lunes, 29 de enero de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 DE ENERO –MIERCOLES – 4 – SEMANA T O - B – SAN JUAN BOSCO

 


 

31 DE ENERO –MIERCOLES –

4 – SEMANA T O - B

SAN JUAN BOSCO

 

  Lectura del segundo libro de Samuel (24,2.9-17):

 

En aquellos días, el rey David ordenó a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él:

«Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población, para que yo sepa cuánta gente tengo.»

Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá quinientos mil.

Pero, después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor:

«He cometido un grave error. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque ha hecho una locura.»

Antes que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la palabra del Señor:

«Vete a decir a David: "Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno, y yo lo ejecutaré."»

Gad se presentó a David y le notificó:

«¿Qué castigo escoges? Tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo, o tres días de peste en tu territorio. ¿Qué le respondo al Señor, que me ha enviado?»

David contestó:

«¡Estoy en un gran apuro! Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres.»

Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado. Y desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil hombres del pueblo. El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolarla.

Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor:

«¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia.»

El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel, que estaba asolando a la población: «¡Basta! ¡Detén tu mano!»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 31,1-2.5.6.7

 

R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado

 

Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor

no le apunta el delito. R/.

 

Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito;

propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

 

Por eso, que todo fiel te suplique

en el momento de la desgracia:

la crecida de las aguas caudalosas

no lo alcanzará. R/.

 

Tú eres mi refugio,

me libras del peligro,

me rodeas de cantos de liberación. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6

    En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: "   

         - ¿De dónde saca todo eso?

         - ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? 

         - ¿Y esos milagros de sus manos?  

         - ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simeón?  

         Y sus hermanas, - ¿no viven con nosotros aquí?"

Y desconfiaban de él.

Jesús les decía:

"No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa".

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. 

 

Palabra del Señor

 

1.  Lo más claro, que se destaca en este relato, es que en Nazaret la gente no valoraba ni a Jesús, ni a María. Jesús era un trabajador manual sin cultura y al que los vecinos consideraban incapaz de hablar bien en público. Además, si se extrañan de los milagros que le salían de las manos, es que sospechaban que practicaba actos de magia, lo que aumentaba el descrédito.

Para los vecinos del pueblo, Jesús era un tipo que hacía cosas raras. Y que, entre quienes bien lo conocían, no merecía crédito, estima o aprecio. Así lo ve el evangelio de Marcos.

 

2.  Jesús tenía hermanos y hermanas. No eran parientes, sino hijos de la misma madre.  En todo el Nuevo Testamento, siempre que aparece la palabra griega adelphoi, para señalar relaciones de parentesco, significa hermanos de sangre, sin que haya ni una sola excepción. Es este un tema que ha sido bien estudiado por los especialistas en el estudio de los evangelios (John P. Meier).

 

3.  Jesús se sintió despreciado en su pueblo, entre sus parientes y en su casa. Es duro esto. Es posible que, al decir eso, estuviera repitiendo un refrán de aquel tiempo.  En cualquier caso, ya sabemos que los parientes de Jesús pensaban que estaba loco (Mc 3, 21).

El problema de fondo está en que cuando una persona no se acomoda a lo que los demás esperan de ella, esa persona cae en desgracia. La "conducta desviada" (G. Theissen) de los profetas tiene un costo muy alto y les acarrea desprecio, rechazo, persecución y hasta puede ocurrir que los maten.

Sin duda alguna, las relaciones de Jesús con su familia no fueron ni fáciles, ni gratificantes. Verse despreciado es siempre algo muy duro de soportar. Pero si el desprecio viene de los seres más queridos, el sufrimiento es mayor.

 

SAN JUAN BOSCO

 


(Becchi, 1815 - Turín, 1888) 

Santo y sacerdote italiano, también llamado Don Bosco. Su niñez fue dura, pues después de perder a su padre, tuvo que trabajar sin descanso para sacar adelante la hacienda familiar. Se cuenta que aprendió a leer en cuatro semanas; quería estudiar para ser sacerdote, por lo que tenía que hacer todos los días a pie unos diez kilómetros (a veces descalzo, por no gastar zapatos) para ir a estudiar en el liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios trabajó en toda clase de oficios.

 

San Juan Bosco

Ordenado en 1841 y preocupado por la suerte de los niños pobres, particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación, a partir de 1842 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales. Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851), aprobada en 1860, y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora. Tales instituciones, dedicadas a la enseñanza de los niños pobres (a los que se formaba en diversos oficios y en la vida cristiana), se desarrollaron con rapidez gracias al impulso de uno de los grandes pedagogos del siglo XIX.

La orden salesiana alcanza hoy en día 17.000 centros en 105 países, con 1.300 colegios y 300 parroquias, mientras que el instituto femenino de María Auxiliadora (las Hermanas Salesianas) posee 16.000 centros en 75 países, dedicados a la educación de la juventud pobre. Ya en vida de Don Bosco las instituciones por él fundadas llegaron a reunir más de cien mil niños pobres bajo su protección.

Además de su labor educadora y fundadora, San Juan Bosco publicó más de una cuarentena de libros teológicos y pedagógicos, entre los cuales cabe destacar El joven instruido, del que se llegaron a publicar más de cincuenta ediciones y un millón de ejemplares sólo en el siglo XIX. El propio santo se encargó también de compilar y editar los llamados Sueños de Don Bosco, un total de 159 sueños en ocasiones premonitorios que tuvo a lo largo de su vida, el primero de ellos a los nueve años.

San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Durante tres días, la ciudad piamontesa desfiló ante su capilla ardiente, a cuyo entierro acudieron más de trescientos mil fieles. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero.

 

 

 

 

 

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