miércoles, 31 de enero de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 DE ENERO –VIERNES – PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

 

 


2 DE ENERO –VIERNES –

PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

 

Lectura del libro de Malaquías 3, 1-4

Esto dice el Señor Dios:

«Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí.

De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.

¿Quién resistirá el día de su llegada?

¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada?

Pues es como fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.

Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 23, 7. 8. 9. 10

R/. El Señor, Dios del universo, Él es el Rey de la gloria

¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las puertas eternales:

va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, héroe valeroso,

el Señor, valeroso en la batalla. R/.

¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las puertas eternales:

va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, Dios del universo,

él es el Rey de la gloria. R/.

 

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 14-18

Lo mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.

Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo.

Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.

 

Palabra de Dios

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

 

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor:

«Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él.

Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:

«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día.

Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

 

Palabra del Señor

 

Seis imágenes de Jesús.



 

Giotto, Presentación de Jesús en el templo

 

Hoy, a los 40 días del nacimiento de Jesús la Iglesia celebra la Presentación del Señor en el templo, que es también la fiesta de la purificación de María.

El primer aspecto recuerda que Dios es el autor de la vida, y se simboliza con la ofrenda del primogénito, de acuerdo con la ley contenida en Éxodo 13,11-18.

El segundo recuerda que la mujer, al dar a luz a un nuevo ser vivo, ha estado en contacto con algo misterioso; ha quedado «impura», aunque no en el sentido de haber hecho algo malo o haber contraído una mancha; tiene que purificarse, como prescribe Levítico 12,1-8.         

Cabría esperar que uno de estos textos se hubiera usado como primera lectura. Pero resultarían desconcertantes para mucha gente (suponiendo que se enterasen). Hoy día, nadie entiende que una mujer quede «impura» por haber tenido un hijo y deba ofrecer algo en compensación; nuestro concepto de «impureza» es muy distinto del de los antiguos israelitas. En cuanto a la ofrenda del primogénito, aunque el cristiano está convencido de que la vida es don de Dios, no ha sido educado en la necesidad de expresarlo mediante la entrega del primogénito y su posterior rescate. 

Los textos que se han elegido nos ofrecen cinco imágenes complementarias de Jesús. Imaginemos a cinco personajes (Malaquías, un salmista, el autor de la Carta a los Hebreos, el anciano Simeón, la profetisa Ana) que ven entrar al niño en el templo. Cada uno emitirá su opinión sobre cómo lo considera y lo que espera de él.

 

            1. El mensajero terrible y purificador (Malaquías 3,1-4).

 

Las primeras frases encajan muy bien con la fiesta de hoy: la entrada en el templo de Jesús. Pero el tono cambia de repente. No es una venida pacífica y festiva. Viene a purificar a los levitas, responsables del culto, cuyo comportamiento deja mucho que desear. Esta segunda parte sería más fácil relacionarla con la purificación del templo llevada a cabo por Jesús al principio de su vida (según Juan) o al final (según los Sinópticos). La lectura podría interpretarse como anuncio de lo que ocurrirá más tarde. Según Lucas, Jesús solo va dos veces al templo: ahora, cuando niño, y antes de morir, para purificarlo. Aunque Malaquías se dirige a los levitas, nos invita a todos a examinar si hacemos al Señor nuestra ofrenda como es debido.

 

2. El rey de la Gloria (Salmo 23)

 

Este salmo se cantaba probablemente cuando el Arca de la Alianza entraba en el templo. Aplicándolo a Jesús, se repite como un estribillo que él es el Rey de la Gloria.

 

R/. El Señor, Dios del universo, es el Rey de la gloria.

¡Portones!,…..

 

3. Un hermano de nuestra carne y sangre (Hebreos 2,14-18)

 

A diferencia del Salmista, el autor de esta carta subraya la humanidad de Jesús, que lo hace igual a todos nosotros. No es un ángel. Y esa igualdad le permite morir y sufrir, dos cosas esenciales en la vida humana; y con ello, ser compasivo y auxiliar a los que pasan por la prueba del dolor.

 

4. El que da sentido a mi vida (Simeón)       

 

A través de este anciano perfecto Lucas transmite un mensaje a todos los cristianos: lo único que da sentido a su vida es esperar al Mesías; cuando lo tiene en sus brazos, ya puede morir en paz.

 

5. Luz de las naciones, gloria de Israel (Simeón)      

 

Pero Simeón es también profeta y puede revelar algo nuevo Jesús: será luz de las naciones. Un israelita de pura cepa que no se encierra en los privilegios de su pueblo, sino que tiene una visión universal. Mensaje muy actual en esta época donde el nacionalismo puede desembocar en el tribalismo. En esta imagen de la luz se basa la fiesta de hoy y el rito complementario de la procesión de las candelas (La Candelaria). La liturgia da un enfoque muy personal a esta idea, relacionando los cirios encendidos con la práctica del bien para «llegar felizmente al esplendor de tu gloria». Sin embargo, las palabras de Simeón (y de Isaías) tienen un alcance universal que no podemos perder de vista.

 

5. Una bandera discutida (Simeón a María)

 

Como profeta, Simeón también conoce el futuro de Jesús («será una bandera discutida»). El rey de la Gloria, luz de las naciones, gloria de Israel… no será aceptado por todos. Muchos (la mayor parte del pueblo judío) se le opondrá. Esta oposición la sufrirá también María, a la que una espada traspasará el alma, y, consiguientemente, a todos los cristianos.

 

6. El libertador de Israel (Ana)

 

Curiosamente, la visión más política de Jesús la propone una anciana piadosísima, que ha pasado ochenta y cuatro años (12 x 7) de viudez entre ayunos, oraciones y visita al templo. Pero, cuando ve a Jesús, «hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel». La esperanza de estas personas tenía un gran componente religioso, pero también político y social: liberación de los romanos, destitución de Herodes y sus descendientes, eliminación de las autoridades injustas. «Para servir al Señor libres de nuestros enemigos», como rezaba Zacarías.

 

            7. Quienes no dicen nada: Los padres de Jesús.

 

Lucas tiene mucho interés en presentarlos como judíos piadosos, observantes de la Ley de Moisés. Una forma indirecta de responder a quienes acusan a Jesús y a los cristianos de despreciar las leyes y tradiciones judías. Pero Lucas, cuando Simeón habla del niño como Salvador de todos los pueblos y gloria de Israel, añade un dato desconcertante: 

«José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño».

¿Cómo pueden admirarse después de lo anunciado por Gabriel a María, después de una concepción y un parto virginales, después de lo que han contado los pastores?

Podríamos decir que la admiración procede de ver cómo se acumulan títulos sobre Jesús: Gabriel lo presentó como rey de Israel; el ángel, a los pastores, como «el Salvador, el Mesías, el Señor». Simeón rompe los límites de Israel y lo presenta como «luz de las naciones». Lucas, a través del asombro de José y María pretende que también nosotros nos asombremos de lo mucho que significará ese pequeño niño de cuarenta días.

 

            Y para ti, ¿quién es Jesús y qué significa?

 

PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

 



 

Los griegos llaman a esta fiesta de la Presentación del Señor «Hypapante»: cuarenta días después de la Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley de Moisés se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso.

Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.

Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía, presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.

Es una fiesta antiquísima de origen oriental. La Iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se celebraba allí a los cuarenta días de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta esto en su famoso diario, añade el interesante comentario de que se "celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma"'. Desde Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta fiesta una procesión de las candelas. La Iglesia romana celebraba la fiesta cuarenta días después de navidad.

Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como "La fiesta del Encuentro" (en griego, Hypapante), nombre muy significativo y expresivo, que destaca un aspecto fundamental de la fiesta: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo. San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y hacer una ofrenda por él.

Esta fiesta comenzó a ser conocida en Occidente, desde el siglo X, con el nombre de Purificación de la bienaventurada virgen María. Fue incluida entre las fiestas de Nuestra Señora. Pero esto no era del todo correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio de nuestro Señor. En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre por el de "La Presentación del Señor". Esta es una indicación más verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no quiere decir que infravaloremos el papel importantísimo de María en los acontecimientos que celebramos. Los misterios de Cristo y de su madre están estrechamente ligados, de manera que nos encontramos aquí con una especie de celebración dual, una fiesta de Cristo y de María.

La bendición de las candelas antes de la misa y la procesión con las velas encendidas son rasgos chocantes de la celebración actual. El misal romano ha mantenido estas costumbres, ofreciendo dos formas alternativas de procesión. Es adecuado que, en este día, al escuchar el cántico de Simeón en el evangelio (Lc 2,22-40), aclamemos a Cristo como "luz para iluminar a las naciones y para dar gloria a tu pueblo, Israel".

 

 

 

 

 

 

martes, 30 de enero de 2024

Parate un momento: El Evangelio del dia 1 DE FEBRERO –JUEVES – 4 – SEMANA T O - B – SAN CECILIO

 

 


1 DE FEBRERO –JUEVES –

4 – SEMANA T O - B

SAN  CECILIO

 

  Lectura del primer libro de los Reyes (2,1-4.10-12):

 

Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón:

«Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: "Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel."»

David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.

Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.

 

Palabra de Dios

 

  Salmo: 1Cro 29,10.11ab.11d-12a.12bcd

 

  R/. Tú eres Señor del universo

 

  Bendito eres, Señor,

Dios de nuestro padre Israel,

por los siglos de los siglos. R/.

 

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,

la gloria, el esplendor, la majestad,

porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.

 

Tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria. R/.

 

Tú eres Señor del universo,

en tu mano está el poder y la fuerza,

tú engrandeces y confortas a todos. R/.

 

  Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):

 

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

Y añadió:

«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 

Palabra del Señor

 

  1.  Este relato no empieza hablando de "potestad", sino de "autoridad.  Pero la "autoridad" que Jesús da a sus discípulos no es para enseñar, sino para curar.

En las ideas que la gente tenía en aquellos tiempos, entraba que los "espíritus inmundos" era el nombre que se les ponía a algunas enfermedades.  En los evangelios está claro que a Jesús le preocupaba más la salud de la gente que las ideas que cada uno tuviera. Y, sobre todo, lo que más llama la atención es que el interés de Jesús se centraba en la salud (lo profano), no en la religión (lo sagrado). Jesús veía claro que a Dios lo encontramos en la humanidad.  Por eso, para salvar al mundo, Dios se hizo humano, se encarnó en un ser humano, en Jesús.

 

2.  Para la misión, es decir, para curar, para sanar, para dar vida, a juicio de Jesús, no se necesita dinero ni aparecer como personas importantes. Jesús no quería que fueran pobres, sino que fueran libres. Porque los bienes atan, crean dependencias y hasta esclavizan. Y así, desde luego, se podrán organizar muchas cosas, pero vida y felicidad no se da mucha o quizá ninguna.

 

3.  La libertad de los discípulos no debe dejarles atarse a nada. Donde no les reciban, no deben insistir. Lo que recomienda Jesús es que se vayan a otra parte. Jesús quería (y quiere) hombres siempre libres como las aves del cielo.

Es el ideal utópico del Evangelio, que tendría que marcar los caminos de todo el que pretenda enseñar la Buena Noticia, transmitir esperanza y contagiar felicidad. Solo así podemos encontrar a Dios.

 

SAN  CECILIO

 

Primer Obispo de Granada,

San Cecilio fue el primer obispo de Granada cuando, bajo la dominación romana, se llamaba todavía Illíberis. Fue uno de los que la tradición llama "varones apostólicos" enviados a España por San Pedro y San Pablo a predicar el evangelio. Los otros seis son: Torcuato, Segundo, Indalecio, Tesifonte, Eufrasio y Hesiquio. La vida de todos ellos está oculta tras los velos de la leyenda transmitida oralmente. Se sabe a ciencia cierta qué San Cecilio fue obispo de Illíberis, que escribió algunos tratados para instrucción de los fieles y que sufrió martirio bajo la dominación de Nerón, supuestamente quemado en el monte Illipulitano. Pero la larga dominación árabe destruyó todos los rastros de cristianismo. Granada estuvo bajo los sarracenos casi ochocientos años; no los suficientes para perderse la memoria y la tradición, pero sí para no quedar ni rastro de documentos ni reliquias. San Cecilio es patrón de Granada, y su fiesta se celebra el 1 de febrero.

Otro santo con este nombre conmemora la Iglesia: San Cecilio presbítero de Cartago. Su fiesta se celebra el 3 de junio. La divina Providencia puso en sus manos la conversión del gran San Cipriano. Su bautizo tuvo lugar el 18 de abril del año 246. Poco después, al morir el obispo Donato, fue elegido Cipriano, el discípulo de Cecilio, para ocupar la sede episcopal, llegando a ser uno de los más grandes obispos que tuvo la diócesis de Cartago.