16 DE AGOSTO - JUEVES –
19ª - SEMANA DEL T.O. – B –
Lectura de la profecía de Ezequiel (12,1-12):
Me vino
esta palabra del Señor:
«Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y
no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde. Tú, hijo de
Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de
todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar a ver si lo ven; pues son casa
rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la
vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al
destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu
ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la
oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal
para la casa de Israel.»
Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al
destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué
en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos.
A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor:
«Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa
rebelde, qué es lo que hacías? Pues respóndeles: "Esto dice el Señor: Este
oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que
vive allí.
" Di: "Soy señal para vosotros; lo que yo he hecho lo
tendrán que hacer ellos: irán cautivos al destierro. El príncipe que vive entre
ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para
sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo
reconozcan."»
Palabra de Dios
Salmo:77,56-57.58-59.61-62
R/. No olvidéis las acciones de Dios
Tentaron
al Dios Altísimo
y se
rebelaron, negándose a guardar sus preceptos;
desertaron
y traicionaron como sus padres,
fallaron
como un arco engañoso. R/.
Con sus
altozanos lo irritaban,
con sus
ídolos provocaban sus celos.
Dios lo
oyó y se indignó,
y rechazó
totalmente a Israel. R/.
Abandonó
sus valientes al cautiverio,
su
orgullo a las manos enemigas;
entregó
su pueblo a la espada,
encolerizado
contra su heredad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21–19,1):
En aquel
tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que
perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey
que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le
presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el
señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar,
perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus
compañeros que le debla cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba,
diciendo:
"Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"
Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara
lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y
fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
Entonces el señor lo llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque
me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo
tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que
pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada
cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la
región de Judea, al otro lado del Jordán.
Palabra del Señor
1. La
pregunta de Pedro a Jesús quiere decir si hay que perdonar siempre. Porque el
número siete, en aquella cultura, se refería a la idea de plenitud.
Esto supuesto, la respuesta de Jesús
sobrepasa toda medida. Ya no se trata
de siete, sino de setenta veces siete. O sea, siempre y sin limitación alguna,
sea
cual
sea la ofensa que te hayan hecho. Es una
postura que rompe todos los moldes. Pero
Jesús está convencido de que solo rompiendo todos los moldes del perdón se
puede acabar con todos los excesos de la violencia.
2. La
parábola que propone Jesús, para explicar su respuesta, rompe efectivamente
todos nuestros esquemas de pensamiento.
Todo es desmesurado: la cantidad que debe el primer deudor; el perdón que,
sin más, se le concede; la brutalidad de ese individuo con el desgraciado que
le debía solo unas monedas. Se trata de
una historia en la que se rompe la lógica de nuestros
comportamientos.
3.
Nuestra lógica pide justicia para castigar a los canallas. La
"lógica" del Evangelio pide perdón siempre. La Justicia del Estado debe cumplir con su
deber, pero el perdón que conceden las víctimas es la única arma que desarma a
los violentos.
San Roque
Enfermero - Año 1378
Que San Roque bendito nos libre de enfermedades, epidemias y
contagios del cuerpo y del alma. Amén.
Roque significa: "Fuerte como roca".
Este santo se ha hecho famoso en el mundo por los grandes favores que
consigue a favor de pobres y enfermos. Su popularidad ha sido verdaderamente
extraordinaria cuando a pueblos o regiones han llegado pestes o epidemias,
porque consigue librar de la enfermedad y del contagio a muchísimos de los que
se encomiendan a él. Quizás él pueda librarnos de epidemias peligrosas.
San Roque nació en Montpellier, de una familia sumamente rica.
Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero entre los
pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar santuarios.
Y en ese tiempo estalló la peste de tifo y las gentes se morían por
montones por todas partes. Roque se dedicó entonces a atender a los más
abandonados. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la señal
de la Santa Cruz sobre su frente. A muchísimos ayudó a bien morir, y él mismo
les hacía la sepultura, porque nadie se atrevía a acercárseles por temor al
contagio. Con todos practicaba la más exquisita caridad. Así llegó hasta Roma,
y en esa ciudad se dedicó a atender a los más peligrosos de los apestados. La
gente decía al verlo: "Ahí va el santo".
Y un día mientras atendía a un enfermo grave, se sintió también él
contagiado de la enfermedad. Su cuerpo se llenó de manchas negras y de úlceras.
Para no ser molesto a nadie, se retiró a un bosque solitario, y en el sitio
donde él se refugió, ahí nació un aljibe de agua cristalina, con la cual se
refrescaba.
Y sucedió que un perro de una casa importante de la ciudad empezó a
tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a
Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró
curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre
llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus
llagas y enfermedades.
Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad de
Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los militares lo
confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la prisión,
consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por
la salvación de las almas.
Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la Virgen
Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd
descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de
pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de
la ciudad. Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde entonces
empezó a conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de conseguirlos
por montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando con la
mano una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.
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