jueves, 4 de enero de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 DE ENERO – SÁBADO – La Epifanía del Señor –

 

 


6 DE ENERO – SÁBADO

La Epifanía del Señor

 

Lectura del libro de Isaías (60,1-6):

 

¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!

Las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, y su gloria se verá sobre ti.

Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen hacia ti;

llegan tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, y estarás radiante;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti, y a ti llegan las riquezas de los pueblos.

Te cubrirá una multitud de camellos,

dromedarios de Madián y de Efá.

Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las alabanzas del Señor.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 71

 

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.

 

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud. R/.

 

V/. En sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra. R/.

 

V/. Los reyes de Tarsis y de las islas

le paguen tributo.

Los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

postrense ante él todos los reyes,

y sirvanle todos los pueblos. R/.

 

V/. Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres. R/.

 

     Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,2-3a.5-6):

 

Hermanos:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.

Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

 

Palabra de Dios

 

     Lectura del santo evangelio según san Mateo (2,1-12):

 

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron:

«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:

“Y tú, Belén, tierra de Judá,

no eres ni mucho menos la última

de las poblaciones de Judá,

pues de ti saldrá un jefe

que pastoreará a mi pueblo Israel”».

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

 

Palabra del Señor

 

Fiesta de la Epifanía



El autor del primer evangelio, Mateo, que probablemente reside en Antioquía de Siria, lleva años viviendo una experiencia muy especial: aunque Jesús fue judío, la mayoría de los judíos no lo aceptan como Mesías, mientras que cada vez es mayor el número de paganos que se incorporan a la comunidad cristiana. Algunos podrían interpretar este extraño hecho de forma puramente humana: los paganos que se convierten son personas piadosas, muy vinculadas a la sinagoga judía, pero no se animan a dar el paso definitivo de la circuncisión; los cristianos, en cambio, no les exigen circuncidarse para incorporarse a la iglesia.

Mateo prefiere interpretar este hecho como una revelación de Dios a los paganos. Para expresarlo, se le ocurre una idea genial: anticipar esa revelación a la infancia de Jesús, usando un relato que no debemos interpretar históricamente, sino como el primer cuento de Navidad. Un cuento precioso y de gran hondura teológica. Y que nadie se escandalice de esto. Las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano son también cuentecitos, pero han cambiado más vidas que infinidad de historias reales.

La estrella 

Los antiguos estaban convencidos de que el nacimiento de un gran personaje, o un cambio importante en el mundo, era anunciado por la aparición de una estrella. Sin necesidad de recurrir a lo que pensasen otros pueblos, la Biblia anuncia que saldrá la estrella de Jacob como símbolo de su poder (Números 24,17). Este pasaje era relacionado con la aparición del Mesías.

Los buenos: los magos

De acuerdo con lo anterior, nadie en Israel se habría extrañado de que una estrella anunciase el nacimiento del Mesías. La originalidad de Mateo radica en que la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías se deja ver lejos de Judá. Pero la gente normal no se pasa las noches mirando al cielo, ni entiende mucho de astronomía. ¿Quién podrá distinguirla? Unos astrónomos de la época, los magos de oriente.

La palabra “mago” se aplicaba en el siglo I a personajes muy distin­tos: a los sacerdotes persas, a quienes tenían poderes sobrenaturales, a propagandis­tas de religiones nuevas, y a charlatanes. En nuestro texto se refiere a astrólogos de oriente, con conocimientos profundos de la historia judía. No son reyes. Este dato pertenece a la leyenda posterior, como luego veremos.

Los malos: Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas

La narración, muy sencilla, es una auténtica joya literaria. El arran­que, para un lector judío, resulta dramático. “Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes”. Cuando Mateo escribe su evangelio han pasado ya unos ochenta años desde la muerte de este rey. Pero sigue vivo en el recuerdo de los judíos por sus construcciones, su miedo y su crueldad. Es un caso patológico de apego al poder y miedo a perderlo, que le llevó incluso a asesi­nar a sus hijos y a su esposa Mariamne. Si se entera del nacimiento de Jesús, ¿cómo reaccionará ante este competidor? Si se entera, lo mata.

Un cortocircuito providencial

Y se va a enterar de la manera más inesperada, no por delación de la policía secreta, sino por unos personajes inocentes. Mateo escribe con asombrosa habili­dad narrativa. No nos presenta a los magos cuando están en Oriente, observando el cielo y las estre­llas. Omite su descubrimiento y su largo viaje.

La estrella podría haberlos guiado directamente a Belén, pero entonces no se advertiría el contraste entre los magos y las autoridades políticas y religiosas judías. La solución es fácil. La estrella desaparece en el momento más inoportuno, cuando sólo faltan nueve kilómetros para llegar, y los magos se ven obligados a entrar en Jerusalén.

Nada más llegar formulan, con toda ingenuidad, la pregunta más compromete­do­ra: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Una bomba para Herodes.

El contraste

Y así nace la escena central, importantísima para Mateo el sobresalto de Herodes y la consulta a sacerdotes y escribas. La respuesta es inmediata: “En Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas”. Herodes informa a los magos y éstos parten. Pero van solos. Esto es lo que Mt quiere subrayar. Entre las autori­dades políticas y religiosas judías nadie se preocupa por rendir homenaje a Jesús. Conocen la Biblia, saben las respuestas a todos los proble­mas divinos, pero carecen de fe. Mientras los magos han realizado un largo e incómodo viaje, ellos son incapa­ces de dar un paseo de nueve kilómetros. El Mesías es rechazado desde el principio por su propio pueblo, anunciando lo que ocurrirá años más tarde.

Los magos no se extrañan ni desaniman. Emprenden el camino, y la reapari­ción de la estrella los llena de alegría. Llegan a la casa, rinden homenaje y ofrecen sus dones. Estos regalos se han interpretado desde antiguo de manera simbólica: realeza (oro), divinidad (incienso), sepultura (mirra). Es probable que Mt piense sólo en ofrendas de gran valor dentro del antiguo Oriente. Un sueño impide que caigan en la trampa de Herodes.

Los Reyes magos no son los padres, somos nosotros

A alguno quizá le resulte una interpretación muy racionalista del episodio y puede sentirse como el niño que se entera de que los reyes magos no existen. Podemos sentir pena, pero hay que aceptar la realidad. De todos modos, quien lo desee puede interpretar el relato históricamente, con la condición de que no pierda de vista el sentido teológico de Mt. Desde el primer momento, el Mesías fue rechazado por gran parte de su pueblo y aceptado por los paganos. La comunidad no debe extrañarse de que las autoridades judías la sigan rechazando, mientras los paganos se convierten.

       El contraste entre la primera lectura y el evangelio

La liturgia parece ver en el relato de los magos el cumplimiento de lo anunciado en el libro de Isaías (Is 60,1-6).

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;

la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar

y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,

de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

 

            Sin embargo, la relación es de contraste. En Isaías, la protagonista es Jerusalén, la gloria de Dios resplandece sobre ella y los pueblos paganos le traen a sus hijos, los judíos desterrados, la inundan con sus riquezas, su incienso y su oro. En el evangelio, Jerusalén no es la protagonista; la gloria de Dios, el Mesías, se revela en Belén, y es a ella adonde terminan encaminándose los magos. Jerusalén es simple lugar de paso, y lugar de residencia de la oposición al Mesías: de Herodes, que desea matarlo, y de los escribas y sacerdotes, que se desinteresan de él.

       Alegría, adoración y regalo

Nosotros, descendientes de los pueblos paganos, debemos imitar el ejemplo de los magos: inmensa alegría al ver la estrella, adoración al niño, regalos. Alegría, regalos y niños son típicos del 6 de enero. Pero Mateo piensa en un niño distinto, al que debemos adorar y ofrecernos, llenos de alegría.

 

Epifanía del Señor

 


 

Qué es Epifanía del Señor:

 

   La Epifanía del Señores una celebración cristiana. Etimológicamente, la palabra "epifanía" significa "manifestación" y referida al Señor corresponde a los momentos en que Jesús se manifiesta o se revela al mundo. Habitualmente se identifica con el Día de Reyes, sin embargo, en la tradición cristiana existen al menos tres momentos en los que Jesús se manifiesta.

 

Epifanía a los Magos de Oriente

 

Se celebra el Día de Reyes o Día de los Reyes Magos y se trata de la Epifanía más conocida. Tiene lugar el día 6 de enero y forma parte de las celebraciones litúrgicas de la Navidad. Las celebraciones asociadas a este acontecimiento varían en función de cada país. En algunos lugares de tradición católica es habitual ofrecer regalos y preparar dulces especiales.

Originariamente, en antiguas culturas orientales se celebraba en esta fecha el aumento de la luz solar tras el solsticio de inverno, como acontemiento asociado a la llegada de la luz y al fin de las tinieblas. La Epifanía a los Magos de Oriente se hizo coincidir con las celebraciones consideradas paganas y que adoraban al sol.

En la doctrina católica, el niño Jesús se revela ante los Magos, representantes de otras civilizaciones y del mundo pagano, que lo identifican como el Mesías. La llegada de un Salvador había sido anunciada en varios textos del Antiguo Testamento por lo que este momento es de gran importancia.

El encuentro con Jesús aparece relatado en el Evangelio según San Mateo: “Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra." (Mt 2:10-11)

Qué son los Reyes magos:

 

Los reyes magos son Melchor, Gaspar y Baltasar. Los reyes magos eran reyes de territorios orientales que llevaron como regalo oro, incienso y mirra para el futuro rey de reyes: el Niño Jesús.

 

Según el Nuevo Testamento de la Biblia, los tres reyes magos eran personas sabias que siguieron la estela de la estrella de Belén pues sabían que esta les indicaría el lugar de nacimiento del niño Jesús, Hijo de Dios.

 

A estos reyes se les denomina “magos” no en el sentido de brujos. La palabra “mago”, en este contexto, tiene su origen en el griego magoi, que se refería a las personas de clases educadas, o sea, sabios.

 

Los tres reyes magos emprendieron el viaje cargando el regalo que ofrecerían al nuevo rey. El rey mago Melchor, que se caracterizaba por su sabiduría, llevó un cofre de oro. El rey Gaspar, llamado 'el generoso y bondadoso', preparó de regalo inciensos especiales, y el rey Baltasar decidió ofrendar al nuevo rey con mirra, usada para fabricar perfumes, medicina y papiros.

 

El día de los reyes magos se celebra en algunos países como, por ejemplo, España, el 6 de enero, día en que los niños que se han portado bien reciben los presentes de los reyes.

 

Los reyes magos forman parte de las representaciones de Belén o el pesebre porque son personajes que estuvieron presentes en el nacimiento de Jesús.

La llegada de los reyes magos al lugar de nacimiento de Jesucristo es considerado una epifanía del señor, o sea, una manifestación divina pues dio a conocer el nacimiento del hijo de Dios.

 

 

 

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