27 de AGOSTO – MARTES –
21ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,1-8):
Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra visita no fue inútil. A
pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis,
tuvimos valor –apoyados en nuestro Dios– para predicaros el Evangelio de Dios
en medio de fuerte oposición.
Nuestra
exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino
que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos,
no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones.
Como
bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada.
Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los
demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado
autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre
cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo
el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais
ganado nuestro amor.
Palabra
de Dios
Salmo:
138,1-3.4-6
R/.
Señor, tú me sondeas y me conoces
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me
siento o me levanto,
de lejos penetras mis
pensamientos;
distingues mi camino y
mi descanso,
todas mis sendas te son
familiares. R/.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes
toda.
Me estrechas detrás y
delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me
sobrepasa,
es sublime, y no lo
abarco. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (23,23-26):
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta,
del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la
compasión y la sinceridad!
Esto
es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos,
que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y
el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo
ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por
fuera.»
Palabra
del Señor
1.
La mentalidad religiosa tradicional, conservadora y observante es una forma
de pensamiento que desarrolla una voluntad ejemplar, en ciertas prácticas
inexplicable, al tiempo que y en otras cosas resulta contradictoria.
Por supuesto, una persona, que se entrega
a este tipo de vida, denota una gran generosidad y, a veces, derroches de buena voluntad y hasta heroísmo. Pero,
al mismo tiempo, con esa actitud básica, se
produce una desviación chocante.
Se trata de la desviación que pone
enorme empeño en el cumplimiento
exacto de cosas intranscendentes, al tiempo
que el sujeto ni se da cuenta de
las contradicciones quizá enormes en que vive.
Por ejemplo, en los conventos o en las
prácticas litúrgicas, se concede una
importancia exagerada a la observancia de la puntualidad, el silencio,
el cumplimiento de determinados rituales, y, al mismo tiempo, la persona que cumple
todo eso al detalle no se para a pensar en el sistema económico que la sustenta
y que le da seguridad... o en las vinculaciones políticas que le dan sentido a
su vida.
2.
Otra incoherencia, frecuente en este modelo de personas, es cuidar sobre
todo de la apariencia externa, lo que la gente
ve, lo que se sabe y se comenta.
Y al mismo tiempo, "los trapos sucios se
lavan en casa". Con lo que no hay motivo
de especial preocupación. Lo malo es cuando ciertas cosas se saben en la calle.
Esto es lo que explica, por ejemplo,
que, durante tanto tiempo, no se haya ni sospechado nada de los escándalos de
pederastia, de venta de niños, de denuncias que han hecho determinados clérigos
para que se meta en la cárcel a ciertos "pecadores" o gentes que
desagradan a la Iglesia y a "la derecha" de toda la vida.
El texto del evangelio indica que se
puede llegar al exceso "robos" y "desenfrenos". Dos
palabras muy duras. O sea, el mal que ni imaginamos. Así de fuerte.
3. Todo
esto, que sucedía en tiempo de Jesús,
ha seguido pasando en las
siguientes generaciones. Mientras la Iglesia
ha cultivado más la religión que la
fidelidad al Evangelio, en ambientes
religiosos, en instituciones que gozan de
enorme prestigio, entre personas estimadas como
lo más respetable de este
mundo, ha pervivido y se mantiene la "asombrosa contradicción". Esa
fuerza
maligna, que tanto daño nos hace a todos.
Santa Mónica
Nació en Tagaste (África) en el
año 331, de familia cristiana. Muy joven, fue dada en matrimonio a un hombre
llamado Patricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya
conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Fue un modelo de madres;
alimentó su fe con la oración y la embelleció con sus virtudes. Murió en Ostia
en el año 387.
Vida de Santa Mónica
Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de San Agustín y por
haber logrado la conversión de su hijo.
Mónica nació en Tagaste (África del Nort ) a unos 100 km de la ciudad
de Cartago en el año 332.
FORMACION FUERTE:
Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa,
pero de muy fuerte disciplina. Ella no las dejaba estar tomando bebidas entre
horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente) pues les decía:
"Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y
después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde está el vino,
tomarán licor y esto les hará mucho daño." Mónica le obedeció los primeros
años, pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez
que tenía sed tomaba un vaso de vino. Más sucedió que un día regaño fuertemente
a un obrero y este por defenderse le grito ¡Borracha! Esto le impresiono
profundamente y nunca lo olvido en la vida, y se propuso no volver a tomar
jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada (en ese tiempo
bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue
admirable.
UN ESPOSO TERRIBLE:
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad ( como su
nombre lo indica ) pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un
hombre llamada Patricio. Este era un buen trabajador, pero terriblemente
malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión, ni gusto por lo
espiritual. La hará sufrir lo que no esta escrito y por treinta años ella
tendrá aguantar los tremendos estallidos de ira de su marido que grita por el
menor disgusto, pero este jamás se atreverá a levantar la mano contra ella.
Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría
y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años.
VIUDA Y CON UN HIJO
REBELDE :
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su
esposa y su generosidad tan grande con los pobres, nunca se oponía a que ella
se dedicara a estas buenas obras. y quizás por eso mismo logro su conversión.
Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la
gracia de que en el año de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo lo
hiciera la suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el
hogar de su nuera le había amargado harto la vida a la pobre Mónica. Un año
después de su bautismo, murió santamente Patricio, dejando a la pobre viuda con
el problema de su hijo mayor.
EL MUCHACHO DIFICIL
:
Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que su hijo mayor era
extraordinariamente inteligente, y por eso lo enviaron a la capital del estado,
la ciudad de Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria. Pero Agustín
tuvo la desgracia de que su padre no se interesaba nada de sus progresos
espirituales. Solo le importaba que sacara buenas notas, que brillara en las
fiestas sociales y que sobresaliera en los ejercicios físicos, pero acerca de
la salvación de su alma, no se interesaba ni le ayudaba en nada. Y esto fue
fatal para él, pues fue cayendo de mal en peor en pecados y errores.
UNA MADRE FUERTE :
Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a
Mónica noticias cada vez peores, de que el joven llevaba una vida nada santa. que,
en una enfermedad, ante el temor a la muerte se había hecho instruir acerca de
la religión y propuesto hacerse católico, pero que sanado de la enfermedad
había abandonado el propósito de hacerlo. Y que finalmente, se había hecho
socio de una secta llamada de los Maniqueos, que afirmaban que el mundo no lo
había hecho Dios, sino el Diablo. Y Mónica que era bondadosa pero no cobarde,
ni floja, al volver su hijo a vacaciones y empezar a oírle mil barbaridades
contra la verdadera religión, lo hecho sin más de la casa y le cerró las
puertas, porque bajo su techo no quería alberga enemigos de Dios.
LA VISION ANIMADORA:
Pero sucedió que en esos días Mónica tuvo un sueño en el que vio que
ella estaba en bosque llorando por la pérdida espiritual de su hijo y que en
ese momento se le acercaba un personaje muy resplandeciente y le decía:"tu
hijo volverá contigo " y enseguida vio a Agustín junto a ella. Le narro al
muchacho el sueño tenido y el dijo lleno de orgullo que eso significaba que la
madre se iba a volver maniqueísta como el. Pero ella le respondió : "En el
sueño no me dijeron, mama ira a donde su hijo, sino tu hijo volverá
contigo" Esta hábil respuesta impresionó mucho a su hijo, quien mas tarde
la consideraba como una inspiración del cielo. Esto sucedió en el año 437.
Faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera-
LA RESPUESTA DE UN
OBISPO:
Por muchos siglos ha sido muy comentada la bella respuesta que un
obispo le dio a Mónica cuando ella le contó que llevaba años y años rezando,
ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión
de Agustín. El obispo le respondió : "Este tranquila, es imposible que se
pierda el Hijo de tantas lagrimas". Esta admirable respuesta y lo que
había oído en el sueño, la llenaban de consuelo y esperanza, a pestar de que
Agustín no daba la menor señal de arrepentimiento.
UN HIJO QUE SE FUGA
Y UNA MADRE QUE LO VA SIGUIENDO :
Cuando tenía 29 años, el joven decidió ir a Roma a dar clases allá.
Ya era todo un doctor. Mama se propuso irse con él para librarlo de todos los
peligros morales. Pero Agustín le hizo una jugada tramposa (de la cual se
arrepintió mucho mas tarde ) Al llegar junto al mar le dijo a Mónica que se
fuera a rezar a un templo, mientras iba a visitar a un amigo, y lo que hizo fue
subirse al barco y salir rumbo a Roma, dejándola sola allí, pero Mónica no era
mujer débil para dejarse derrotar tan fácilmente. Tomo otro barco y se dirigió
hasta Roma.
UN PERSONAJE QUE
INFLUYO MUCHO :
En Milán; Mónica se encontró con el Santo más famoso de la época, San
Ambrosio, arzobispo de esa ciudad. En él se encontró un verdadero padre lleno
de bondad y de sabiduría que la fue guiando con prudentes consejos. Además
Agustín se quedo impresionado por su enorme sabiduría y la poderosa
personalidad de San Ambrosio y empezó a escucharle con profundo cariño y a
cambiar sus ideas y entusiasmarse por la fe católica.
LA CONVERSION:
Y sucedió que en año 387, Agustín al leer unas frases de San Pablo
sintió una impresión extraordinaria y se propuso cambiar de vida. Envió lejos a
la mujer con la cual vivía en unión libre, dejo sus vicios y malas costumbres.
Se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese
año se hizo bautizar.
YO PUEDO MORIR
TRANQUILA :
Agustín, ya convertido, dispuso volver con s madre y su hermano, a su
tierra, en el Africa, y se fueron al puerto de Hostia a esperar el barco. Pero
Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba es esta vida, que era ver la
conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en
una casa junto al mar, por la noche al ver el cielo estrellado platicando con
Agustín acerca de como serán las alegrías que tendremos en el cielo, y ambos se
emocionaban comentando y meditando los goces celestiales que nos esperan. En
determinado momento exclamo entusiasmada : " ¿ Y a mí que más me puede
amarrar a la tierra ? Ya he obtenido mi gran deseo, el verte cristiano
católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de Dios". Poco después le
invadió la fiebre, y en pocos días se agravo y murió. Lo único que pidió a sus
dos hijos es que no dejaran de rezar por el descanso de su alma. Murió en el
año 387 a los 55 años de edad.
Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos siglos
a Santa Mónica, para que les ayude a convertir a sus esposos e hijos, y han
conseguido conversiones admirables.
La pintan como vestida de monja (porque así se vestían en ese tiempo
las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, huyendo de los adornos y de
la vanidad) y con un bastón de caminante, en recuerdo que hizo de los viajes
buscando a su hijo para convertirlo, y con un libro en la mano, para no olvidar
que fue la lectura de una página de la Biblia lo que obtuvo que Agustín se
decidiera a convertirse definitivamente.
Oración a Santa Mónica
¡Oh gloriosa Santa Mónica, espejo de esposas, modelo de madres,
consuelo de viudas, mujer admirable, a quien Dios infundió el espíritu de
oración y concedió aquel don de lágrimas con que supisteis hacer violencia al
Dios de las misericordias para que se compadeciera de vuestros gemidos,
escuchara vuestras plegarias y os concediera el fin de todos vuestros deseos!,
a vuestras plantas venimos hoy las que sufrimos y lloramos en los tristes
caminos de la vida, a suplicaros que nos alcancéis el espíritu de oración que
Vos tuvisteis y la compunción que merecen nuestras culpas, para que derramando
con humildad nuestro corazón ante el Dios de toda piedad y misericordia,
alcancemos la gracia de vivir la santa vida que Vos vivisteis en la tierra, y
merezcamos la gloria que Vos gozáis ahora en el cielo, en compañía de nuestros
padres, esposos e hijos, y de todos los que por la sangre y el afecto nos
pertenecen y son en Jesucristo, Señor nuestro, amados y queridos de nuestro
corazón.
Amén.
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