/. Bendito el Señor, mi Roca
Bendito el Señor, mi Roca,
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. R/.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que
pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. R/.
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 9, 43 b-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que
hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
"Meteos bien esto en la cabeza:
al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres".
Pero ellos no entendían este
lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo
preguntarle sobre el asunto".
1. Este breve relato pone el
dedo en la llaga. Empieza situando las palabras de Jesús "entre la
admiración general". O sea, cuando Jesús era más admirado, entonces
precisamente él mismo anuncia su fracaso.
Jesús rompe la dirección hacia el
éxito, tan propia del "deseo" que caracteriza a los mortales.
Desde la tentación satánica del
paraíso: "seréis como Dios" (Gen 3, 5 b), la apetencia más fuerte de
todo ser "humano" es la aspiración a lo
"sobrehumano". Y ahí radica el origen de la violencia, de la
rivalidad, de las divisiones y enfrentamientos.
2. Por eso Jesús vio que, para
traer salvación a este mundo roto por tantas confrontaciones y fracturas,
la solución era romper con esa tensión, nacida de la tendencia a situarse por
encima de los demás, para dominarlos de la manera que sea. Esto es lo que
explica el anuncio de la pasión, que es anuncio de lo más radicalmente opuesto
al "seréis como Dios".
Que los discípulos tenían apetencias
de grandeza, de privilegios, títulos y primeros puestos, es cosa que ya se ha
dicho en la explicación de diversos evangelios de días pasados.
Aquellos discípulos, a fin de
cuentas, no eran ni mejores ni peores que los demás mortales. Ellos, con sus
humanas aspiraciones, no eran sino ejemplos modélicos de lo que nos pasa a
todos.
3. Esto es lo que explica el
final del relato: aquellos hombres, humanos como todos, no entendían, como
tampoco nosotros entendemos, el lenguaje de Jesús, el lenguaje del fracaso y de
la exclusión social. Y tenían tal resistencia a todo aquel oscuro discurso, que
hasta les daba miedo preguntar lo que aquello podía significar.
He ahí nuestros oscuros miedos,
fuente de nuestras oscuras cobardías, de tantos temores y de tantas
esclavitudes. Tenemos miedo a ser libres. Nos da pánico ser diferentes. Por eso
necesitamos tanto a Jesús. Él es el camino.
Esto es lo que hay que meterse bien
en la cabeza, como dice el propio Jesús.
San Cosme y
Damián, mártires
Una tradición muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro
(Siria), donde se erigió asimismo una basílica en su honor. Desde allí, su
culto pasó a Roma y, más tarde, se propagó por toda la Iglesia.
Mártires
posiblemente del comienzo del siglo IV
Cosme significa "adornado, bien
presentado". Damián: domador.
Patronos de:
Cirujanos, Farmacéuticos, Médicos, Peluqueros, Dentistas, trabajadores de los
balnearios.
Una tradición
muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria), donde se
erigió asimismo una basílica en su honor. Desde allí, su culto pasó a Roma y,
más tarde, se propagó por toda la Iglesia.
Según la
tradición son hermanos gemelos, nacidos en Arabia; estudiaron las ciencias en Siria
y llegaron a distinguirse como médicos. Como eran auténticos cristianos,
practicaban su profesión con gran habilidad, pero sin aceptar jamás pago alguno
por sus servicios. Por eso se les conoció en el oriente entre los santos
llamados colectivamente "los sin dinero".
Vivían en
Aegeae, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos eran
distinguidos por el cariño y el respeto de todo el pueblo a causa de los muchos
beneficios que prodigaba entre las gentes su caridad y por el celo con que
practicaban la fe cristiana, ya que aprovechaban todas las oportunidades que
les brindaba su profesión para difundirla y propagarla. En consecuencia, al
comenzar la persecución, resultó imposible que aquellos hermanos de condición
tan distinguida pasasen desapercibidos. Fueron de los primeros en ser
aprehendidos por orden de Lisias, el gobernador de Cilicia y, luego de haber
sido sometidos a diversos tormentos, murieron decapitados por la fe. Conducidos
sus restos a Siria, quedaron sepultados en Cirrhus, ciudad ésta que llegó a ser
el centro principal de su culto y donde las referencias más antiguas sitúan el
escenario de su martirio.
Se cuentan
muchos prodigios milagrosos sobre sus vidas pero poco se sabe con seguridad. Se
dice por ejemplo que, antes de ser decapitados, salieron con bien de varios
tipos de ejecuciones, como ser arrojados al agua atados a pesadas piedras, ser
quemados en hogueras y ser crucificados. Cuando se hallaban clavados en las
cruces, la multitud los apedreó, pero los proyectiles, sin tocar el cuerpo de
los santos, rebotaron para golpear a los mismos que los arrojaban. Lo mismo
sucedió con las flechas disparadas por los arqueros que torcieron su
trayectoria e hicieron huir a los tiradores (se cuenta que el mismo caso
ocurrió con San Cristóbal y otros mártires). Asimismo, dice la leyenda que los
tres hermanos de Cosme y Damián, llamados Antimo, Leoncio y Euprepio, sufrieron
el martirio al mismo tiempo que los gemelos y sus nombres se mencionan en el
Martirologio Romano. Se habla de innumerables milagros, sobre todo curaciones
maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y, a veces, los
propios santos se aparecieron, en sueños, a los que les imploraban en sus
sufrimientos, a fin de curarles inmediatamente.
Entre las
personas distinguidas que atribuyeron su curación de males gravísimos a los
santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I, quien visitó la ciudad
de Cirrhus especialmente para venerar las reliquias de sus benefactores.
A principios
del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de
los mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme
y Damián en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, fue dedicada
posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián
hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.
Los santos
Cosme y Damián son nombrados en el canon de la misa y, junto con San Lucas, son
los patronos de médicos y cirujanos.
Tres pares de
santos llevan los mismos nombres
Por un error, los cristianos de Bizancio honraron a tres pares de santos
con los nombres de Cosme y Damián. Los de Arabia, que fueron decapitados
durante la persecución de Diocleciano (17 de octubre), los de Roma, que
murieron apedreados en el curso del reinado de Carino y los hijos de Teódota,
que no fueron mártires. Sin embargo, se trata de los mismos.
Pidamos al Señor por intercesión de los santos Cosme y Damián por los médicos, para que cumplan santamente con su profesión.
"LO
QUE HABÉIS RECIBIDO GRATIS,
DADLO TAMBIÉN GRATUITAMENTE" (Jesucristo Mt. 10, 8)
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