viernes, 23 de diciembre de 2016

Párate un momento: El Evangelio del dia 24 DE DICIEMBRE - SÁBADO MISA DE LA MAÑANA San Gregorio de Spoleto



24 DE DICIEMBRE   -   SÁBADO 
MISA DE LA MAÑANA 
San Gregorio de Spoleto

Evangelio según san Lucas 1, 67-79
       En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
"Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
    Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos en santidad y justicia, en su presencia todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor, a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte; para guiar nuestros pasos en el camino de la paz".

1.  Los estudiosos de los evangelios de la infancia de Jesús han destacado algo que, por lo demás, resulta comprensible. De la misma manera que, en el caso del "Magníficat", en este otro himno (el "Benedictus"), se discute si lo compuso Lucas (Harnack, Erdmann) o, más bien, tiene un origen anterior.
Lo más probable es que se trata de un himno   compuesto por cristianos que provenían del judaísmo. De ahí, la mezcla de un lenguaje y unos   motivos claramente judíos, que se funden con ideas propias del cristianismo (R. E. Brown).
Y es notable que la gran mayoría de los cristianos ni caen en la cuenta de que, en este himno, se funden ideas y lenguajes que vienen de dos religiones: el judaísmo y el cristianismo. Pero casi nadie hace problema de eso. Prueba patente de lo poco que se conoce y poco interesa "lo específicamente cristiano".

2. La idea central de esta plegaria se refiere a una salvación cumplida en Jesús, el Mesías. Se trata, pues, de un planteamiento netamente evangélico.
Pero no debemos olvidar que, en este caso y a diferencia del "Magníficat", aquí no se trata de la oración de una muchacha de pueblo, una joven pobre y humilde de la humilde Galilea, sino que estamos ante la bendición que dirige a Dios un sacerdote del Templo, en la capital Jerusalén.
Como es lógico, las profundas diferencias, de quienes pronunciaron estas plegarias, determinaron las profundas diferencias de sus contenidos.
En el "Benedictus", un hombre, sagrado y consagrado, funcionario del Templo, en la capital.
En el "Magníficat", una mujer, laica, inculta, pobre y desconocida, viviendo en un pueblo humilde de la humilde Galilea. Así, nos encontramos de lleno con un hecho que está presente en la vida constantemente: cada cual piensa y ve la vida según donde vive y como vive.
Desde una chabola no se ve la vida como se ve desde un palacio.
Una joven de una aldea y un sacerdote de Jerusalén tenían que ver las cosas de manera muy distinta.

3.  Por lo dicho, se comprende que el "Magníficat" tiene un sentido social, que no se encuentra en el "Benedictus". Mientras que, por el contrario, el "Benedictus" expresa sentimientos propios de un hombre (un funcionario de lo religioso), frecuente en las tradiciones religiosas: La "salvación de nuestros
enemigos" y de la mano "de todos los que nos odian" (Lc 1, 71).
Y se insiste en que seremos "arrancados de  la mano de  los enemigos" (Lc 1, 74).
La oración de María habla de los "pobres" que se verán liberados de la opresión de los "ricos" y "potentados", mientras que Zacarías habla de "enemigos" y de "los que nos odian". María y Zacarías representan dos modelos de religiosidad. Y dos proyectos de salvación.
¿Cómo es mi espiritualidad?
¿Se parece a la de María o a la de Zacarías?

San Gregorio de Spoleto

Vive en la segunda mitad del siglo III en la península Itálica. Es un hombre religioso y bueno, del que escasas noticias nos han llegado hasta hoy. Pero vive en la época de las persecuciones de Diocleciano, y es fácil descubrir a Gregorio en la prohibida devoción cristiana. Hecho preso, es acusado de no querer sacrificar a los dioses y de afirmar que sólo un Dios merece adoración.
 Muere mártir en el año 303.

Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.
En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.
En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.
Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho, así terminó su vida en el año 303.
Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".
No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".
A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar. ¡A que no!


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