21 DE AGOSTO
- MARTES
20ª – SEMANA DEL T.O.
– B –
Lectura de la profecía de Ezequiel (28,1-10)
Me vino
esta palabra del Señor:
«Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: "Así dice el Señor:
Se hinchó tu corazón, y dijiste: 'Soy Dios, entronizado en solio de dioses en
el corazón del mar', tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los
dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!; ningún enigma se te resiste. Con tu
talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en
tus tesoros. Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu
fortuna te llenó de presunción.
Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los
dioses, por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la
espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán
en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú, que eres
hombre y no dios, ¿osarás decir: 'Soy Dios', delante de tus asesinos, en poder
de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de
bárbaros. Yo lo he dicho."»
Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Salmo: Dt 32,26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab
R/. Yo doy la muerte y la vida
Yo
pensaba: «Voy a dispersarlos
y a
borrar su memoria entre los hombres.»
Pero no;
que temo la jactancia del enemigo
y la mala
interpretación del adversario. R/.
Que diría:
«Nuestra mano ha vencido,
no es el
Señor quien lo ha hecho.»
Porque
son una nación que ha perdido el juicio. R/.
¿Cómo es
que uno persigue a mil,
y dos
ponen en fuga a diez mil?
¿No es
porque su Roca los ha vendido,
porque el
Señor los ha entregado? R/.
El día de
su perdición se acerca,
y su
suerte se apresura.
Porque el
Señor defenderá a su pueblo
y tendrá
compasión de sus siervos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,23-30):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos.
Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una
aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién
puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro:
«Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos
va a tocar?»
Jesús les dijo:
«Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre
se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis
seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.
El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre,
mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»
Palabra del Señor
1. Jesús
reafirma lo que le ha dicho al joven rico sobre la dificultad que tienen los
ricos para entrar en el Reino de Dios y lo reafirma con una sentencia popular que radicaliza aún más el problema.
La sentencia del camello y el ojo de la aguja
se ha intentado suavizar. Se ha dicho
que el camello (kámelos) es un cable de barco (kámilos), cosa que no resuelve
nada porque ese cable era más grueso, entonces y ni cabía ni cabe por el ojo de
una aguja.
En cuanto ojo de la aguja, se ha dicho que era
una puerta que hubo en Jerusalén (Pascasio Radberto), pero nunca existió tal
puerta. Tampoco parece que se pueda interpretar como una ventana. No hay trazas de eso. Ni este texto tiene
nada que ver con "la puerta estrecha" (Mt 7, 13 par), que es una
"exhortación", mientras que
aquí
se trata de una "afirmación" (G. Schneider) que expresa una
imposibilidad.
2.
Tenían motivos los discípulos para quedarse "espantados". La afirmación de Jesús, aplicada a nuestro
tiempo, es clara y coherente: no puede entrar en el proyecto de Jesús el que
retiene y consume de sobra, mientras que al mismo tiempo hay criaturas que se
mueren de hambre. No es posible ser
humano cuando se comete lo más inhumano
que se puede hacer en este mundo.
3. Ahora
mismo hay cerca de mil millones de personas abocadas a una muerte cercana
cuando hay familias y personas que no saben dónde invertir tanto
dinero
como tienen, ni dónde almacenar más comida, más ropa y más caprichos...
No, no es demagogia barata. Es una realidad tan
espantosa como brutal.
En el fondo, todo radica en el problema de la codicia,
como han recalcado los técnicos de la economía en la Unión Europea. La crisis actual lo está poniendo
de
manifiesto.
San Pío X papa
José Sarto, después Pío X, nació en Riese, poblado cerca de Venecia,
Italia en 1835 en el seno de una familia humilde siendo el segundo de diez
hijos.
Todavía siendo niño perdió a su padre por lo que pensó dejar de
estudiar para ayudar a su madre en los gastos de manutención de la familia, sin
embargo, ésta se lo impidió y pudo continuar sus estudios en el seminario
gracias a una beca que le consiguió un sacerdote amigo de la familia.
Una vez ordenado fue vicepárroco, párroco, canónigo, obispo de Mantua
y Cardenal de Venecia, puestos donde duró en cada uno de ellos nueve años.
Bromeando platicaba que solamente le faltaban nueve años de Papa.
Muchas son las anécdotas de este santo que reflejan tanto su santidad
como su lucha por superar sus defectos, entre ellas destacan tres:
Siendo Cardenal de Venecia se encontró con un anciano al que la
policía le había quitado el burro que tenía para trabajar; al enterarse el
Cardenal se ofreció a pagar la multa que le cobraban y a acompañarlo a recoger
el burro porque exigían al anciano que lo respaldara una persona de confianza.
Ante la negativa del anciano para que lo acompañara el Cardenal afirmó que si
una obra buena no costaba no merecía gran recompensa
Cuando era un sacerdote joven, José Sarto, estando con su hermana se
quejó de dolor de muelas lo que provocó que ella lo criticara y lo tachara de
quejoso y flojo respondiéndole con una bofetada. Sintiéndose avergonzado se
disculpó por ser tan violento, defecto que fue corrigiendo. Asimismo, una vez
de visita en el Colegio de San Juan Bosco fue invitado a almorzar en la pobreza
de ese colegio, donde al salir buscó un mejor lugar para comer, aunque después
se volvió más y más sacrificado.
En 1903 al morir León XIII fue convocado a Roma para elegir al nuevo
Pontífice. En Roma no era candidato para algunos por no hablar francés y él
mismo se consideraba indigno de tal nombramiento.
Durante la elección los Cardenales se inclinaron en principio y por
mayoría por el Cardenal Rampolla, sin embargo, el Cardenal de Checoslovaquia
anunció que el Emperador de Austria no aceptaba al Cardenal Rampolla como Papa
y tenía el derecho de veto en la elección papal, por lo que el Cardenal
Rampolla retiró su nombre del nombramiento. Reanudada la votación los
Cardenales se inclinaron por el Cardenal Sarto quien suplicó que no lo
eligieran hasta que una noche una comisión de Cardenales lo visitó para hacerle
ver qué no aceptar el nombramiento era no aceptar la voluntad de Dios. Aceptó
pues convencido de que, si Dios da un cargo, da las gracias necesarias para
llevarlo a cabo.
Escogió el nombre de Pío inspirado en que los Papas que eligieron ese
nombre habían sufrido por defender la religión.
Tres eran sus más grandes características: La pobreza: fue un Papa
pobre que nunca fue servido más que por dos de sus hermanas para las que tuvo
que solicitar una pensión para que no se quedaran en la miseria a la hora de la
muerte de Pío X; la humildad: Pío X siempre se sintió indigno del cargo de Papa
e incluso no permitía lujos excesivos en sus recámaras y sus hermanas que lo
atendían no gozaban de privilegio alguno en el Vaticano; la bondad: Nunca fue
difícil tratar con Pío X pues siempre estaba de buen genio y dispuesto a
mostrarse como padre bondadosos con quien necesitara de él.
Una vez que fue elegido Papa decretó que ningún gobernante podía
vetar a Cardenal alguno para Sumo Pontífice.
Dentro de sus obras destaca el combate contra dos herejías en boga en
esa época: Modernismo, la cual la combatió en un documento llamado Pascendi
estableciendo que los dogmas son inmutables y la Iglesia si tiene autoridad
para dar normas de moral; la otra herejía que combatió fue la del Jansenismo
que propagaba que la Primera Comunión se debía retrasar lo más posible; en
contraposición Pío X decretó la autorización para que los niños pudieran
recibir la comunión desde el momento en que entendía quien está en la Santa
Hostia Consagrada. Este decreto le valió ser llamado el Papa de la Eucaristía.
Fundó el Instituto Bíblico para perfeccionar las traducciones de la
Biblia y nombró una comisión encargada de ordenar y actualizar el Derecho
Canónico. Promovió el estudio del Catecismo.
Murió el 21 de agosto de 1914 después de once años de pontificado.
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