3 de AGOSTO – SÁBADO –
17ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
del libro del Levítico (25,1.8-17):
El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí:
«Haz
el cómputo de siete semanas de años, siete por siete, o sea cuarenta y nueve
años.
A
toque de trompeta darás un bando por todo el país, el día diez del séptimo mes.
El día de la expiación haréis resonar la trompera por todo vuestro país.
Santificaréis
el año cincuenta y promulgaréis la manumisión en el país para todos sus
moradores. Celebraréis jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y retornará a
su familia.
El
año cincuenta es para vosotros jubilar; no sembraréis ni segaréis el grano de
ricio ni cortaréis las uvas de cepas bordes. Porque es jubileo; lo considerarás
sagrado. Comeréis de la cosecha de vuestros campos.
En
este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Cuando realices operaciones
de compra y venta con alguien de tu pueblo, no lo perjudiques. Lo que compres a
uno de tu pueblo se tasará según el número de años transcurridos desde el
jubileo. Él a su vez te lo cobrará según el número de cosechas anuales: cuantos
más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, menor será el precio.
Porque él te cobra según el número de cosechas.
Nadie
perjudicará a uno de su pueblo. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios.»
Palabra
de Dios
Salmo:
66
R/. oh Dios, que te alaben
los pueblos,
que todos los pueblos te
alaben
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre
nosotros;
conozca la tierra tus
caminos,
todos los pueblos tu
salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo
con justicia,
riges los pueblos con
rectitud
y gobiernas las naciones
de la tierra. R/.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor,
nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman
hasta los confines del
orbe. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (14,1-12):
En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús, y
dijo a sus cortesanos:
«Es
Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él
fuerzas milagrosas».
Es
que Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa
de Herodías, mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decía que no le estaba
permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, tenía miedo a la
gente, porque creían que Juan era un profeta.
El
día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos, y le
gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella,
aconsejada por su madre, le dijo:
«Dame,
ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».
El
rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó degollar a Juan en la cárcel.
Trajeron,
pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a
su madre.
Después vinieron los
discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a
avisarle a Jesús.
Palabra
del Señor
1.
Los especialistas en el estudio de los evangelios, están de acuerdo en
que la
fuente de donde Mateo toma este episodio es Mc
6, 14-29. (U. Luz). Pero Mateo abrevió el relato.
En todo caso, lo que queda patente es
que Juan y Jesús tenían los mismos enemigos. Así aparece en Mt 3, 7; 11, 18 s;
21, 23. 32.
Los dos fueron grandes profetas, que
se apartaron de la religión oficial. Cosa que es patente en el caso de Juan
cuyo padre era un sacerdote del Templo. Pero él se alejó de aquella
"profesión" y se fue al desierto solitario. Para prepararse con
vistas a su misión de preparar la aparición de Jesús, el Mesías.
Juan y Jesús fueron hombres libres,
que hablaron con libertad y dijeron lo que tenían que decir. Eso les costó a
los dos el mismo final: la muerte violenta de los poderes dominantes.
2.
Limitándonos al caso de Juan, su proyecto de vida le llevó a denunciar
la
vida de corrupción y escándalo en que vivía el
rey. Lo que le costó la cárcel y la vida.
Es duro vivir con coherencia y hablar
con libertad en una sociedad escandalosamente corrupta. Porque si uno pretende ser coherente, por eso
mismo se ve enfrentado a elegir entre la
coherencia o la mala conciencia.
La coherencia implica no callar. Porque,
en tales condiciones, el silencio es
complicidad con los corruptos. Que es lo que hace posible que el mal se perpetúe. Es un hecho que la corrupción (política,
económica, religiosa...) se perpetúa
mediante el silencio de las personas de orden, es decir, gracias a la bondad
de las buenas personas.
El día en que los sumisos dicen "¡Basta!",
ese día la corrupción se deshace como la sal en el agua.
Quienes más ayudan a la corrupción son los "buenos silenciosos", los "prudentes",
que son, en definitiva, los "cobardes" disimulados de honestos.
3.
Los poderosos usan y abusan de su poder porque hay "prudentes"
que prefieren pasar por gente equilibrada, antes que crearse (o crear) complicaciones
ante los poderes públicos.
El asesinato de Juan Bautista es una buena
lección de honradez ética y de desvergüenza política, ambas cosas.
San Asprenato de Nápoles
En Nápoles, de la Campania, san Asprenato, primer obispo de la
ciudad (s. II/III)..
Breve Biografía
Muchos napolitanos, por la gran devoción para el patrón principal
de la ciudad san Genaro y de su espectacular milagro anual de la licuefacción
de la sangre, ha olvidado o hasta ignoran que el primer obispo de la naciente
comunidad cristiana de Nápoles fue san Asprenato, mientras san Genaro fue
obispo de Benevento y mártir en Pozzuoli en las proximidades de Nápoles.
De san Asprenato se sabe que vivió entre finales del siglo I y
principios del siglo II, época en que los más recientes estudios arqueológicos,
fijan los principios de la Iglesia napolitana, y como confirmación de esto, se
sabe que el nombre Asprenato fue muy popular en el período de la república y en
los primeros tiempos del imperio romano, luego cayó en desuso.
Varios antiguos documentos comprendidos en el famoso Calendario
Marmóreo de Nápoles certifican su existencia durante los mandatos de los
emperadores Trajano y a Adriano y fijan en veintitrés años la duración de su
episcopado.
De su vida no se sabe nada cierto, pero una antiquísima leyenda
repetida con modificaciones en textos posteriores, cuenta que san Pedro,
fundada la Iglesia de Antioquía, se encaminó hacia Roma con algunos discípulos,
pasó por Nápoles, aquí encontró una viejecita enferma (identificada luego como
santa Cándida La Anciana), quien prometió adherirse a la nueva fe si se curaba.
Pedro hace una oración pidiendo la sanación, a lo que los discípulos
de Antioquía contestaron con ¡Amén!, Cándida se sanó, y encomienda cure también
a un amigo suyo llamado Asprenato enfermo desde hace tiempo y que si lo curara
también ciertamente se convertiría.
En este instante Pedro también intercede y logra que sea curado,
y luego de catequizarlo, lo bautiza. El cristianismo vivía una rápida difusión
en Nápoles, y cuando Pedro decidió retomar el viaje hacia Roma, consagro a
Asprenato como obispo.
Él hizo construir el oratorio de Santa María del Principio sobre
que surgirá la basílica de santa Restituta y fundó la iglesia de san Pedro en
Aram donde todavía hoy se conserva el altar sobre el que el apóstol celebró el
Sacrificio.
El santo obispo murió rico en méritos, y varios milagros fueron
conseguidos por su intercesión; su cuerpo fue llevado al oratorio de santa
María del Principio, algunos estudios más recientes dicen que las reliquias
están en las catacumbas de san Genaro, en cuyas alas superiores están las
imágenes, no bien conservadas, de los primeros 14 obispos napolitanos.
Después de san Genaro es el segundo de los 47 santos protectores
de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de
san Genaro en la Catedral (el Duomo), aquí también esta conservado el bastón
con el que san Pedro lo curó.
En la ciudad, en épocas diferentes, fueron elegidas dos iglesias
en su honor y una capilla le es dedicada en la antiquísima basílica de santa
Restituta.
Es invocado para calmar la jaqueca, su fiesta litúrgica es
recordada en el Martirologio Romano y en el Calendario Marmóreo al 3 de agosto.
Fuente: Santiebeati.it
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