lunes, 24 de junio de 2019

Párate un momento El Evangelio del dia 25 de Junio – MARTES – 12ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Máximo de Turín




25 de Junio – MARTES –
12ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura del libro del Génesis (13,2.5-18):

Abrán era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país.
Abrán dijo a Lot:
«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.»
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto.
Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
El Señor habló a Abrán, después que Lot se había separado de él:
«Desde tu puesto, dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar.»
Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.

Palabra de Dios

Salmo: 14,2-3a.3bc-4ab.5

R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,6.12-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

Palabra del Señor

1.   Prescindimos de la primera frase de este evangelio (Mt 7, 6) que es un
versículo extraño sobre el que se ha discutido mucho (W. Carter). Lo más
probable es que, en el contexto en el que la sitúa Mateo, nos quiere decir que no es lo mismo reprochar que corregir.
El reproche equivale a echar en cara a
otra persona, algo defectuoso, quizá vergonzoso. 
El reproche humilla, separa, crea enemistades y genera quizá odios. 
Impresiona oír a una persona mayor
cuando elogia a otra (con la que ha convivido mucho tiempo): "Jamás me   echó en cara nada". 
La corrección se hace desde la bondad, la confianza, el cariño. Eso no hiere, sino que hace bien y se agradece.  Además, toda expresión de bondad une a las personas.

2.   A continuación, el texto evangélico de hoy nos recuerda la llamada "regla de oro", que es mucho más antigua que el Evangelio. Se encuentra en formulación positiva (haced a otros) y negativa (no hagáis a otros) en la literatura helenista (Herodoto, lsócrates, Diógenes Laercio...) y en la Biblia (Lev 19, 18; Tob 4,15, Exdo 31,15) (W. Carter, H. D. Betz).
Cuando Jesús dice en esto consiste la Ley y los Profetas, lo que Jesús proclama es el resumen o síntesis de lo que Dios
quiere. Y lo que quiere, por encima de todo, es que tratemos a los demás como queremos que ellos nos traten a nosotros.
Cada cual quiere para sí mismo lo
mejor. 
Pues lo mejor hemos de querer para los demás. Y eso, siempre. Se trate de quien se trate. Y se haya portado con nosotros como se haya portado.
Jesús sabía muy bien que el día que la vida funcione así, los problemas de este mundo quedan resueltos.  Todos, absolutamente todos, los que dependen    de la decisión humana, que son muchos más de los que imaginamos.

3.  La alternativa final, que plantea Jesús, entre la puerta estrecha o la puerta ancha, el camino fácil o el camino difícil, son metáforas que remiten a la idea de persecución o sufrimiento a causa   de la misión. Así se deduce del sustantivo que utiliza el texto de Mateo: thlipsis denota "opresión", "tribulación"
(Bauer).
Con lo cual Jesús está afirmando que quien busca de verdad el Reino, tiene que estar dispuesto a superar una de las fuerzas más patéticas y peligrosas de la humanidad: el miedo.
El que no se traga que el Evangelio     comporta peligro, es evidente que no se ha enterado de lo que entraña el Evangelio.

San Máximo de Turín



En Turín, en la provincia de Liguria, san Máximo, primer obispo de esta sede, que llamó al pueblo pagano a la fe de Cristo con su paterna palabra, y con sólida doctrina lo condujo al premio de la salvación eterna (c. 408-423).


Vida de San Máximo de Turín

Obispo y escritor de teología. Nació probablemente en Retia, alrededor del año 380. Murió poco después del 465. Únicamente existen dos fechas comprobadas históricamente acerca de su vida. En 451 fue enviado al sínodo de Milán en el que los obispos del norte de Italia aceptaron la famosa carta (epistola dogmatica) de León I. En ella se definía la doctrina ortodoxa de la Encarnación en contra de los nestorianos y eutiquianos (Mansi, "SS. Conc. Coll. Ampl.", VI, 143). Máximo es el octavo de diecinueve firmantes, y como el orden se determinaba por la edad, Máximo debe haber tenido cerca de setenta años. La segunda fecha establecida es el 465, cuando él estuvo en el sínodo de Roma (Mansi, VII, 959, 965 ss.). En este caso la firma de Máximo sigue inmediatamente después de la del Papa, demostrando con ello que él era el más anciano de los 48 obispos presentes. La fecha aproximada y el sitio de su nacimiento pueden ser deducidos de un pasaje del Sermo 81(P.L., LVII, 695), en el que él mismo se nombra testigo del martirio de tres sacerdotes misioneros en 397, en Anaunia, en los Alpes de Retia. La historia no hace mención alguna de él después del 465. Es el primer obispo de que se tiene memoria en Turín, que en ese entonces era diócesis sufragánea de la sede de Milán. Su sucesor fue san Víctor. Su nombre aparece en el martirologio romano, el día 25 de junio, y la ciudad de Turín lo honra como su santo patrono. Después del siglo XI se escribió una biografía suya, de muy poca credibilidad, que está en las “Acta SS.”, de Junio, VII, 3ª, edición, 44-46. En ella se narra, por ejemplo, que cierto día, un clérigo lo siguió con aviesas intenciones hasta una capilla desierta a la que el santo frecuentemente se retiraba a orar. De repente, el clérigo fue presa de tal sed que debió pedir ayuda a Máximo. Una cierva pasaba ahí en ese instante y Máximo la detuvo para que el clérigo pudiera beber de su leche. Esta leyenda explica por qué san Máximo siempre es representado señalando hacia un ciervo.
Fue autor de numerosos discursos, editados en primera instancia por Bruni, y publicados por órdenes de Pío VI en Propaganda Fidei en 1784 (reimpresos en P.L., LVII). Esos discursos, pronunciados por el santo ante el pueblo, consisten de 118 homilías, 116 sermones y seis tratados (tractatus).
Las homilías 1-16 son de tempore, o sea, siguiendo los tiempos del calendario litúrgico y en las fiestas de Nuestro Señor; 64-82, de sanctis, o sea, pronunciadas con ocasión de la fiesta del día; 83-118, de diversis, o sea, exegéticas, dogmáticas y morales. Los sermones 1-55 son de tempore; 56-93, de sanctis; 93-116, de diversis. Tres de los tratados se refieren al bautismo, uno es apologético contra los no creyentes, y uno contra los judíos. De los últimos dos sólo quedan fragmentos, de cuya genuineidad se duda. El sexto tratado, de cuya genuineidad también existen dudas, contiene breves discursos sobre 23 temas sacados de los Cuatro Evangelios. Un apéndice recoge escritos de incierta autoría: 31 sermones, tres homilías y dos epístolas largas, dirigidas a un amigo enfermo. Muchos de los escritos que Bruni atribuye a Máximo son de dudoso origen. Los discursos son generalmente muy breves y redactados en un lenguaje muy fuerte, aunque a veces demasiado florido.
Entre los muchos temas de liturgia e historia tratados en los discursos están: la abstinencia de la Cuaresma (homilía 14), la prohibición de ayunar y arrodillarse para orar durante el tiempo pascual (homilía 61), el ayuna de la vigilia de Pentecostés (homilía 62), el sínodo de Milán del año 389, en el que fue condenado Joviniano (homilía 9), la próxima invasión de los bárbaros (homilía 94), la destrucción de la iglesia de Milán a manos de los bárbaros (homilía 94), varias supersticiones paganas que aún sobrevivían en su tiempo (homilías 16, 100-102), la supremacía de san Pedro (homilías 54, 70, 72; sermón 114). Todos sus discursos manifiestan gran preocupación acerca del bienestar de su grey. En muchos incluso ataca los resurgimientos del paganismo y defiende la fe ortodoxa frente a los ataques de la herejía.

Fuente: Enciclopedia Católica

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