lunes, 3 de junio de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 de JUNIO – MARTES – 7ª – SEMANA DE PASCUA – C – Santa Ruth




4 de JUNIO – MARTES –
7ª – SEMANA DE PASCUA – C –

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,17-27):

En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.
Cuando se presentaron, les dijo:
«Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Por eso declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he reservado nada; os he anunciado enteramente el plan de Dios.»

Palabra de Dios

Salmo: 67,10-11.20-21

R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Derramaste en tu heredad,
oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada
y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad,
oh Dios, preparó para los pobres. R/.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas,
es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan (17,1-11a):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:
«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.
Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»

Palabra del Señor

1.   Cuando ya la pasión, el fracaso y la muerte, eran un peligro inminente, Jesús
habla de glorificación. Para Jesús, la "gloria" es el "fracaso". Morir crucificado era en los tiempos del Imperio romano, una cosa tan humillante y vergonzosa, que los cristianos tardaron, por lo menos, doscientos años para empezar a representar en público a su Dios como a un miserable crucificado. La imagen más   antigua de un crucificado, que se conserva, es la imagen de un hombre en una cruz, pero con cabeza de burro. Esto se descubrió, en 1856, en los sótanos del Palatino de Roma.  Era una burla contra los cristianos (J. D. Crossan, J. L. Reed).

2.   Jesús habla de tal forma que, en su oración, queda patente que el hecho
de conocer a Dios y de conocer a Jesús son dos formas de conocimiento que nos llevan a una misma e idéntica realidad última, que es Dios en sí mismo.
- ¿Qué significa esto, en última instancia?

3.   Significa que a Dios (lo conocemos) en Jesús, un ser humano.  La grandeza,
la genialidad de "lo humano" está en que es la imagen visible de Dios invisible
(Col 1, 15).
Es, además, la "Palabra" que se hace "carne" (Jn 1, 14). Es el ser humano en el que vemos, oímos y tocamos a Dios (Jn 14, 7 s).
Por todo esto, porque el Inaccesible se nos hizo tan humano y tan cercano, en Jesús, por eso la oración final de Jesús tiene este estilo y este trasfondo triunfal.
Verdaderamente, nuestra humanidad es lo más genial y profundo que Dios nos ha dado.

Santa Ruth


Rut o Ruth, aparece en la Biblia y en el libro que recibe su nombre (Libro de Rut). Su nombre significa compañera.


Vida de Santa Ruth


La moabita, con quien se casó Mahlón después de morir su padre Elimélec. Mahlón, su madre Noemí y su hermano Kilión vivían en Moab. El hambre obligó a la familia a abandonar Belén de Judá, su ciudad natal. Kilión, el cuñado de Rut se casó con Orpá, otra moabita. Con el tiempo, los dos hermanos murieron, y las dejaron viudas y sin hijos. Al enterarse de que Yahvé había vuelto a manifestar su favor a Israel, Noemí emprendió viaje de regreso a Judá acompañada por sus dos nueras. (Rut 1:1-7; 4:9, 10.)
Rut era de origen moabita, pero casada con un israelita que se expatria huyendo de la miseria.
Es nuera de Noemí, ya viudas, ambas están en la miseria. Regresan juntas a Canaán. Rut rebusca en lo que desechan los cosechadores y va a parar al campo de Booz en Belén. A instancias de su suegra, Rut se acuesta a los pies de Booz, quien la toma por esposa y reúne todo lo que fue de Elimelec, marido de Noemí.
Se la cuenta en la genealogía de Jesús, según el Evangelio de San Lucas.
En la Edad Media se vio a Rut como prefiguración de la Iglesia y a Booz como prefiguración de Cristo, y la unión de ambos como prefiguración de la unión entre Cristo y la Iglesia.

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