30 DE AGOSTO
- JUEVES
21ª – SEMANA
DEL T. O. – B –
Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
(1,1-9):
Yo Pablo,
llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro
hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por
Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier
lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor
Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre
presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él
habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en
vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún
don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os
mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día
de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo,
Jesucristo Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
Palabra de Dios
Salmo: 144,2-3.4-5.6-7
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey
Día tras
día, te bendeciré
y alabaré
tu nombre por siempre jamás.
Grande es
el Señor, merece toda alabanza,
es
incalculable su grandeza. R/.
Una
generación pondera tus obras a la otra,
y le
cuenta tus hazañas.
Alaban
ellos la gloria de tu majestad,
y yo
repito tus maravillas. R/.
Encarecen
ellos tus temibles proezas,
y yo
narro tus grandes acciones;
difunden
la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman
tus victorias. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (24,42-51):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el
ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso,
estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del hombre.
¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de
dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el
amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la
administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando
que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con
los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo
hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto
y el rechinar de dientes.»
Palabra del Señor
1. Para explicar
la "vigilancia", que deben tener los seguidores de Jesús, el evangelio
de Mateo utiliza el verbo gregorein, que, como exigencia ética, es una novedad aportada por el cristianismo. Esta vigilancia incluye:
1) La responsabilidad ante los semejantes (Mt
24, 45-51).
2) No dejarse dominar por el miedo a un
"dios imaginario y amenazante"
(Mt 25, 15-23).
3) Sobre todo la bondad con los hermanos más humildes
(Mt 25, 31-40). A lo que hay que sumar la vigilancia en la oración: Estad en
vela y orad conmigo, como dijo Jesús en Getsemaní (Mt 26, 41).
La vigilancia fue importante, en el cristianismo
primitivo,
por lo frecuentes que, en no pocas comunidades, eran las vigilias de oración,
atestiguadas desde el s. II y que,
desde el s. III y especialmente en el monacato, fueron centrales en la vida de los
cristianos, que tenían la costumbre de levantarse a media noche para orar, cada
cual, en su casa, como testifica, por ejemplo, Tertuliano (Ad Uxor. II, 4 y 8).
2. Esta
vigilancia, entendida como se acaba de indicar, fue tema en el que Jesús
insistió. Se trata de la vigilancia referida a las relaciones que cada cual mantiene
con los demás. Primero, Jesús pone como
ejemplo al criado "fiel cuidadoso" que da la comida a su
tiempo. Y, en segundo lugar, Jesús reprueba al que, en lugar de ser buena
persona con los demás, es un hombre violento y egoísta que solo se preocupa por
comer y beber, o sea darse buena vida y pasarlo lo mejor posible.
En el conjunto del relato, esta vigilancia
constante
para
ser siempre bueno con todos es lo central del mensaje que aquí transmite Jesús.
La vigilancia que pide Jesús es la postura atenta
y vigilante ante las necesidades de los otros, sobre todo las situaciones de
dolor de los más necesitados: el hambre de los pobres, la soledad de los
ancianos, el desamparo de los niños, la desesperanza de tantos enfermos. A estas cosas es a lo que tenemos que estar
vigilantes.
San Pamaquio de Roma
Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte
de África les hacían inmensamente ricos. Probablemente, Pamaquio fue cristiano
de toda la vida. Recibió una esmerada educación en retórica, elocuencia y
literatura sagrada. Fue en la juventud compañero de Jerónimo y mantuvieron la
amistad incluso más allá de la interrupción que supuso la marcha al desierto de
Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa Pamaquio a formar parte
del Senado.
Quizá no entendió del todo aquel brote de generosidad en la oración
y, posiblemente, juzgó como extremoso el rigor de la penitencia que el grupo
jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de
Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por error,
bien porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño círculo cristiano
era una crítica muda para su cómoda mediocridad.
El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija de santa Paula,
aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al
desierto.
Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los
errores doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad
al papa Siricio, que se vio obligado a condenar la herejía unos años más tarde,
en el 390. Para poder hacerse con seguridad cargo de los peligros que encerraba
la enseñanza joviniana, se vio necesitado de recurrir frecuentemente con
consultas específicas a Jerónimo.
A la muerte de Paulina por un mal parto, en el año 393, cuando
llevaban solamente cinco años de matrimonio, comenzó Pamaquio a desarrollar una
caridad con obras altamente llamativas. Organizó un banquete para los pobres;
no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus días con
obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura, meditada a
diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los pecados. Los
cojos, ciegos, paralíticos y tullidos son los herederos de Paulina. Y como las
voces vuelan, continuamente se le ve por Roma acompañado de una nube de pobres
a su alrededor.
Este hombre de la caridad levantó en el puerto romano un hospital
para atender a los extranjeros, donde él mismo, con sus propias manos, curaba y
atendía a los enfermos y moribundos. Quizá influyó en Pamaquio la clara y
animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta que no se contente
con «ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que
solo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa; si
ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana,
pero, si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es
justo».
Preocupado no solo por los cuerpos, sino principalmente de las almas,
ejerció un ordenado apostolado epistolar, escribiendo frecuentes y sólidas
cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en Numidia y atienden sus
tierras para sacarlos de la herejía de Donato, que había hecho estragos entre
los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente
encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una carta
escrita en el año 401.
Murió en el año 410, poco antes del dramático saco de Roma.
Pamaquio permaneció seglar –laico– toda su vida, dando un testimonio
claro de amor a Dios y de coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la
sociedad desde los más altos cargos profesionales y administró rectamente los
bienes patrimoniales no mirando solo el provecho propio, sino teniendo en
cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un ejemplo para la mayor parte de
los fieles cristianos de todos los tiempos.
Archimadrid.org
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