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DE DICIEMBRE - SÁBADO
MISA DE LA MAÑANA
San
Gregorio de Spoleto
Evangelio según san Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías,
padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
"Bendito sea el
Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos
una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho
desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos
libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando
la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el
juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los
enemigos, le sirvamos en santidad y justicia, en su presencia todos nuestros
días.
Y a ti, niño, te llamarán
profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte; para guiar
nuestros pasos en el camino de la paz".
1. Los estudiosos de los evangelios de la
infancia de Jesús han destacado algo que, por lo demás, resulta comprensible.
De la misma manera que, en el caso del "Magníficat", en este otro himno
(el "Benedictus"), se discute si lo compuso Lucas (Harnack, Erdmann)
o, más bien, tiene un origen anterior.
Lo
más probable es que se trata de un himno
compuesto por cristianos que provenían del judaísmo. De ahí, la mezcla
de un lenguaje y unos motivos claramente
judíos, que se funden con ideas propias del cristianismo (R. E. Brown).
Y
es notable que la gran mayoría de los cristianos ni caen en la cuenta de que,
en este himno, se funden ideas y lenguajes que vienen de dos religiones: el
judaísmo y el cristianismo. Pero casi nadie hace problema de eso. Prueba patente
de lo poco que se conoce y poco interesa "lo específicamente
cristiano".
2.
La idea central de esta plegaria se refiere a una salvación cumplida en Jesús,
el Mesías. Se trata, pues, de un planteamiento netamente evangélico.
Pero
no debemos olvidar que, en este caso y a diferencia del "Magníficat",
aquí no se trata de la oración de una muchacha de pueblo, una joven pobre y humilde
de la humilde Galilea, sino que estamos ante la bendición que dirige a Dios un
sacerdote del Templo, en la capital Jerusalén.
Como
es lógico, las profundas diferencias, de quienes pronunciaron estas plegarias,
determinaron las profundas diferencias de sus contenidos.
En
el "Benedictus", un hombre, sagrado y consagrado, funcionario del
Templo, en la capital.
En
el "Magníficat", una mujer, laica, inculta, pobre y desconocida,
viviendo en un pueblo humilde de la humilde Galilea. Así, nos encontramos de
lleno con un hecho que está presente en la vida constantemente: cada cual
piensa y ve la vida según donde vive y como vive.
Desde
una chabola no se ve la vida como se ve desde un palacio.
Una
joven de una aldea y un sacerdote de Jerusalén tenían que ver las cosas de
manera muy distinta.
3. Por lo dicho, se comprende que el "Magníficat"
tiene un sentido social, que no se encuentra en el "Benedictus".
Mientras que, por el contrario, el "Benedictus" expresa sentimientos
propios de un hombre (un funcionario de lo religioso), frecuente en las
tradiciones religiosas: La "salvación de nuestros
enemigos" y de la mano
"de todos los que nos odian" (Lc 1, 71).
Y
se insiste en que seremos "arrancados de
la mano de los enemigos" (Lc
1, 74).
La
oración de María habla de los "pobres" que se verán liberados de la
opresión de los "ricos" y "potentados", mientras que Zacarías
habla de "enemigos" y de "los que nos odian". María y
Zacarías representan dos modelos de religiosidad. Y dos proyectos de salvación.
¿Cómo
es mi espiritualidad?
¿Se
parece a la de María o a la de Zacarías?
San
Gregorio de Spoleto
Vive en la segunda mitad del siglo III en la península
Itálica. Es un hombre religioso y bueno, del que escasas noticias nos han
llegado hasta hoy. Pero vive en la época de las persecuciones de Diocleciano, y
es fácil descubrir a Gregorio en la prohibida devoción cristiana. Hecho preso,
es acusado de no querer sacrificar a los dioses y de afirmar que sólo un Dios
merece adoración.
Muere mártir en el año 303.
Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a
comienzos del siglo IV.
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el
encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que
concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su
estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su
territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles
adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.
En la península itálica, en la Umbria, concretamente en
Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás,
está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres
y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e
incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y
en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso.
Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo
que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo
de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por
su nobleza y altura de miras.
Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere
sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo
establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que
sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que,
a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho,
así terminó su vida en el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde.
Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos
calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra
qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo
depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el
esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se
acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".
No siempre "ser como los demás" es signo de
"estar en la verdad".
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física,
política o militar. ¡A que no!
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