domingo, 26 de agosto de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE AGOSTO - LUNES – 23 SEMANA DEL T. O. – B – SANTA MONICA


27  DE AGOSTO - LUNES –
23 SEMANA DEL  T. O. – B –

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5.11b-12):
Pablo, Silvano y Timoteo a los tesalonicenses que forman la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando. Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las Iglesias de Dios, viendo que vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis. Así se pone a la vista la justa sentencia de Dios, que pretende concederos su reino, por el cual bien que padecéis.
Nuestro Dios os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Salmo:95,1-2a.2b-3.4-5

R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,13-22):
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"?
¡Necios y ciegos!  - ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! - ¿Qué, es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda?
Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»

Palabra del Señor

1.  La serie de denuncias que este capítulo de Mateo pone en boca de Jesús todas empiezan con un "¡Ay!" Esta especie de grito no se ha de interpretar como   el lamento por una situación triste. Se trata, más bien, del anuncio un castigo, incluso una maldición (E. Haenchen).
Maldición que anuncia y avisa que lo determinante   en la vida no son las palabras, sino únicamente las obras, (Mt 7, 21-23; 12, 49-50; 25, 31-46). En este caso concreto, el enorme engaño que representa usar la religión (rezos, misas, funciones solemnes de culto…) para sacarle el dinero a las personas más desamparadas, las viudas de aquel tiempo o las gentes de buena voluntad, que dan a la Iglesia o pagan una boda, un entierro, quitándoselo de la boca.

2.  El hecho común y repetido, en estas obras o formas de conducta, era siempre lo mismo.  Se trataba de verdaderas aberraciones que se producían en torno al culto religioso y a las prácticas sagradas: templo, altar, juramentos ofrendas… Pero lo más importante es que tales aberraciones se llevaban a cabo de manera que   todo aquello era la justificación de formas de conducta
en las que se anteponían las "observancias religiosas" al "bien de las personas"
Lo importante era cumplir con la religión y tener buena imagen ante la gente
El sufrimiento de quienes lo pasaban mal era un asunto para el que -con demasiada frecuencia- los hombres de la religión no tenían especial sensibilidad.

3.  Jesús insiste en el tema de la ceguera en que viven estos hombres de la piedad, la observancia y la sumisión religiosa: "¡Ay de vosotros, guías ciegos!"
(Mt 23, 16).
Jesús convirtió con frecuencia a los ciegos en videntes (Mt 9, 27-31; 11, 5; 12, 22-24; 15, 31; 20, 29-34; 21, 14). Cuando Jesús le abría los ojos a la gente, para que viera la realidad de lo que estaba sucediendo en Israel y de lo que hacían los expertos en las cosas de la religión, los observantes del Templo (fariseos) decían que aquello era cosa del diablo (Mt 9, 34; 12, 24; in 9).
La religión no soporta que le pongan sus engaños   al descubierto.  Con demasiada frecuencia, la religión vive de las medias verdades y del ocultamiento de sus numerosos engaños.

SANTA  MONICA

Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de San Agustín y por haber logrado la conversión de su hijo.
Mónica nació en Tagaste (África del Norte ) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332.

FORMACION FUERTE:
Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa, pero de muy fuerte disciplina. Ella no las dejaba estar tomando bebidas entre horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente) pues les decía: "Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde está el vino, tomarán licor y esto les hará mucho daño." Mónica le obedeció los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de vino. Más sucedió que un día regaño fuertemente a un obrero y este por defenderse le grito ¡Borracha! Esto le impresiono profundamente y nunca lo olvido en la vida, y se propuso no volver a tomar jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada (en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue admirable.

UN ESPOSO TERRIBLE:
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad (como su nombre lo indica) pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamada Patricio. Este era un buen trabajador, pero terriblemente malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión, ni gusto por lo espiritual. La hará sufrir lo que no está escrito y por treinta años ella tendrá aguantar los tremendos estallidos de ira de su marido que grita por el menor disgusto, pero este jamás se atreverá a levantar la mano contra ella. Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años.

VIUDA Y CON UN HIJO REBELDE:
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande con los pobres, nunca se oponía a que ella se dedicara a estas buenas obras. y quizás por eso mismo logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo lo hiciera la suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado harto la vida a la pobre Mónica. Un año después de su bautismo, murió santamente Patricio, dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor.

EL MUCHACHO DIFICIL:
Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que su hijo mayor era extraordinariamente inteligente, y por eso lo enviaron a la capital del estado, la ciudad de Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria. Pero Agustín tuvo la desgracia de que su padre no se interesaba nada de sus progresos espirituales. Solo le importaba que sacara buenas notas, que brillara en las fiestas sociales y que sobresaliera en los ejercicios físicos, pero acerca de la salvación de su alma, no se interesaba ni le ayudaba en nada. Y esto fue fatal para él, pues fue cayendo de mal en peor en pecados y errores.

UNA MADRE FUERTE:
Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez peores, de que el joven llevaba una vida nada santa. que en una enfermedad, ante el temor a la muerte se había hecho instruir acerca de la religión y propuesto hacerse católico, pero que sanado de la enfermedad había abandonado el propósito de hacerlo. Y que finalmente, se había hecho socio de una secta llamada de los Maniqueos, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el Diablo. Y Mónica que era bondadosa pero no cobarde, ni floja, al volver su hijo a vacaciones y empezar a oírle mil barbaridades contra la verdadera religión, lo hecho sin más de la casa y le cerró las puertas, porque bajo su techo no quería alberga enemigos de Dios.

LA VISION ANIMADORA:
Pero sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que vio que ella estaba en bosque llorando por la pérdida espiritual de su hijo y que en ese momento se le acercaba un personaje muy resplandeciente y le decía:"tu hijo volverá contigo " y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narro al muchacho el sueño tenido y él dijo lleno de orgullo que eso significaba que la madre se iba a volver maniqueista como él. Pero ella le respondió: "En el sueño no me dijeron, mama ira a donde su hijo, sino tu hijo volverá contigo" Esta hábil respuesta impresionó mucho a su hijo, quien más tarde la consideraba como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437.

Faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera-

LA RESPUESTA DE UN OBISPO:
Por muchos siglos ha sido muy comentada la bella respuesta que un obispo le dio a Mónica cuando ella le contó que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió: "Este tranquila, es imposible que se pierda el Hijo de tantas lágrimas". Esta admirable respuesta y lo que había oído en el sueño, la llenaban de consuelo y esperanza, a pesar de que Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento.

UN HIJO QUE SE FUGA Y UNA MADRE QUE LO VA SIGUIENDO:

Cuando tenía 29 años, el joven decidió ir a Roma a dar clases allá. Ya era todo un doctor. Mama se propuso irse con él para librarlo de todos los peligros morales. Pero Agustín le hizo una jugada tramposa (de la cual se arrepintió mucho más tarde) Al llegar junto al mar le dijo a Mónica que se fuera a rezar a un templo, mientras iba a visitar a un amigo, y lo que hizo fue subirse al barco y salir rumbo a Roma, dejándola sola allí, pero Mónica no era mujer débil para dejarse derrotar tan fácilmente. Tomo otro barco y se dirigió hasta Roma.

UN PERSONAJE QUE INFLUYO MUCHO :
En Milán; Mónica se encontró con el Santo más famoso de la época, San Ambrosio, arzobispo de esa ciudad. En él se encontró un verdadero padre lleno de bondad y de sabiduría que la fue guiando con prudentes consejos. Además, Agustín se quedó impresionado por su enorme sabiduría y la poderosa personalidad de San Ambrosio y empezó a escucharle con profundo cariño y a cambiar sus ideas y entusiasmarse por la fe católica.

LA CONVERSION:
Y sucedió que en año 387, Agustín al leer unas frases de San Pablo sintió una impresión extraordinaria y se propuso cambiar de vida. Envió lejos a la mujer con la cual vivía en unión libre, dejo sus vicios y malas costumbres. Se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese año se hizo bautizar.

YO PUEDO MORIR TRANQUILA:
Agustín, ya convertido, dispuso volver con s madre y su hermano, a su tierra, en el África, y se fueron al puerto de Hostia a esperar el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba es esta vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una casa junto al mar, por la noche al ver el cielo estrellado platicando con Agustín acerca de cómo serán las alegrías que tendremos en el cielo, y ambos se emocionaban comentando y meditando los goces celestiales que nos esperan. En determinado momento exclamo entusiasmada: " ¿Y a mí que más me puede amarrar a la tierra? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de Dios". Poco después le invadió la fiebre, y en pocos días se agravo y murió. Lo único que pidió a sus dos hijos es que no dejaran de rezar por el descanso de su alma. Murió en el año 387 a los 55 años.
Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos siglos a Santa Mónica, para que les ayude a convertir a sus esposos e hijos, y han conseguido conversiones admirables.
La pintan como vestida de monja (porque así se vestían en ese tiempo las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, huyendo de los adornos y de la vanidad) y con un bastón de caminante, en recuerdo que hizo de los viajes buscando a su hijo para convertirlo, y con un libro en la mano, para no olvidar que fue la lectura de una página de la Biblia lo que obtuvo que Agustín se decidiera a convertirse definitivamente.

Oración a Santa Mónica
¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres, consuelo de viudas, mujer admirable, a quien Dios infundió el espíritu de oración y concedió aquel don de lágrimas con que supisteis hacer violencia al Dios de las misericordias para que se compadeciera de vuestros gemidos, escuchara vuestras plegarias y os concediera el fin de todos vuestros deseos!, a vuestras plantas venimos hoy las que sufrimos y lloramos en los tristes caminos de la vida, a suplicaros que nos alcancéis el espíritu de oración que Vos tuvisteis y la compunción que merecen nuestras culpas, para que derramando con humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia, alcancemos la gracia de vivir la santa vida que Vos vivisteis en la tierra, y merezcamos la gloria que Vos gozáis ahora en el cielo, en compañía de nuestros padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro corazón. Amén.

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