jueves, 22 de diciembre de 2016

Párate un momento: El Evangelio del dia 23 DE DICIEMBRE - VIERNES FERIAS DE ADVIENTO San Juan de Kety





23   DE DICIEMBRE   -   VIERNES 
FERIAS   DE    ADVIENTO
San Juan de Kety

Evangelio según san Lucas 1, 57-66
       A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
"¡No! Se va a llamar Juan".
Le replicaron:
"Ninguno de tus parientes se llama así".
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió:
"Juan es su nombre".
Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
“¿Qué va a ser este niño?"
Porque la mano de Dios estaba con él.

1.  El tema central de este evangelio es el    nombre que le pusieron al Bautista.
El nombre no expresaba simplemente la identidad de la persona, sino que era el indicador de la misión que el titular de ese nombre tenía que desempeñar en la vida. O sea, el nombre no era la mera designación de la persona.
Para los israelitas, el nombre de una persona expresaba lo que en realidad era aquella persona, su misión y su destino en la vida. Al menos,
teóricamente este era el alcance del nombre, aunque en bastantes casos no se cumpliera así.

2.  Lo significativo de este relato está en que una de las costumbres de aquel tiempo era que, sobre todo en el caso de los sacerdotes, lo más frecuente era poner al recién nacido el nombre de su padre (Josefo, Vita, 1).
Seguramente, así se quería decir que el hijo sería una prolongación de lo que era su padre,
un servidor del Templo y del culto sagrado. Sin embargo, en el caso de Juan, esta costumbre se rompe. Y no le llaman Zacarías, como debería ser, según la costumbre. Sino que, por inspiración del ángel (Lc 1, 13), le pusieron el nombre de Juan. Lo cual venía a indicar o sugerir (al menos) que el hijo del sacerdote no sería continuador de la tarea y del oficio del padre.
¿Qué importancia tiene esto?

3.  Juan es nombre que viene del griego "Ióannés", que a su vez procede del hebreo "yóhánán", que significa "Yahvé se ha compadecido".   
Como es lógico, si tenemos en cuenta lo que fue la vida, la misión y la personalidad de Juan, lo que aquí se está indicando es que la compasión de Dios hacia su pueblo (y hacia la humanidad entera) pasó del sacerdote Zacarías al profeta Juan. Pasó, por tanto, del templo al desierto. Y pasó también del culto sagrado a la profecía laica de aquel hombre de Dios, que fue Juan, que ejerció su ministerio al margen de la institución religiosa, mirado con recelo por los sumos sacerdotes (Jn 1, 19-28) y asesinado finalmente por su libertad ante los grandes y notables de este mundo. Así se preparó el camino de Jesús. El Evangelio toma distancias respecto a la religión.

San Juan Casio de Kety

Juan Wacienga (San Juan de Kety, Kanty, Cancio o Kenty), presbítero y filósofo polaco, Patrono de Polonia, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.

Vida de San Juan de Kety
Juan Wacienga (San Juan de Kety, Kanty, Cancio o Kenty), presbítero y filósofo polaco, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.

Juan Wacienga nació en Kety, cerca de Cracovia, en 1390. En 1413, se inscribió en la universidad de esta última ciudad, fundada poco antes, pero ya famosa. Allí discurría su vida entera. Después de ser estudiante, pasó a actuar como profesor de letras decano de la facultad de filosofía (1432) y, más tarde, profesor de teología (1443). Entre tanto, fue párroco de Olkus, parroquia próxima a Cracovia, que dependía del capítulo colegial de San Florián, al que se había asociado Juan. Como profesor, resplandeció por su saber, pero más aún por su amor hacia los pobres y por su espíritu de penitencia. Eran tiempos difíciles, por la guerra hussita que asolaba Polonia. Juan supo compadecerse en todo momento de la miseria y defender la fe respetando al contrario. Consciente del valor redentor que poseen las peregrinaciones, hizo mendigando el camino hasta Jerusalén para venerar el sepulcro de Cristo, y acudió por cuatro veces a Roma a las tumbas de Pedro y Pablo. Murió a los sesenta y tres años, la víspera de Navidad de 1473.



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