12 de JUNIO – MIERCOLES –
10ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura de la segunda
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,4-11):
Esta confianza con Dios
la tenemos por Cristo. No es que por nosotros mismos estemos capacitados para
apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios,
que nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva: no de código
escrito, sino de espíritu; porque la ley escrita mata, el Espíritu da vida.
Aquel
ministerio de muerte –letras grabadas en piedra– se inauguró con gloria; tanto
que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el
resplandor de su rostro, caduco y todo como era. Pues con cuánta mayor razón el
ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria. Si el ministerio de la condena
se hizo con resplandor, cuánto más resplandecerá el ministerio del perdón. El
resplandor aquel ya no es resplandor, eclipsado por esta gloria incomparable.
Si lo caduco tuvo su resplandor, figuraos cuál será el de lo permanente.
Palabra
de Dios
Salmo:
98,5.6.7.8.9
R/.
Santo eres, Señor, Dios nuestro
Ensalzad al Señor, Dios
nuestro,
postraos ante el estrado
de sus pies:
Él es santo. R/.
Moisés y Aarón con sus
sacerdotes,
Samuel con los que
invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él
respondía. R/.
Dios les hablaba desde la
columna de nube;
oyeron sus mandatos y la
ley que les dio. R/.
Señor, Dios nuestro, tú
les respondías,
tú eras para ellos un
Dios de perdón,
y un Dios vengador de
sus maldades. R/.
Ensalzad al Señor, Dios
nuestro;
postraos ante su monte
santo:
Santo es el Señor,
nuestro Dios. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«No
creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir,
sino a dar plenitud.
Os
aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la
última letra o tilde de la Ley.
El
que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a
los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero
quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.»
Palabra
del Señor
1.
Se ha dicho -y conviene repetirlo- que este texto es uno de los más
difíciles de interpretar adecuadamente en todo el Evangelio. Si Jesús asegura
que no ha venido a "abolir la ley", - ¿cómo se explica que él mismo
dejara de cumplirla tantas veces? - ¿Por qué tuvo Jesús continuos
enfrentamientos con los doctores o
maestros de la ley? - ¿Qué explicación tienen los frecuentes conflictos
que tuvo con los fariseos, que eran los que se consideraban como los más fieles
observantes de la ley religiosa? - ¿Quién sacaba las cosas de quicio? - ¿Jesús
o los dirigentes religiosos del judaísmo de entonces?
2.
A estas preguntas se puede
responder haciendo toda una serie de explicaciones históricas y de
precisiones mentales. Por ejemplo, la distinción,
tan
repetida, entre la ley escrita (la Torá) y la
ley oral, que era el conjunto de interpretaciones que los rabinos daban de la
ley de Moisés. Todo eso es verdad. Y
es útil saberlo. Pero el fondo y la raíz del
problema, que plantea aquí Jesús, se
refiere a algo mucho más profundo, que se debe
tener muy claro.
3. Jesús dice que él vino al mundo
para llevar la ley a su cumplimiento
pleno y su realización total, utilizando, para decir eso, el verbo
griego pléroó, que
significar llenar o completar totalmente
(H. Hübner, G. Strecker).
En Mt 3, 15 y 5, 17, Jesús quiere
decir, ante todo, que hay que hace respetar la Ley y los Profetas. Pero Jesús
va más lejos. Y nos vino a decir que es necesario modificar la ley mediante una
conducta tan recta que, en ella, la justicia con todos hace que la cristología
se unifica con la ética. Es decir, la vida que llevó Jesús se hace vida en
nosotros.
En esto consiste la "plenitud de
la ley". De esta manera, la mera observancia se traduce y se realiza en un
proyecto de vida.
El proyecto que es el Evangelio.
San Onofre de Egipto
En Egipto, san Onofre,
anacoreta, que en el amplio desierto llevó vida religiosa por espacio de
sesenta años.
Vida de San Onofre de Egipto
Este santo muy honrado en la actualidad por los cristianos
coptos. Se cree fue hijo de un rey egipcio o abisinio y que vivió en el siglo
IV. El demonio instiga a su padre para que lo pase por el fuego como prueba de
si era hijo bastardo. Onofre sale ileso. Fue criado en un convento de la
tebaida egipcia (monjes que vivían en el desierto). Al crecer se aparta de él y
vive como ermitaño. La leyenda cuenta que una columna de fuego lo acompañó
hasta la ermita. Se alimenta con dátiles y agua. Se viste con sus propios
cabellos. Un ángel le llevaba pan y los domingos la Eucaristía. Vivió de esta
forma por 60 años. La leyenda agrega que al morir los ángeles le rindieron
honores.
Oración a San Onofre de Egipto
Glorioso San Onofre, a quien he escogido por mi Patrono y Modelo
particular, y en quien tengo absoluta confianza; concededme que yo experimente
los saludables efectos de tu poderosa intercesión, para con Dios.
En tus manos deposito todas las
necesidades y en particular, la que hoy pongo bajo tu protección. Alcanzadme
pues, este favor, si me conviene, y todas las demás gracias necesarias para
liberarme del pecado, y conseguir mi propia salvación, y aún mi santificación.
Amén
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