jueves, 31 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE SEPTIEMBRE - VIERNES - 21ª - SEMANA DEL T. O. – A SAN JOSUE





1  DE  SEPTIEMBRE - VIERNES -
21ª - SEMANA  DEL T. O. – A

Evangelio según san Mateo 25, 1-13
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!"
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas:
"Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las sensatas contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis'.
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió:
"Os lo aseguro: no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

1.  Esta parábola resulta incomprensible si se le da una interpretación de orden moral. La prueba más clara de esto es que la parábola no habla de doncellas "buenas" y "malas", sino "necias" (moral) y "prudentes" (phrónimoi).
Dos términos que no remiten directamente a la maldad o la bondad, sino a la actitud que se tiene para acoger o no acoger las palabras de Jesús (Mt 7, 24-27; 24, 45; Billerbeck I, 547 s).
Por otra parte, si pensamos en comportamientos
éticos, no sería ni humano ni caritativo negarse a prestar un poco de aceite a unas compañeras que se ven necesitadas. Como igualmente sería una grosería dar con la puerta en las narices a unas chicas que han esperado durante horas para ver al novio, pero resulta que este ha tardado tanto, que a algunas de las invitadas se les han apagado las velas.

2.    ¿Qué enseña esta parábola?
Una cosa hay clara: algunas de las invitadas se
sentían seguras de que ellas entraban en la boda, estuvieran o no estuvieran debidamente preparadas, porque ellas estaban invitadas. Mientras que las
otras se dieron cuenta de que, si querían entrar a la boda, tenían que tenerlo todo bien preparado.
Es decir, el problema estaba en la seguridad que algunas personas tienen porque ellos se ven como los elegidos, los llamados, los invitados. Eso puede resultar fatal. Porque se puede convertir en un engaño espantoso, que le cierra a uno las puertas del encuentro   con Dios. Es lo que pasó en aquel banquete.

3.  Con esto, Jesús no pretendió dar una "lección moral", en el sentido de que "te puedes condenar".   
Nada de eso. Jesús solo quiso romper las falsas
seguridades de los que se ven como los elegidos, los preferidos o los selectos. Que era lo que sentían muchos israelitas de aquel tiempo. Así, esta parábola encaja en los enfrentamientos de denuncia profética que Jesús mantuvo con los dirigentes religiosos de Israel, que se sentían seguros de que ellos eran los selectos y escogidos por Dios.
Ninguna elección da derecho a desoír las palabras de Jesús.

4.  Por tanto y resumiendo: esta parábola no es un aviso sobre la venida inesperada del fin del mundo. 
Tampoco es una parábola de juicio final o algo
parecido. 
Es una advertencia, comparable con las parábolas de la construcción de la torre y de la guerra (Lc 14, 28-32): el que quiera seguir a Jesús en la alegría del Reino tendrá que poner de su parte, y no imaginarse que él es un selecto elegido (U. Luz, A. Puig i Tarrech, C. Riniker).

SAN  JOSUE

Patriarca

Martirologio Romano: Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que al recibir la imposición de manos por Moisés, fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos, 1, 1).Muerto Moisés, Josué es el capitán que introducirá a su gente Tierra Prometida. Ya era la hora de poseer la tierra que Dios prometió a los israelitas al sacarlos de Egipto. Han pasado cuarenta años. Es un pueblo joven el que está en las proximidades de Canán. Son los hijos de los que Yavé sacó con mano poderosa. Se han curtido en el desierto inhóspito donde han vivido del mimo de Dios y presenciando a diario sus grandezas. Tienen esculpida en su alma la idea de que sólo en la fidelidad a la Alianza tienen garantía de la protección de Dios.

Breve Reseña
Josué es un varón pletórico de fe y casto, joven y fuerte, que mantiene la seguridad de que será Dios quien vencerá a los poderosos habitantes de la tierra que se les da en posesión. Tienen que pelearla, pero sólo Dios les dará la victoria.

Jericó es la plaza fuerte que les abrirá las puertas a la conquista. Posee murallas duras y sus habitantes están aprestados a defenderla.

Es Dios quien habla ahora con Josué, como antes lo hiciera con Moisés, dándole instrucciones para la empresa. No se le pedirá pasividad, sino una disposición absoluta al misterio. La táctica guerrera sugerida es la más impensada y la menos descrita en las praxis de la guerra: hay que dar vueltas a la ciudad, cantando y tocando las trompetas. Así se caerán las potentes murallas de defensa.
Sin un "pero" de Josué y con la presteza originada por la fe sucede como Dios dice. Y es que Dios se ríe de las encuestas, la lógica humana se ve superada en su potencia y las estadísticas de los hombres se tornan enanas en su presencia. Sin embargo, la fe hace que se derriben las más altas murallas de la tierra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario