domingo, 11 de diciembre de 2016

Párate un momento: El Evangelio del dia 12 DE DICIEMBRE - LUNES 3ª - SEMANA DE ADVIENTO Nuestra Señora de Guadalupe




12 DE    DICIEMBRE   -  LUNES
3ª - SEMANA   DE     ADVIENTO
Nuestra Señora de Guadalupe

Evangelio según san Mateo 21, 23-27
        En aquel tiempo, Jesús fue al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
"¿Con qué autoridad haces esto?
¿Quién te ha dado semejante autoridad?".
Jesús les replicó:
"Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis os diré yo también con qué autoridad hago esto.
El bautismo de Juan, ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?".
Ellos se pusieron a deliberar: "Si decimos "del cielo", nos dirá "¿por qué no le habéis creído"? Si decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta".
Y respondieron a Jesús:
"No sabemos".
Él, por su parte, les dijo:
"Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto'.

1.  El episodio que se recoge en este relato nos presenta el diálogo, entre Jesús y los sumos sacerdotes, a la mañana siguiente (Mt 21, 18) de la violenta expulsión de los mercaderes del templo (Mt 21, 12-13).
Los dirigentes y funcionarios del santuario, que ganaban cantidades importantes de dinero con el  gran negocio  de la venta de animales para los sacrificios del culto sagrado, andaban preocupados, seguramente nerviosos. Jesús los había desenmascarado al afirmar que habían convertido la "casa de oración" en una "cueva de bandidos" (Mt 21, 13; Jer 7, 11).
Para aquellos hombres, aquello fue una agresión ofensiva. De otra manera, es  lo que ahora ocurre, en catedrales, conventos, iglesias de valor histórico o estético, en las que los creyentes y los turistas tienen que pagar para visitar el lugar sagrado.
 "Lo sagrado" se ha convertido en "mercancía" y en "negocio".
Los cristianos, al menos, no deberíamos consentir esto.

2.  Es notable que los funcionarios del templo no le preguntaron a Jesús si ellos eran o no eran los responsables de aquel "bandidaje". Es decir, no les interesa saber si ellos eran culpables o si estaban equivocados. Lo único que les preocupa es saber si Jesús tenía o no tenía "autoridad" (exousía) para hacer lo que hizo y decir lo que dijo.
O sea, a los "hombres de la religión" no les
preocupa saber si ellos proceden bien o mal. Lo que quieren saber es si Jesús podía hacer aquello.
En otras palabras, la religión se preocupa por el poder, no por la propia responsabilidad.
Aquellos sacerdotes, como la gran mayoría de los de ahora, están seguros de que ellos poseen la verdad. Y lo que les quita el sueño es saber qué poder tienen los que no están de acuerdo con ellos.

3.  Jesús no era un ingenuo. Por eso, hizo dos cosas:
1) No les respondió a una pregunta que llevaba veneno.
2) Les hizo él otra pregunta que puso al descubierto las contradicciones en que vivían aquellos sacerdotes.
Los profesionales de lo sagrado no suelen reconocer sus equivocaciones, sus fallos, la contradicción en que muchas veces viven. 
Cuando se ven confrontados a sus oscuros comportamientos, se quedan sin palabra. Prefieren callar, en vez de decir honestamente: "Estamos   equivocados".
La reforma de la Iglesia tiene que empezar por la reforma a fondo del clero, por la transparencia de obispos y sacerdotes, por la pobreza de los que se autodenominan "seguidores de Jesús".

Nuestra Señora de Guadalupe

Mesoamérica, el Nuevo Mundo, 1521: la capital del Imperio Azteca cae ante las fuerzas del español Cortéz. Menos de 20 años más tarde 9 millones de los habitantes, que profesaron por siglos una religión politeísta que incluía sacrificios humanos, habían adoptado en masa el cristianismo. ¿Qué ocurrió en esos tiempos que produjo conversión tan increíble e históricamente sin precedentes?
En 1531 una Señora del Cielo se apareció a un pobre indio en un cerro al noroeste de la actual ciudad de México; se identificó como la siempre-virgen María, Madre del verdadero Dios por quien se vive: del Creador de todas las cosas: Señor del cielo y de la tierra. Le manifestó que era su deseo que una iglesia le fuera construida en ese lugar, y le encargó que vaya a transmitirle su deseo al Obispo local. Cuando el Obispo dudó sobre la autenticidad del mensaje y le pidió una prueba, Ella, la Madre de Dios, obedeció prontamente al pedido del obispo y envió a su humilde mensajero a la cima del cerro a recoger, en medio del invierno, un ramo de rosas de Castilla para el Obispo.
Luego de que las flores le fueran entregadas al Obispo, dejó una imagen de sí misma impresa milagrosamente en su tilma, un tejido de cactus de poca calidad que se debió haber deteriorado en 20 años pero que no muestra señales de corrupción 480 años después y aún desafía toda explicación científica sobre su origen.
¡Inclusive parece aún reflejar en sus ojos lo que tenía frente a ella en 1531! Su mensaje universal de compasión y amor, y su promesa de ayuda y protección para toda la humanidad, se encuentra relatado en el "Nican Mopohua", documento escrito en el siglo 16 en el lenguaje nativo, Nahuatl.
Hay razones para creer que en el cerro Tepeyac María vino en su cuerpo glorificado, siendo sus manos físicas las que acomodaron las rosas en la tilma de Juan Diego, lo que hace a esta aparición muy especial. Una increíble lista de milagros, curas e intervenciones se le atribuyen. Es estimado que cada año entre 18 y 20 millones visitan su Basílica, haciendo de su casa en la ciudad de Mexico el Santuario Mariano más popular, al igual que el santuario cristiano más visitado del mundo.
En total 25 Papas han honrado en alguna forma oficial a Nuestra Señora de Guadalupe. Su Santidad Juan Pablo II visitó su Basílica en cuatro oportunidades: en su primer viaje al extranjero como Papa en 1979 y nuevamente en 1990, 1999 y 2002.
La Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe es celebrada el 12 de Diciembre. En 1999, su santidad Juan Pablo II, en su homilía durante la Misa Solemne en la Basílica de Guadalupe durante su tercera visita al santuario, declaró la fecha del 12 de Diciembre con el rango litúrgico de Fiesta para todo el continente de las Américas.
Durante la misma visita el Papa Juan Pablo II confió la causa de la vida a su protección, y encomendó a su cuidado maternal las vidas inocentes de los niños, especialmente aquellos que se encuentran en peligro de no nacer.
Oración a la Virgen de Guadalupe

Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.


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