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DE DICIEMBRE - JUEVES
3ª
- SEMANA DE ADVIENTO - A
SAN
VALERIANO, Obispo
Evangelio según san Lucas 7, 24-30
Cuando se marcharon los
mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
"¿Qué salisteis a ver
en el desierto?, ¿una caña sacudida por el viento?
¿O qué salisteis a ver?,
¿Un hombre vestido con
lujo?
Los que visten
fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios.
Entonces
¿qué salisteis a ver?
¿Un profeta?
Sí, os digo, y más que un profeta.
Él quien está escrito: "Yo envío
mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti".
Os digo que entre los nacidos
de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el Reino de
Dios es más grande que él.
Al oírlo toda la gente,
incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a
Dios. Pero los fariseos y los letrados, que no habían aceptado el bautismo,
frustraron el designio de Dios para con ellos".
1. El pasado domingo, hemos leído estas palabras
de Jesús, en la versión que de ellas hace el evangelio de Mateo (11, 7-11).
Hoy
conviene caer en la cuenta de que Jesús elogia, ante todo, la firmeza y la
coherencia de Juan. Para ello Jesús dice que Juan no fue "una caña agitada
por el viento". La caña era símbolo de Herodes, tal como ese símbolo
aparecía en las monedas conmemorativas de la fundación de Tiberíades (G.
Theissen).
Pero
todo el mundo sabía que Juan Bautista fue duro y crítico con las frivolidades
de Herodes. Por eso estaba en la cárcel. Y por eso lo mataron por orden del
tirano Herodes.
2. Ni Juan iba por la vida con la frivolidad de
los que se visten con lujo que viven en palacios y mansiones. Las vestimentas y
las viviendas son símbolos de riqueza y poder. Y bien sabemos que Juan fue la
negación radical de todo eso.
Con
frecuencia ocurre que quienes pretenden
preparar los caminos del Señor se presentan en la sociedad desde una
posición y revestidos de unas dignidades que hacen imposible la misión que
intentan cumplir.
Mientras
en este mundo haya desigualdades, miseria y sufrimiento, ¿cómo se va a preparar
el camino del Señor desde
la ostentación de la distancia y la superioridad?
El
sitio donde viven y la forma en que se visten, los que dicen que representan a
Dios, los convierte en ridículos embusteros. El camino del Señor no es la
dignidad, sino la humildad.
3. El relato termina diciendo que toda la gente,
al oír estas cosas, bendecía a Dios. Toda la gente, menos los fariseos y los
letrados.
La
vida de Juan empezó poniendo a cada uno en su sitio: a la gente sencilla, cerca
de Dios; a los "observantes" y a los "entendidos en leyes religiosas",
cerrados a la fe.
El
Evangelio empezó a resultar desconcertante desde el primer momento. Y
sigue resultando desconcertante
para nosotros en este momento.
SAN
VALERIANO, Obispo
Vida de San Valeriano obispo
Conmemoración de san Valeriano, obispo de Abbensa, en África
Proconsular, que, siendo más que octogenario, en la persecución vandálica fue
conminado por el rey arriano Genserico a que entregara los utensilios de la
Iglesia y, al rehusar constantemente hacerlo, fue expulsado de la ciudad con
orden de que nadie le dejara vivir ni en su casa ni en el campo, y durante
mucho tiempo estuvo a la intemperie, en la vía pública, acabando así su vida
bienaventurada como confesor de la verdad ortodoxa (c. 460).
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