jueves, 2 de agosto de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 3 DE AGOSTO - VIERNES – 17ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Asprenato de Nápoles



3 DE  AGOSTO    - VIERNES –
17ª –  SEMANA  DEL T. O. – B –
San Asprenato de Nápoles

Lectura de la profecía de Jeremías (26,1-9):
Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías:
«Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mandé decirles; no dejes ni una sola. A ver si escuchan y se convierte cada cual, de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerle a causa de sus malas acciones.
Les dirás: Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.»
Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor. Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo:
«Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?»
Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.

Palabra de Dios

Salmo: 68

R/. Que me escuche tu gran bondad, Señor.
Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver lo que no he robado? R/.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.
Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,54-58):
En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:
«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?
¿No es el hijo del carpintero?
¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas?
¿No viven aquí todas sus hermanas?
Entonces, ¿de dónde saca todo eso?»
Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo:
«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Palabra del Señor

1.  Está claro en este relato que Jesús hablaba de   manera que lo que decía sorprendía a quienes lo habían conocido desde niño. Les llama la atención y no se explican cómo, hasta poco antes, era un vecino más.
¿Qué había ocurrido?
La cosa, humanamente hablando, no tenía explicación. Sin duda, la clave está en lo que ocurrió en la experiencia del bautismo que Jesús recibió de manos
de Juan el Bautista.
Allí Jesús tuvo una experiencia misteriosa y profunda: vio el cielo abierto, oyó la voz del Padre del cielo (Mt 3, 16-17), se sintió llamado a dar a conocer al Padre y su proyecto (Mt 11, 25-27).
¿Qué nos viene a decir esto?

2.  Jesús no impresionaba a la gente con lo que decía porque no había estudiado mucho.  Jesús había dicho que lo que él enseñaba eran cosas que quedan
ocultas para los "sabios y entendidos" (Mt 11, 25) y cosas que paradójicamente las saben los "pequeños", los ignorantes, los sencillos. Esto, justamente, es lo que le ocurrió a Jesús. La experiencia religiosa le cambió. 
Pero no le cambió en "sabio", sino en "sencillo". Y lo que enseñaba era la sabiduría de los últimos, de los nadies, de los excluidos. Es el saber en el que el "ser" y el "deber ser" no se pueden disociar. El saber que nunca puede ser neutral ante la violencia y el sufrimiento que genera la tecnología y la llamada "ciencia" que hay detrás de esa tecnología. A esa sabiduría de los sencillos le tienen miedo los intelectuales y los clérigos. Porque si de veras la asumieran, cambiarían radicalmente las universidades, las parroquias, los conventos y las curias episcopales.

3.  El relato termina dejando claro que los "milagros" de Jesús no eran posibles donde faltaba la fe-confianza. Jesús no era un "omnipotente", tal como nosotros nos imaginamos eso. Jesús tenía una fuerza de espíritu que donde no encontraba acogida y respuesta dejaba de ser fuerza y nada podía hacer. He aquí el profundo misterio de la fuerza de espíritu que tenemos los humanos, cuando somos profundamente humanos.


Obispo

Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Asprenato, primer obispo de la ciudad (s. II/III).

Breve Biografía

Muchos napolitanos, por la gran devoción para el patrón principal de la ciudad san Genaro y de su espectacular milagro anual de la licuefacción de la sangre, ha olvidado o hasta ignoran que el primer obispo de la naciente comunidad cristiana de Nápoles fue san Asprenato, mientras san Genaro fue obispo de Benevento y mártir en Pozzuoli en las proximidades de Nápoles.
De san Asprenato se sabe que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II, época en que los más recientes estudios arqueológicos, fijan los principios de la Iglesia napolitana, y como confirmación de esto, se sabe que el nombre Asprenato fue muy popular en el período de la república y en los primeros tiempos del imperio romano, luego cayó en desuso.
Varios antiguos documentos comprendidos en el famoso Calendario Marmóreo de Nápoles, certifican su existencia durante los mandatos de los emperadores Trajano y a Adriano y fijan en veintitrés años la duración de su episcopado.
De su vida no se sabe nada cierto, pero una antiquísima leyenda repetida con modificaciones en textos posteriores cuenta que san Pedro, fundada la Iglesia de Antioquía, se encaminó hacia Roma con algunos discípulos, pasó por Nápoles, aquí encontró una viejecita enferma (identificada luego como santa Cándida La Anciana), quien prometió adherirse a la nueva fe si se curaba.
Pedro hace una oración pidiendo la sanación, a lo que los discípulos de Antioquía contestaron con ¡Amén!, Cándida se sanó, y encomienda cure también a un amigo suyo llamado Asprenato enfermo desde hace tiempo y que si lo curara también ciertamente se convertiría.
En este instante Pedro también intercede y logra que sea curado, y luego de catequizarlo, lo bautiza. El cristianismo vivía una rápida difusión en Nápoles, y cuando Pedro decidió retomar el viaje hacia Roma, consagro a Asprenato como obispo.
Él hizo construir el oratorio de Santa María del Principio sobre que surgirá la basílica de santa Restituta y fundó la iglesia de san Pedro en Aram donde todavía hoy se conserva el altar sobre el que el apóstol celebró el Sacrificio.
El santo obispo murió rico en méritos, y varios milagros fueron conseguidos por su intercesión; su cuerpo fue llevado al oratorio de santa María del Principio, algunos estudios más recientes dicen que las reliquias están en las catacumbas de san Genaro, en cuyas alas superiores están las imágenes, no bien conservadas, de los primeros 14 obispos napolitanos.
Después de san Genaro es el segundo de los 47 santos protectores de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de san Genaro en la Catedral (el Duomo), aquí también esta conservado el bastón con el que san Pedro lo curó.
En la ciudad, en épocas diferentes, fueron elegidas dos iglesias en su honor y una capilla le es dedicada en la antiquísima basílica de santa Restituta.
Es invocado para calmar la jaqueca, su fiesta litúrgica es recordada en el Martirologio Romano y en el Calendario Marmóreo al 3 de agosto.

traducción: Xavier Villalta

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