viernes, 30 de agosto de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 de AGOSTO – SÁBADO – 21ª – SEMANA DEL T. O. – C – SAN RAMON NONATO




31 de AGOSTO – SÁBADO –
21ª – SEMANA DEL T. O. – C –
SAN  RAMON NONATO

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,9-11):

Acerca del amor fraterno no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los unos a los otros. Como ya lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia.
Hermanos, os exhortamos a seguir progresando: esforzaos por mantener la calma, ocupándoos de vuestros propios asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.

Palabra de Dios

Salmo: 97,1.7-8.9

R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos."
Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió:
"Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes."»

Palabra del Señor

1.  Para no pocos estudiosos de los evangelios, esta parábola es un problema que plantea un problema sin solución.  Porque en esta historia se nos presenta un Dios que es tan generoso como intolerante y exigente, que resulta insoportable.    
Porque se interpreta como si hablase   de un Dios que es ejemplo de generosidad    y de exigencia a la vez.
O sea, Dios sería tan generoso
como temible para castigar. Pero, por suerte para nosotros, la parábola no se
refiere ni a lo que Dios nos da, ni a lo que Dios nos va a exigir el día del juicio.
El asunto va por otro camino muy   distinto. ¿De qué se trata?

2.   No se puede interpretar a Dios como un "negociante", que busca ganancias. Y que pide cuentas a sus hijos, para que cada uno le explique lo que su vida ha rendido de ganancias celestiales. Eso sería la anulación de todo el Evangelio.
Entonces, ¿dónde está la clave de explicación de la parábola?
La clave está en el "miedo". El miedo    que tenemos que arrancar de nosotros mismos en nuestras relaciones con Dios. Es decir, el miedo que tuvo el último de los empleados, el que recibió solo un talento.
Precisamente, la perdición de aquel   desgraciado fue su miedo. Y la parábola viene a decir: el que se relaciona con Dios desde el miedo, está perdido. Porque el miedo bloquea, paraliza y condena a la esterilidad.
Además, el miedo deforma por completo nuestra relación con Dios. Si
decimos que "Dios es Amor" (1 Jn 4, 8. 16), entonces es exacto lo que ha escrito
J. Dupont:  "El amor no tiene miedo al riesgo". Y el que va por la vida asustado
por el riesgo, es que no cree en Dios. En el Dios de Jesús.

3.   En efecto, el empleado que recibió solo un talento le tuvo tanto miedo al señor y dueño, que escondió el talento para devolverlo tal cual a su señor y amo.
Pero esto precisamente, el miedo, fue su ruina y perdición. El miedo fue lo que le llevó al castigo y a la ruina. El miedo le paralizó, le bloqueó y le impidió hacer algo útil en la vida.

4.   La enseñanza que se nos da aquí, está en que lo más práctico y directo de
la parábola se refiere a la gestión que la Iglesia hace de las cosas de Dios. Para
la Iglesia, es tan importante el miedo, que, si no fuera por la "mentalidad del
miedo" que inocula en la conciencia de sus fieles, la Iglesia no podría funcionar como funciona. 
La Iglesia predica un Dios que mete miedo, una moral que da miedo, un juicio que a todos nos asusta. Y así, somete a la gente; y la lleva a los confesionarios, y la obliga a obedecer a cuanto dice el Papa y los obispos. Y los curas hacen lo que dice el obispo, y los obispos hacen lo que dice el Papa, y los teólogos enseñan lo que dice el Catecismo, aunque muchos estén en desacuerdo con todo eso. Pero el miedo les obliga a callarse o a medir las palabras, para no dar pie a que se les acuse ante los superiores religiosos.
Una Iglesia desinhibida del miedo, sería una Iglesia distinta, sería otra cosa. Por eso hay que terminar con esta pregunta: ¿en qué creemos más, en el amor o en el miedo?



Cardenal - Año 1240

San Ramón Nonato: te rogamos
por todos los católicos que tienen que sufrir
por defender nuestra santa religión.
Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir su madre. Ella murió al dar a luz. Después de la muerte le hicieron cesárea para que el niño pudiera nacer.

Ramón significa: "protegido por la divinidad" (Ra=divinidad. Mon = protegido).
San Ramón nació en Cataluña, España, en 1204. Muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios que se dedicaban a rescatar cautivos que los mahometanos habían llevado presos a Argel. Lo recibió el mismo San Pedro Nolasco, fundador de la Comunidad.
Pocos años después de haber entrado de religioso fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en África. Allá gastó todo el dinero en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.
Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.
Como entre los musulmanes está absolutamente prohibido hablar de la religión católica, y Ramón se dedicó a instruir en la religión a sus compañeros de esclavitud y aun hasta a algunos mahometanos, le dieron terribles tormentos y lo azotaron muchas veces hasta dejarlo casi muerto. Y al fin, como no se callaba, le amarraron la cara a una correa a la cual le echaron candado, para que no pudiera hablar, y no abrían el candado sino cuando iba a comer.
El jefe musulmán, con la esperanza de que Ramón volviera a España y le llevara más dinero para rescatar cristianos, lo dejó en libertad. Pero se dedicó a hablar de nuestra religión a cuantas más personas podía. Esto hizo arder en cólera a los mahometanos y lo volvieron a encarcelar y a atormentar. Al fin San Pedro Nolasco envió a algunos de sus religiosos con una fuerte suma de dinero y pagaron su rescate y por orden de sus superiores volvió a España.
Como premio de tantos heroísmos, el sumo Pontífice Gregorio IX lo nombró Cardenal. Pero San Ramón siguió viviendo humildemente como si fuera un pobre e ignorado religioso.
El Santo Padre lo llamó a Roma para que le colaborara en la dirección de la Iglesia, y el humilde Cardenal emprendió el largo viaje a pie. Pero por el camino lo atacaron unas altísimas fiebres y murió. Era el año 1240. Apenas tenía 36 años. Pero había sufrido y trabajado muy intensamente, y se había ganado una gran corona para el cielo.
A San Ramón le rezan las mujeres que van a tener un hijo, para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro ni tormentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario