6
DE DICIEMBRE - MARTES
2ª
- SEMANA DE ADVIENTO
San
Nicolás de Bari
Evangelio según san Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús
a sus discípulos:
"¿Qué os parece?
Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las
noventa y nueve y va en busca de la perdida?
Y si la encuentra, os
aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían
extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de
estos pequeños".
1. Este Evangelio presenta el conocido (y tan
repetido) tema del pecado y el pecador utilizando la imagen de la oveja que se
pierde.
El
evangelio no habla de ofensa, de mancha, de culpa, de nada de eso, ni que se
parezca a eso.
Jesús
habla del pecador usando la metáfora entrañable de la "oveja
extraviada", la oveja que anda perdida, sola, abandonada, en peligro. Es
un lenguaje que se repite en el evangelio de Mateo (2, 6; 9, 36; 10, 6. 16; 12,
11-12; 14, 14; 15, 24).
Para
Jesús, el pecado no es cuestión de maldad, sino de desgracia, de abandono, de peligro.
O sea, para Jesús, lo del pecado no es cuestión de "malicia", sino de
"sufrimiento". De ahí que el apostolado, en la mentalidad del Evangelio
es, ante todo, la lucha contra el sufrimiento. Y en eso tiene que centrarse la
actividad de la Iglesia.
2.
El Dios de Jesús, el Padre del cielo, va en busca de la oveja. ¿Porque es mala?
No.
La
busca porque se ha perdido, está amenazada, sufre. Eso es lo que tiene que
desentrañar la teología. Y lo que tiene que organizar la pastoral de la
Iglesia. Por eso, en cuanto se da cuenta del peligro en que está alguna criatura,
lo deja todo, y se va en busca de ella. No para reprenderla y menos aún para
amenazarla. Sino para buscarla. Y cuando la encuentra, la Iglesia se siente feliz,
se pone como loca de alegría. Así lo había descrito el profeta Ezequiel: “Buscaré
las ovejas perdidas, recogeré las descarriadas; vendaré a las heridas, curaré a
las enfermas" (Ez 34, 16).
3. Jesús presenta a Dios de forma que nos
desconcierta. Porque, en realidad, el Dios de Jesús no coincide con el Dios que
suelen presentar las religiones.
Las
religiones han estado siempre vinculadas al poder. Y, como es lógico, una religión
de poder necesita a un Dios poderoso. De la misma manera que los dirigentes de
la religión justifican su poder argumentando que ellos representan el poder
divino.
Desde
el segundo milenio (a. C.), en tiempos del dios Marduc (en Mesopotamia), los dioses
eran ante todo "Señores-y-Dueños', que podían dar pruebas de bondad,
pero que permanecían
siempre envueltos en majestad, lejanos y temibles, aislados en su
esfera propia, inaccesibles" (J. Bottéro). Así se perfilan los dioses. Al
igual que sus representantes en las religiones. Por eso Jesús nos resulta tan
desconcertante. Pero es evidente que al Dios de Jesús no lo encontramos, si
nuestra bondad no sorprende y causa desconcierto.
San
Nicolás de Bari
Nació en Patara (Turquía). Desde pequeño destacó por su carácter
desprendido y, a la muerte de sus padres, hereda una gran fortuna que pone al
servicio de los necesitados. Irá a vivir a Mira (Turquía), donde fue consagrado
obispo. Fue detenido bajo el gobierno del emperador Licinio y liberado bajo el
de Constantino. Participó en el Concilio de Nicea. Murió tal día como hoy en el
año 345. Sus restos descansan en la italiana ciudad de Bari, y de allí el
sobrenombre de San Nicolás de Bari, aunque jamás pisara esta ciudad. Las
tradiciones y leyendas del santo son muy extendidas por todo el Orbe. En
Alemania se le conoce como Nikolaus y Santa Claus en los países anglosajones.
Vida de San Nicolás de Bari
Origen de la figura de Papá Noel o Santa Claus. Patrono de Rusia, de
Grecia y de Turquía.
San Nicolás de Mira (o Myra) o San Nicolás de Bari, obispo de Mira,
en Licia, famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la
divina gracia (s. IV).
Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado
en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los
naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil,
y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.
Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces
y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las
festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo
empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo,
con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y
dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron Papá Noel).
De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y
otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de
Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos.
Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se
caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a
sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha
dado tanto".
Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al
morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de
una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue
de monje a un monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y
murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde
los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían
elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al
fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y
en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue
elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.
La especialidad de este santo fueron los
milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo pintaban con unos niños,
porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos,
y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan
junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con
tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces
el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa
con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.
Es Patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio
de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios,
por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese
momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar,
que se calmó, y en seguida desapareció.
Otro día iban a condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban
muy lejos. Ellos rezaron pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su
obispo los protegiera. Y esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le
dijo que no podía condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos.
El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y
Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se
le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde
llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros
cristianos.
Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es
Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no
permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira.
Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.
En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de
obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los
mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto
las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa
ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que
su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de
Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en
su honor.
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