jueves, 25 de enero de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE ENERO – SÁBADO – 3 – SEMANA T O - B – STª ANGELA DE MERICI

 

 


27 DE ENERO – SÁBADO –

3 – SEMANA T O - B

STª  ANGELA  DE  MERICI

 

      Lectura del segundo libro de Samuel (12,1-7a.10-17):

 

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David.

Entró Natán ante el rey y le dijo:

«Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija.

Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped.»

David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán:

«Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera.»

Natán dijo a David:

«¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo a él con la espada amonita.

Así dice el Señor:

"Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra.

Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día."»

David respondió a Natán:

«¡He pecado contra el Señor!»

Natán le dijo:

«El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá.»

Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 50,12-13.14-15.16-17

 

      R/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro

 

Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu. R/.

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti. R/.

 

¡Líbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mío,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza. R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-41):

 

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla.»

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.

Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.

Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

«¡Silencio, cállate!»

El viento cesó y vino una gran calma.

Él les dijo:

«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

 «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

 

Palabra del Señor

 

   1.  No es lo más importante analizar aquí sí, efectivamente, en el pequeño lago de Galilea se producían huracanes. Ni tampoco si resulta verosímil que, en las angustias de quienes sufren un huracán de muerte, un hombre duerma tranquilamente. Lo que interesa, en este relato, es comprender la experiencia que vivieron los discípulos.

La clave de tal experiencia está en la pregunta que se hacen ellos mismos

"Pero, ¿Quién es este?".

El texto dice literalmente que "les entró miedo con un gran temor" (ephobéthenan phobon  mégan) (Mc 4,41).

Pero lo curioso es que no sintieron este temor tan enorme cuando estaban a punto de hundirse, sino cuando ya estaba todo en calma.

 

2.  Por eso se hacían la gran pregunta:

            "¿quién es este?".

Lo que allí sucedió es que aquellos hombres tuvieron la experiencia de una auténtica teofanía, que produce el temor ante el "Mysterium tremendum"(R. Otto).

Los discípulos veían ante ellos a un hombre que se cansaba y dormía. Hechos propios que se viven en "lo inmanente", lo terreno, lo humano.  Pero en aquel hombre sentían la presencia de "lo trascendente", lo celestial, lo divino.

Es exactamente lo mismo que les ocurrió cuando la pesca milagrosa, cuando Pedro sintió el "asombro" (thambos) (Lc 5, 9), que equivale al "miedo" (phobos) (Lc 5, 10).

 

3. En Jesús, un ser humano como los demás, los discípulos veían y sentían la presencia del ser divino.

     ¿Quiere decir esto que Jesús es Dios?

Tal afirmación no está a nuestro alcance. Porque es Dios el que, por ser "trascendente" a nuestro entendimiento, de Él no podemos conocer su ser (lo que es).

Más bien, hay que decir que los discípulos sentían, ante Jesús, la cercanía de Dios, la manifestación de Dios, la revelación de Dios. Dios estaba presente en Jesús. Porque, en Jesús, Dios se había "humanizado".

En Jesús, Dios está cerca de todo ser humano.  Sobre todo, del ser humano amenazado, en peligro, asustado, del que ha perdido toda esperanza y se ve sin futuro. Esto expresa que, efectivamente, el Dios que se nos reveló en Jesús se ha humanizado y se identifica con todo lo que es verdaderamente humano.

 

STª  ANGELA  DE  MERICI

 


1474 – 1540

Nació alrededor del año 1470 en Desenzano, región de Venecia. Tomó el hábito de la tercera Orden franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica de la caridad y en la promoción cultural. En el año 1535 fundó en Brescia una sociedad de mujeres, bajo la advocación de santa Úrsula, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres. Murió en 1540.

Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa "Mensaje de Dios".

Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas.

Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.

Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.

Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente, pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.

Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.

Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).

Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.

Angela era de baja estatura, pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su trato.

En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas educadoras".

La gente consideraba a Santa Ursula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.

La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.

Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió: "Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle cuenta a Dios".

Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, yo te amo".

Que estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.

 

 

 

 

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