16 de Junio – DOMINGO –
11ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Lectura
del libro de los Proverbios 8, 22-31
Así dice la sabiduría de Dios:
«El
Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.
En
un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes
de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban
aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
No
había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando
colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del
abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando
ponla un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba
los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su
encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en
su presencia:
jugaba con la bola de la
tierra, gozaba con los hijos de los hombres.»
Salmo:
8, 4-5. 6-7a. 7b-9.
R.
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo,
obra de tus dedos, la
luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para
que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y
dignidad,
le diste el mando sobre
las obras de tus manos. R.
Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y
hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan
sendas por el mar. R.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-5
Hermanos:
Ya
que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por
medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por
él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos
gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más
aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación
produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la
esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones con
el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Lectura
del santo evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas
cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando
venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo
que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por
venir.
Él
me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo
lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo
anunciará.
FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
Andrei Rublev, La Santísima Trinidad (1422-1428)
El ciclo
litúrgico se abre con la venida de Jesús y culmina con la venida del Espíritu; el Padre está presente en todo momento. Es
lógico que se dedique una fiesta en honor de la Trinidad. Para ella había que
elegir textos que hablaran de las tres personas, al menos de dos de ellas. Pero
no pretenden darnos una lección de teología sino ayudarnos a descubrir a Dios
en las circunstancias más diversas.
La primera,
llena de belleza y optimismo, en los momentos felices de la vida.
La segunda,
incluso en medio de las tribulaciones, dándonos fuerza y
esperanza.
La tercera,
en medio de las dudas, sabiendo que nos iluminará.
Dios presente
en la alegría (Proverbios 8, 22-31)
Del Antiguo
Testamento se ha elegido un fragmento del libro de los Proverbios que polemiza
con la cultura de la época helenística:
- ¿cuál es el
origen de la sabiduría?
Para muchos,
es fruto del pensamiento humano, tal como lo han practicado sobre todo los
filósofos griegos. Frente a esta mentalidad, el autor del texto de los
Proverbios afirma que la verdadera sabiduría es anterior a nuestras reflexiones
y estudios; y lo expresa presentándola junto a Dios muchos antes de la creación
del mundo, acompañándolo en el momento de crear todo.
- ¿Por
qué se eligió esta lectura?
San Pablo, en
la primera carta a los Corintios, dice que Cristo es “sabiduría de Dios”
(1,24). Y la carta a los Colosenses afirma que en Cristo “se encierran todos
los tesoros del saber y del conocimiento” (Col 2,3). Este fragmento del libro
de los Proverbios, que presenta a la Sabiduría de forma personal, estrechamente
unida a Dios desde antes de la creación y también estrechamente unida a la
humanidad (“gozaba con los hijos de los hombres”) parecía muy adecuado para
recordar al Padre y al Hijo en esta fiesta.
Dios presente
en los sufrimientos (Romanos 5, 1-5)
Curiosamente,
en este texto, que menciona claramente a las tres personas, los grandes
beneficiarios somos nosotros, como lo dejan claro las expresiones que usa
Pablo: “hemos recibido”, “hemos obtenido”, “nos gloriamos”, “nuestros
corazones”, “se nos ha dado”. Él no pretende dar una clase sobre la Trinidad,
adentrándose en el misterio de las tres divinas personas, sino que habla de lo
que han hecho por nosotros: salvarnos, ponernos en paz con Dios, darnos la
esperanza de alcanzar su gloria, derramar su amor en nuestros corazones. Para
Pablo, estas ideas no son especulaciones abstractas, repercuten en su vida
diaria, plagada de tribulaciones y sufrimientos. También en ellos sabe ver lo
positivo.
Hermanos: Ya que hemos recibido la
justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
…y la esperanza no defrauda, porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se
nos ha dado.
Dios presente
en las dudas (Juan 16, 12-15)
El evangelio
también menciona a Jesús, al Espíritu y al Padre, aunque la parte del león se
la lleva el Espíritu, acentuando lo que hará por nosotros: “os guiará hasta la
verdad plena”, “os comunicará lo que está por venir”, “os lo anunciará”.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
Muchas cosas me quedan por deciros, pero
no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará
hasta la verdad plena.
…Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará
de lo mío y os lo anunciará.
Pienso que el
texto se ha elegido porque habla de las relaciones entre las tres personas.
El Espíritu glorifica a Jesús, y todo lo recibe de
él.
Por otra
parte, todo lo que tiene el Padre es de Jesús.
Tampoco Juan pretende dar una clase sobre la Trinidad, aunque empieza a tratar
unos temas que ocuparán a los teólogos durante siglos.
Para entender
el texto conviene recordar el momento en el que pronuncia Jesús estas palabras.
Estamos en la cena de despedida, poco antes de la pasión. Sabe que a los
discípulos les quedan muchas cosas que aprender, que él no ha podido enseñarles
todo. Surgirán dudas, discusiones. Pero la solución no la encontrarán en el
puro debate intelectual y humano, será fruto del Espíritu, que irá guiando
hasta la verdad plena.
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