18 de Junio – MARTES –
11ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1-9):
Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a
las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su
pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad.
Con
todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda
espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su
aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos:
se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros.
En
vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el
último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo:
en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que
nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad.
No
es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si
vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor
Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su
pobreza.
Palabra
de Dios
Salmo:
145,2.5-6.7.8-9a
R/.
Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el
Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la
tierra,
el mar y cuanto hay en
él;
que mantiene su
fidelidad perpetuamente. R/.
Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los
hambrientos.
El Señor liberta a los
cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los
que ya se doblan,
el Señor ama a los
justos.
El Señor guarda a los
peregrinos. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis
oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo.
Yo,
en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.
Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque,
si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también
los publicanos?
Y
si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen
lo mismo también los gentiles?
Por
tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Palabra
del Señor
1.
El proyecto de Jesús no fue un
"proyecto de religiosidad" o de "espiritualidad".
Fue, antes que ninguna otra cosa, un proyecto de humanización.
Pues bien, si efectivamente, lo que
Jesús planteó fue un proyecto de humanización de la convivencia entre toda
clase de personas, tal proyecto no es posible si no se afronta el problema
número uno de los individuos y de los grupos humanos. Tal problema es, como
sabemos, el odio a los enemigos.
No se trata únicamente del enemigo
personal. Se habla aquí de "enemigos" como un grupo que tiene el
poder de discriminar, despreciar, hacer daño, ejercer violencia.
2.
Como es lógico, al hablar de amor a "enemigos", Jesús no se
refiere a sentimientos, sino a hechos. Es contrario a los instintos básicos del
ser humano
tener sentimientos de afecto similares cuando
se trata de relaciones con
individuos o grupos enfrentados y causantes de
humillaciones y sufrimientos. Si reducimos el amor al mero sentimiento, no es
posible el amor a los enemigos. Pero si
hablamos de amor como sinónimo de
hechos o formas de
conducta, entonces es claro que eso es posible
en la medida en que se trata de conductas que pueden ser controladas desde
decisiones libres.
3.
Como motivación para superar la natural resistencia a esta forma de
conducta (poco frecuente), Jesús apela al ejemplo del Padre. Dios no hace distinciones.
Ni trata mejor a los buenos que a los
malos. Ahora bien, si -según las
creencias evangélicas- Dios se porta así, la
conducta del creyente tiene que ser un calco del comportamiento de Dios con
todos los seres humanos. En eso consiste la perfección que Dios quiere y espera
de nosotros.
San Ciriaco y Santa Paula
Los Reyes Católicos consagraron a
los Santos Mártires Ciriaco y Paula una de las cuatro parroquias fundacionales
tras la reconquista en 1487.
Designaron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula Patronos de la
ciudad de Málaga en 1490, e incluyeron a los Santos Patronos en el Escudo de
Armas en 1494. Todos estos aspectos han permanecido inalterados hasta el
momento presente. El día 18 de Junio ha sido una fiesta fundamental en la
ciudad durante siglos, aunque de forma intermitente. Hasta el año 1986, el día
18 de Junio era fiesta local civil.
La tradición transmitida ampliamente en la historiografía local
afirma que los Santos Ciriaco y Paula fueron dos jóvenes malagueños
pertenecientes a una floreciente comunidad cristiana existente en nuestra
ciudad y presidida por el Obispo San Patricio. Apresados en el contexto de la
décima persecución del emperador Diocleciano y Maximiano, fueron sometidos a
dolorosos tormentos con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a
las divinidades paganas. Como no
consiguieron tal propósito, fueron condenados a muerte y lapidados, atados a
sendos troncos de unas palmeras, esto sucedió en el margen del río Guadalmedina
el día 18 de Junio del año 303 de nuestra era, en el lugar que aún hoy
conocemos como Paseo de Martiricos. Ocurrida la muerte, cayó un fuerte aguacero
que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus hermanos cristianos los
recogieron y procedieron a su sepultura. Se desconocen los datos en torno a su
nacimiento, infancia o juventud. se ignora dónde han sido depositados sus cuerpos,
aunque tradicionalmente se afirmaban que no podían estar muy lejos de la
ciudad, junto a la ribera del río Guadalmedina, de donde se arrancaron las
piedras para lapidarlos.
En 1581 se dejó sentir un fuerte terremoto en la iglesia de los
Santos Mártires, como apenas hubo que lamentar pérdidas, decidieron el 16 de
Junio de 1582 hacer un voto solemne y declarar día festivo con obligación de
oír misa el 18 de junio, día de los Santos Mártires, en la ciudad y sus
arrabales. En el mismo cabildo la Ciudad acordó mandar labrar dos estatuas de
plata para que fueran sacadas en procesión en el día de su fiesta. Estas
imágenes, donadas por el Cabildo municipal, fueron procesionadas por primera
vez el 18 de junio del año 1604. El 5 de Febrero de 1810 entraron los franceses
en Málaga y arrebataron a los malagueños las dos estatuas de los Santos
Patronos debido a su precioso metal.
Hay buena prueba de la memoria de los Santos Ciriaco y Paula en
el callejero de la ciudad: La Barriada de Santa Paula y unos jardines, están
dedicados en honor de nuestra Patrona. El Paseo de Martiricos, junto al río
Guadalmedina, guarda tradición del lugar del martirio. En Ciudad Jardín tenemos
calle San Ciriaco y calle Santa Paula.
La denominada Plaza de los Mártires Ciriaco y Paula, y la calle
Mártires junto al templo parroquial de los Santos Mártires Ciriaco y Paula. Muy
cerca, además, está la calle Santos, también dedicada a los Patronos,
recogiendo la tradición que afirmaba que los jóvenes Santos se conocieron en
una panadería situada en esa vía, en la que trabajaban ambos.
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