viernes, 24 de agosto de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 25 DE AGOSTO - SÁBADO 20ª – SEMANA DEL T. O. – B – San José de Calasanz



25 DE  AGOSTO  - SÁBADO
20ª – SEMANA DEL  T. O. – B –

Lectura de la profecía de Ezequiel (43,1-7a):
En aquellos días, el ángel me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra.
 La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo.
Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo –el hombre seguía a mi lado–, y me decía:
«Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel.»

Palabra de Dios

Salmo: 84,9ab.10.11-12.13-14

R/. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. »
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor

1.   Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, cuando se trata de entender y explicar este capítulo 23 del evangelio de Mateo. La terrible historia de los campos de concentración y del holocausto del pueblo judío, en la segunda guerra mundial, nos ha dejado una imagen falsa del judaísmo y además hemos   quedado consternados (U. Luz).
Por otra parte, no es seguro que Jesús pronunciase este discurso, tal como ha quedado redactado en el texto
que ha llegado hasta nosotros.  Las ideas fundamentales provienen de Jesús, pero la forma de presentarlas depende de Mateo. Y a todo esto hay que   sumar otra dificultad. Se trata del enfrentamiento entre cristianismo y judaísmo, que no es la diferencia entre dos religiones, sino la diferencia entre la religión y otra forma de relacionarse con Dios, que, se resiste a hacer eso como religión (Daniel Boyarin).
Un fenómeno que se viene produciendo (y se está acentuando) lo mismo entre judíos que entre cristianos.

2.   No es verosímil que Jesús recomendara a sus discípulos y a la gente que hiciesen lo que enseñaban los escribas y fariseos.  Mateo había prevenido a la gente ante las enseñanzas de los fariseos (16, 12). Además, del conjunto de enfrentamientos que Jesús tuvo con los seguidores de este partido, se puede deducir que se trata de una advertencia inicial que prepara al lector para aceptar la dureza de lo que viene a continuación.

3.   En cualquier caso, y sean cuales sean los   matices que haya que poner a la historicidad de este evangelio, una cosa es cierta: Jesús rechaza de forma
terminante todo lo que sea vanidad, orgullo, ambición, deseos de situarse por encima de los demás.  Miserias humanas que se manifiestan en vestimentas, honores   públicos, puestos de preferencia y privilegio, títulos, y distinciones, lo que es más grave en los hombres que   pretenden representar el Evangelio de Jesús.  Son los que asumen esos comportamientos justificándolos porque piensan que así representan y promueven mejor la fe en Dios. Aunque todo esto no se pueda aplicar literalmente a los fariseos y letrados (E. P. Sanders), es
indudable que Jesús detesta que quienes pretenden ser líderes en la comunidad, se aprovechen de semejantes formas de conducta pública, basados en la idea de que así representan con más autoridad a Jesús de Nazaret.
Es verdad que decir esto no es agradable. Pero, si no decimos ni esto, entonces borremos este capítulo del Evangelio.

San José de Calasanz


José de Calasanz nació en Peralta de la Sal, un pequeño pueblo situado en la actual provincia de Huesca, en 1557. Con doce años, José deja su pueblo para estudiar en el colegio de los padres Trinitarios de Estadilla, a unos 20 Km. Al cumplir los catorce años, José de Calasanz manifiesta la decisión de hacerse sacerdote. Su entrega, su generosidad, su anhelo por ayudar a los demás, van unidos a una fuerte y vivencial fe en Dios, aumentada por el ejemplo y la educación recibida por parte de su familia.
Terminados sus estudios eclesiásticos, José es ordenado sacerdote en 1583, a los 25 años. Aconsejado por el obispo de Urgell, Andrés Capilla, Calasanz se va a Roma en 1592. Antes de cumplir los 6 años de su estancia en Roma, el río Tíber, se desborda, provocando la más catastrófica inundación del siglo. Como resultado de ésta, centenares de familias pobres quedaron sin techo, sin alimentos y hay más de dos mil muertos. Calasanz, con gran integridad, trabaja infatigablemente en la operación de ayuda a los afectados.
Se integra en Roma en las denominadas Cofradías, asociaciones que se dedicaban a la caridad. Calasanz encontrará junto a los necesitados, a los niños. Con el tiempo, los niños pobres de aquellos barrios romanos se convertirán en su principal punto de atención.
Fruto de este descubrimiento, comienza a pensar en crear una escuela gratuita abierta a todos los niños, especialmente a los más necesitados. No todos a los que les propuso la idea la vieron con buenos ojos. Y entonces decide lanzarse solo a la aventura. Y hacia 1597, en la sacristía de una iglesia que solía visitar, Santa Dorotea, en el Trastévere romano, comienza la primera escuela gratuita de Europa.
Al principio los alumnos no eran muchos, con el tiempo la idea se fue dando a conocer y con la ayuda de sacerdotes y algunos laicos, con el dinero que le dan unos y otros, las escuelas fueron creciendo. La Iglesia de San Pantaleón se convertirá en la primera escuela estable de Calasanz. La primera escuela cristiana, popular y gratuita.
Calasanz nunca volvió a su tierra. Se quedó definitivamente en Roma hasta su muerte en 1648. Y desde allí su obra ha ido esparciéndose por todo el mundo.
Calasanz es un ejemplo de vida que muchos jóvenes -hombres y mujeres- han seguido y siguen aún hoy. Su festividad se celebra el 25 de agosto.

Pensamiento espiritual y pedagógico
La larga vida de San José de Calasanz ocupa prácticamente la segunda mitad del siglo XVI y toda la primera parte del XVII. Persona abierta a la realidad circundante, recibió el impacto de las ideas y problemas que le rodeaban, y con su compromiso personal, contribuyó al progreso de las ideas y a la solución de los problemas. Se puede afirmar que, junto con otros de sus contemporáneos, fue protagonista -aunque poco conocido- de la transición del renacimiento a la modernidad.

En la formación espiritual de Calasanz mucho influyeron las corrientes renovadoras del siglo XVI en España, personificadas en algunos autores ascéticos y místicos como Juan de Ávila y Teresa de Jesús.
Fue precisamente a partir de la dedicación de Calasanz a la educación de los hijos de las clases populares en Roma, en los años de transición del siglo XVI al XVII, cuando fue elaborando de modo explícito su pensamiento pedagógico, fruto de su personal itinerario espiritual y social. Precedentemente algunos pensadores humanistas como Juan Luis Vives, Erasmo y el mismo Lutero habían teorizado sobre la educación de niños y jóvenes. En diversos escritos fundacionales, Calasanz hace un planteamiento teórico claro de lo que pretende con la obra iniciada: contribuir a la reforma de la sociedad y a la felicidad temporal y eterna de las personas, educando a los niños en la fe cristiana y en las letras humanas, por medio de escuelas pías, es decir, populares y cristianas.
Esta filosofía fue llevada a la práctica por Calasanz durante cincuenta años hasta su muerte Y organizó no menos de treinta colegios en diversos estados europeos, dotándolos de educadores preparados, estructuras adecuadas y reglamentos escritos por él mismo. Para Calasanz, la figura del educador es elemento fundamental en la consecución de los objetivos pedagógicos y sociales de su obra.
En su persona confluyen una vocación religiosa y una vocación educativa que se integran en una identidad propia.
El pensamiento espiritual y pedagógico de San José de Calasanz, y la práctica de la misma propuesta a sus primeros compañeros en Roma al comenzar el siglo XVII, dio origen en la Iglesia a una espiritualidad pedagógica y a una pedagogía espiritual de rasgos característicos que son una de las primeras manifestaciones modernas.

Fuente: escolapiosalgemesi.es/san-jose-de-calasanz


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