martes, 6 de agosto de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 de AGOSTO – MIÉRCOLES – 18ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Sixto II papa



7 de AGOSTO – MIÉRCOLES –
18ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura del libro de los Números (13,1-2.25–14,1.26-30.34-35):

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán:
«Envía gente a explorar el país de Canaán, que yo voy a entregar a los israelitas: envía uno de cada tribu, y que todos sean jefes.»
Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país; y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad israelita, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la comunidad y les enseñaron los frutos del país.
Y les contaron:
«Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; es una tierra que mana leche y miel; aquí tenéis sus frutos. Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas (hemos visto allí hijos de Anac).
Amalec vive en la región del desierto, los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán.»
Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés y dijo:
«Tenemos que subir y apoderarnos de esa tierra, porque podemos con ella.»
Pero los que habían subido con él replicaron:
«No podemos atacar al pueblo, porque es más fuerte que nosotros.»
Y desacreditaban la tierra que habían explorado delante de los israelitas:
«La tierra que hemos cruzado y explorado es una tierra que devora a sus habitantes; el pueblo que hemos visto en ella es de gran estatura.
Hemos visto allí gigantes, hijos de Anac: parecíamos saltamontes a su lado, y así nos veían ellos.»
Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos, y el pueblo lloró toda la noche.
El Señor dijo a Moisés y Aarón:
«¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada protestando contra mí?
He oído a los israelitas protestar de mí.
Pues diles:
"Por mi vida –oráculo del Señor–, que os haré lo que me habéis dicho en la cara; en este desierto caerán vuestros cadáveres, y de todo vuestro censo, contando de veinte años para arriba, los que protestasteis contra mí no entraréis en la tierra donde juré que os establecería.
Sólo exceptúo a Josué, hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné. Contando los días que explorasteis la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa un año por cada día, cuarenta años. Para que sepáis lo que es desobedecerme. Yo, el Señor, juro que trataré así a esa comunidad perversa que se ha amotinado contra mí: en este desierto se consumirán y en él morirán.»

Palabra de Dios

Salmo: 105,6-7a.13-14.21-22.23

R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.
Bien pronto olvidaron sus obras,
y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa. R/.
Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.
Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28):

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»
Él no le respondió nada.
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando.»
Él les contestó:
«Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
«Señor, socórreme.»
Él le contestó:
«No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso:
 «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor

1.  A primera vista, Jesús queda aquí en mal lugar. Porque aparece como un
judío integrista e intransigente, que desprecia a los extranjeros y paganos.
Tal era el caso de esta mujer cananea o siro-fenicia (O. Eissfeldt).
Sin embargo, si este relato se analiza despacio y hasta el final, lo que queda en pie es precisamente la ejemplaridad de Jesús en el trato que la da al caso doloroso de esta mujer.
¿Por qué?

2.  Supuesta la verdad del episodio y la exactitud del relato, hay que tener en cuenta varias cosas para entenderlo correctamente:  
1)  No sería honesto intentar limar la dureza del comportamiento de Jesús, en su primer momento. Los hechos son los hechos. Y lo primero en la vida es ser honestos con la realidad, por dura que sea.
2) El episodio sucedió en tierra de "infieles", para la mentalidad israelita.
3) Jesús era un israelita, educado en su cultura y en su religión.
4) La convicción que tenían los israelitas de ser los "elegidos", los hijos
del "pueblo preferido" por Dios, les llevaba a pensar espontáneamente que
los favores divinos eran, ante todo, para ellos.
5) No es de extrañar que hubiera
momentos o situaciones en que Jesús, como todo israelita, pensara de esta
manera. 
6) Esto es lo que explicaría la resistencia inicial de Jesús y hasta las
duras palabras que Jesús le dirige a aquella mujer "pagana".
7)  No nos debe sorprender nada de esto, ya que Jesús era humano, plenamente humano, y con las limitaciones que no son sino consecuencias de los condicionantes
humanos de nuestra limitada condición.

3.  Todo esto supuesto, este evangelio, en vez de rebajar la grandeza de la
personalidad de Jesús, lo que hace es   engrandecerla más.  - ¿Por qué? 
Muy sencillo: la mujer cananea, que le pide la curación de su hija, es una madre que sufre; y que sufre mucho porque   quiere mucho a su hija.
Para aquella mujer, lo más importante en la vida no era ni su patria, ni su religión, sino su hija. Y en eso fue en lo que coincidió totalmente con Jesús.
No podemos saber, con toda precisión, por qué Jesús le contestó a aquella mujer como aquí se cuenta.  Lo único que sabemos con certeza, según el relato, es que, para Jesús, el amor de aquella madre era la fe de aquella madre. Y el criterio evangélico es que donde hay fe, hay curación, hay salvación, sea cual sea la nacionalidad, las creencias, las prácticas religiosas, etc.
En definitiva, este episodio es la prueba más fuerte de que lo decisivo, para Jesús, no es la religiosidad, sino la   humanidad. Y es evidente que la humanidad de aquella madre era enorme.

San Sixto II papa

                                 
 
















Fue ordenado obispo de Roma en el año 257. Al año siguiente, mientras celebraba la sagrada liturgia en el cementerio de Calixto, fue detenido por unos soldados, en virtud del edicto del emperador Valeriano, y ejecutado al momento, junto con cuatro de sus diáconos, el día 6 de agosto.
Recibió sepultura en el mismo cementerio.

Breve Semblanza

San Sixto nació en Atenas. Siendo diácono de la Iglesia romana, sucedió al Papa San Esteban en la silla de San Pedro por los años 257, durante la persecución de Valeriano.
San Sixto es titulado por San Cipriano: prelado pacífico y excelente. Y efectivamente un poco de paz sí se apresuró a llevar, apenas fue elegido, a las iglesias de Roma y de Cartago en cruenta lucha por la cuestión del bautismo a los herejes. (ver San Esteban I).
Tuvo una reconciliación con S. Cipriano, pero no hubo tiempo para profundizar un diálogo, pues debió enfrentar una nueva emergencia: Valeriano desató una segunda persecución contra los cristianos. Éstos fueron invitados a abjurar, so pena de la expropiación de los bienes y la decapitación.
A fines del mes de agosto del 258, San Cipriano, que sería decapitado el 14 de septiembre, escribía a uno de sus colegas: «Valeriano, en un escrito al Senado, ha dado la orden de que los obispos, sacerdotes y diáconos sean ejecutados inmediatamente. Sabed que Sixto ha sido muerto en un cementerio el 6 de agosto, y con él cuatro diáconos». La noticia era exacta. El 6 de agosto, el Papa Sixto II había sido apresado en el cementerio de Calixto y decapitado junto con los diáconos Genaro, Magno, Vicente y Esteban. Otros dos, Felicísimo y Agapito habían corrido la misma suerte en el cementerio próximo al Pretextato.
Nos hallamos ante la página más gloriosa de la historia de la Iglesia romana durante las persecuciones. Cipriano podía apoyarse en este testimonio para invitar a los cristianos de África «a la lucha espiritual: de tal suerte -dice - que cada uno de nosotros no piense tanto en la muerte cuanto en la inmortalidad y que, consagrados a Dios con todas las energías de su fe y de su entusiasmo, sientan antes la alegría que el miedo a la hora de una confesión, en la que saben que los soldados de Dios no reciben la muerte, sino antes bien, la corona» (Carta 80).
En la pared derecha de la Cripta de los Papas se conservan, juntados, dos fragmentos originales de un primer poema de San Dámaso, dedicado al Papa Sixto II para celebrar su glorioso martirio.


"Cuando la espada (persecución)
las pías entrañas de la Madre (Iglesia) traspasaba, aquí el obispo sepultado (Sixto II) la doctrina (las divinas Escrituras) enseñaba.
Llegan de improviso soldados y arrestan, allí al sentado en cátedra (la cátedra episcopal), mientras los fieles ofrecen sus cuellos a la guardia enviada (es decir, intentan salvar al Papa a costa de su vida).
Apenas el anciano (obispo) supo que uno quiso arrebatarle la palma (del martirio), él mismo fue el primero en ofrecerse y dar su cabeza a la espada, para que así a ninguno pudiera herir una tan impaciente rabia (pagana).
Cristo que distribuye los premios de la vida, reconoció el mérito del pastor, defendiendo El mismo el resto de su grey".





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