domingo, 16 de junio de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 de Junio – LUNES – 11ª – SEMANA DEL T. O. – C – Santa Teresa de Portugal




17 de Junio – LUNES –
11ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6,1-10):

Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice:
«En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios.
Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.

Palabra de Dios

Salmo: 97,1.2-3ab.3cd-4

R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente".
Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»

Palabra del Señor

1.  Jesús empieza recomendando la ley del talión, del castigo semejante (del latín talis) que estuvo en vigor en los antiguos pueblos orientales y que se recoge en Ex 21, 23-25; Lev 24, 20; Deu 10, 21). Es el castigo proporcional con el daño recibido (lo repite Filón).
De ahí que, esta ley fue, en sus orígenes, una ley humanitaria, que limitaba los excesos de la venganza (cf. Warren Carter).
           
2.  En su respuesta a estas leyes primitivas, Jesús lleva las cosas hasta el exceso de la provocación deliberada. Al poner estos casos extremos (no defenderse, dar más de lo que te piden...), el Evangelio no pretende exigir que los cristianos renuncien a los derechos   humanos.  
Lo que aquí se plantea es una protesta contra el círculo de la violencia (G. Theissen).
La experiencia enseña que quien, en   uso de sus derechos, responde a la violencia con otra violencia, con eso se intensifica el círculo de la violencia.

3.  Y es que, si todo esto se piensa a fondo, pronto se advierte que la solución al problema de la "violencia" no es el "orden". Porque "el proyecto del orden" ha traído a los hombres un aumento sin fin de violencia (W. Sofsky).
Frente al proyecto del "orden", la propuesta de Jesús es anteponer el interés del otro al interés propio. Solo así se invierte la dinámica de la violencia. Y el resultado es que se invierte, en definitiva, la dinámica de las confrontaciones, que se ven suplantadas por la dinámica de la paz y el amor en el sosiego de la convivencia, que supera las diferencias y desigualdades.

Santa Teresa de Portugal
 
En Lorvaô, en Portugal, santa Teresa, quien, reina de León y madre de tres hijos, al perder a su esposo abrazó la vida regular en un monasterio fundado por ella misma, bajo la disciplina cisterciense.


Vida de Santa Teresa de Portugal


Santa Teresa, reina de Portugal, (1175-1250). Hija de don Alonso IX de León y de Dª. Dulce de Aragón. Monja cisterciense en San Benito de Lorbaño, cerca de Coimbra. se casó con su primo, el rey Alfonso IX de León. Tras varios años de feliz vida marital (y varias hijas), el matrimonio fue declarado nulo por el parentesco demasiado estrecho entre ella y Alfonso y no haber recibido las dispensaciones apropiadas. Alfonso se casó con doña Berenguela, la madre de Fernando III el Santo.
Teresa volvió al monasterio cisterciense de San Benito de Lorbao, próximo a Coimbra. Allí se entregó a la práctica de todas las virtudes hasta su muerte, en gran ancianidad, el 17 de junio de 1250. Fue enterrada en su mismo monasterio, junto a la tumba que ella había dispuesto veinte años antes para su santa hermana Sancha, virgen clarisa, fundadora del convento de Santa María de las Cellas.
Teresa pudo fácilmente haber guardado rencor, no lo hizo así. Con su ayuda se alcanzó un acuerdo pacífico.
Guardar rencor es como montar en bicicleta con una piedra en el zapato. A veces se va para un lado, pero la mayoría de las veces hace que cada pedalada sea miserable.
Lo peor de los rencores es la amargura que crean en nuestra alma. A menudo la persona a la que guardamos rencor ni siquiera sabe que estemos molestos y enfurecidos con ella. Acabamos por gastar extraordinarias cantidades de tiempo labrando y planeando nuestra venganza, para acabar descubriendo que la venganza nunca es tan dulce como creemos que lo va a ser. Si mantienes rencor contra alguien o contra algo, ahora es el momento de sacarte la piedra del zapato. Tienes la garantía de que te sentirás mejor y caminarás mejor.
El 20 de mayo de 1705 el Papa Clemente XI confirmó su culto.

Fuente: catholic.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario